Némesis Capítulo 12

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Ni siquiera llamó a la puerta, entró como un huracán en la habitación. Kher estaba acostado en su cama y Cris pegada a él durmiendo. Kher se incorporó de golpe.

—Por los dioses del cielo, Lena, ¿qué te ha pasado?

Cris se despertó sobresaltada y cuando logró enfocar la vista y fijarse en su amiga, la cara se le descompuso

—¡Lena! ¿Qué ha pasado?

Lena se tiró al suelo y empezó a llorar como una niña. Kher salió corriendo y Cris le siguió. Lena les contó lo que había ocurrido entre llantos. Cuando hubo terminado, Kher miró a Cris muy seriamente.

—Encárgate de ella.

—¿Adónde vas?

—A partirle la cara a ese desgraciado y encerrarlo bajo tierra el tiempo que sea necesario.

—<<Ten cuidado por favor>>

—<<Tranquila, lo tendré. Cuida de Lena.>>

Kher buscó a su hermano mentalmente y lo sintió en la terraza exterior, cerca del gran salón. Se encaminó hacia allí con una velocidad inaudita. Cuando llegó, Turs estaba de pie junto a Day e Ivae, mirando el amasijo de carne y huesos que estaba tirado en el suelo, o lo que quedaba de Lug. Se había quedado inconsciente después de la paliza que Turs le había dado.

—¿No podías haber dejado algo para los demás? —dijo Kher en tono frio.

—Si te sirve de consuelo —le contestó Day—, a mí tampoco me dejó nada. Cuando llegamos tu querido hermano ya se lo había despachado solito.

—¿Y Lena? —preguntó Turs mirando a Kher.

—Con Cris.

Los puños de Turs se abrían y cerraban cada cierto tiempo.

—Este tío —comentó Day— es igual de rata que su hermana. Cuando estuvo en la Ciudad de la Luz la muy endemoniada quiso liarme. Solo busca poder, y he de reconocer que cuando se marchó todos nos quitamos un peso de encima. Ni mi madre los aguanta.

—¿Qué vas a hacer con él? —preguntó Kher.

—Llevarle al calabozo. Padre puede poner el grito en el cielo, pero este engendro va a pagar muy caro lo que le ha hecho a Lena.

—Su padre moverá todos sus hilos para que quede libre —dijo Ivae—. Ella es una humana, distinto sería si Turs ya estuviera vinculado a ella. Entonces sí tendría un castigo ejemplar.

—Tal vez por eso mismo lo hizo. Esta rata no se arriesgaría a hacer algo así si supiera que el castigo sería la muerte.

—Primo —Day le dio una palmada en el hombro a Turs—, deberías engañar a esa mujer y atarla a ti de una vez. He de reconocer que esa humana impresiona.

Turs le dirigió su mirada asesina habitual, pero su primo, ya acostumbrado, sabía con exactitud cuándo tenía que apartarse del camino y dejar de estorbar.

—Eh, solo es un consejo y puedo asegurarte que ella es increíble, de verdad, pero créeme, no quiero terminar hecho papilla como este andrajo. Además, amo demasiado mi cara para que me la estropees.

Ivae siempre había tenido mucho respeto a Turs y no comprendía como Day y Kher lo toreaban de esa manera, expuestos a recibir una paliza.

—Day, déjalo. —Ivae se dirigió a Turs—. ¿Nos necesitas para algo más?

—No. He dado orden de que lo lleven al calabozo, la guardia está a punto de llegar.

—De acuerdo, entonces buenas noches.

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