Capítulo 3

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Danna le devolvió la mirada con odio puro y se levantó con dificultad del suelo. Su labio inferior brillaba de un color rojo y su pómulo derecho se estaba hinchando. A pesar de sus condiciones no se detuvo a preocuparse por eso ni un segundo.

La chica estaba intentando zafarse pero tres chicos la agarraban y la intentaban convencer de dejarlo ir, pero la otra chica no parecía ponerles atención. Cada segundo que pasaba el ambiente se tensaba más. La profesora entró por la puerta junto al director y todos voltearon a la vez. Danna se golpeó mentalmente.

—Shit.

***

Danna se encontraba sentada en un sillón en el que nunca pensó que posaría su querido trasero. Miraba a todos lados y se mordisqueaba las uñas. Se puso a leer los diplomas del director en las paredes mientras éste llegaba. En la oficina se encontraban ella y la muchacha de la pelea, Ariana. 

Ariana no era la chica más popular, pero sí andaba con el grupo de los "Populares". A Danna nunca le había caído mal hasta ese momento. Ni siquiera se fijaba en ella. Danna la miró de reojo y notó un aruñazo en su mejilla izquierda. Ariana estaba mirando en dirección opuesta conteniendo las ganas de no empezar otra lucha allí mismo.

El director rompió la tensión que se había asentado en la habitación. Éste las miró a ambas con severidad y se mantuvo parada frente a ellas por unos segundos.

—¿Quién empezó?

—Fue ella—Dijo Ariana tajantemente.

—¿Eso es cierto, Denise?

—Me llamo Danna. Y no, no lo es.

—Claro que lo es, esta estúpida me saltó encima y tuve que defenderme.

—¿Y que tal si le dices la razón?—Dijo Danna en tono desafiante.

—¿Quieres que te parta la...?—El director dejo caer un libro en la mesa con fuerza. 

—¿Quién comenzó la pelea?—Preguntó pronunciando cada palabra lentamente.

—Le voy a contar lo que pasó en realidad, director. Cuando la profesora Kate llegó ella estaba durmiendo y no despertaba por nada del mundo. Así que yo le quité el libro que tenía debajo y se me resbaló de las manos. Luego de que al fin se despertó, se abalanzó contra mi y no tuve opción—Dijo Ariana en el tono más condescendiente jamás escuchado.

—Estás modificando la historia. 

—Ay, cállate tontita, es obvio que estabas soñando todavía cuando te levantaste. De verdad lo siento si te hice daño—Dijo con la sonrisa del gato de Cheshire.

—¿Tienes algo más que decir?—El director preguntó dirigiéndose a Danna.

—Lo hizo a propósito.

—Se acaba de disculpar, Dalia. Ya te dijo que no tuvo la intención de herirte. ¿Qué tal si te disculpas tú ahora?

—¿Está demente?, ni en sueños—Danna se dirigió a la puerta con paso firme, se detuvo un segundo—, y me llamo Danna.

Danna siguió andando sin mirar atrás y fue a buscar su mochila. Sacó su teléfono y llamó a su mamá. Ésta respondió casi de inmediato.

—Mamá, ¿Puedes venir a buscarme?—Dijo Danna con un hilo de voz.

—Llego en cinco minutos.

Salió corriendo con el gorro puesto y lágrimas rodando por sus mejillas. Caminó hasta el parqueo y esperó a su madre allí por menos del tiempo esperado. Cuando llegó Danna subió sin decir una palabra. Así se pasó el viaje entero, sin embargo no fue un silencio incómodo. Más bien fue uno de comprensión.

Al llegar, su madre se estacionó y ambas se desmontaron sin decir nada. Danna corrió por las escaleras y se encerró en su habitación dejando a su madre con una expresión de preocupación.

Danna se sentía destrozada. Nunca le había pasado algo así en toda su vida. No sabía que las personas eran tan malvadas. Abrió su laptop y entró a Instagram. Le escribió por Mensaje Directo a Kyle, uno de sus amigos de Internet.

~Hola...

~Hey, ¿Cómo estás, Dan

~No muy bien...

~¿Y eso por qué?

~Hoy me pasó algo en la escuela, pero no quiero hablar de eso.

~Sabes que siempre estaré disponible si me necesitas.

~Sí...gracias Ky, ¿Y cómo va tu madre?

~La enfermedad no ha avanzado...así que está bien, por ahora.

~Ojalá se mejore pronto. Tengo deberes que hacer, ¿Hablamos luego?

~Está bien :)

Danna soltó el aire contenido en un suspiro. Ni siquiera se sentía segura hablando con sus propios amigos. Cerró el portátil con ira, enterró ambas manos en su cabellera e inclinó la cabeza hacia abajo.

—No, no, no—Dijo en un susurro.

Las lágrimas brotaban imparables una vez más. En el silencio solo se escuchaba su débil llanto. Cuando todo se encontraba totalmente callado su madre entró con sigilo y la abrazó provocando que más lágrimas salieran de los ojos, ya enrojecidos, de su hija.

Y así se mantuvieron un largo rato hasta que abrieron la puerta de abajo. Era Nathalia. 

—¡Mamá! 

Los pasos de Nathalia resonaban sin un ritmo fijo. Al llegar arriba se asomó por la puerta entreabierta y vio a su madre y a su hermana envueltas en un abrazo maternal. Entró dubitativa y se deshizo de su bulto. Se sentó junto a ellas y las abrazó con fuerza, todas estaban llorando. 

—Lo siento mucho—Dijo entre llantos Nathalia.

—Yo lo siento mucho—Dijo Danna aferrándose a su hermana.

—Te extraño—Dijo la menor con honestidad.

El momento emotivo duró varias horas. La madre de las chicas se ofreció a hornear galletas de chocolate y todas bajaron a la cocina. Mientras Nathalia batía la masa, Danna buscaba las chispas de chocolate en la despensa y su mamá encendía el horno. 

—Esto me trae recuerdos—Dijo Nathalia lamiendo la cuchara.

—¡Ey!, no lo lamas—Exclamó Danna con cara fingida de reproche.

Echaron la mezcla en el molde y esperaron impacientes a que se hornearan las galletas.

Mientras se hacían Danna les contó lo que pasó en el colegio. Nathalia puso una expresión de indignación en ciertos momentos y su madre la observaba curiosa durante toda la historia. Al terminar su madre la miró con una sonrisa.

—¿Qué? ¿De qué te ríes?

—De nada—Dijo su madre sacando las galletas listas del horno con la sonrisa aún plasmada en la cara. 



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La Vida De DannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora