Capítulo 5

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Danna se despertó minutos antes de que su alarma se activara. La apagó con la mirada borrosa y puso a cargar el teléfono ya que se había dormido con el encendido.

Cuando Danna bajó se encontró un espectáculo. Su hermana comía pancakes recién hechos y, justo al lado, había un plato que, dedujo, era para ella. Se acercó con una cara de signo de interrogación y esperó una explicación de su madre.

—¿Y esto?

—¿No puedo hacerle el desayuno a mis niñas de vez en cuando?—Preguntó con inocencia.

—Eh...¿no?, no nos haces el desayuno desde...preescolar.

—Vamos, hermana. No lo pienses mucho—Dijo Nathalia invitándola a sentarse.

—Ok—Su madre se sentó junto a ellas y con una sonrisa hizo un gesto de anticipación—Ya saben que me casaré con Martín, pero no les dije cuando porque aún no era seguro. Bueno, chicas, ya tenemos fecha.

Danna se atragantó con un pedazo de comida y Nathalia escupió el jugo en el vaso con cara de póker. La sonrisa de Marta se volvió tensa.

—Que bueno...—Agregó Nathalia disimulando su shock.

—¿No crees que sería sensato que tu hija conociera a tu futuro esposo...ANTES DE QUE SEA TU FUTURO ESPOSO?—Exclamó Danna con indignación.

—Exactamente de eso quería hablarles...¡hoy vendrá a cenar con nosotras!

Danna recogió su plato y salió de la casa dando un portazo. Quería estar feliz por su madre, pero era imposible estarlo sabiendo que se lo había ocultado por tanto tiempo. Su madre no era una cualquiera, así que estaba segura de que tenían un largo tiempo juntos, y Danna se había enterado hacía menos de una semana.

Supuso que lo había conocido en el trabajo. Su madre trabajaba para una revista muy famosa en el país como editora y ganaba bien. Lo suficiente para continuar viviendo de manera "cómoda" luego de que su padre las abandonara cuando Danna tenía solo 6 años. Además, era una mujer muy coqueta y, a pesar de su edad, conservaba una belleza natural que muchas envidiaban.

Danna subió al bus inmediatamente llegó. En el camino pudo ver a la chica rubia en un asiento diferente que la otra vez. La chica la sorprendió mirándola y le sonrió. Danna sintió una ola de vergüenza en todo su cuerpo. Sus mejillas se tornaron color tomate y desvió la mirada.

La rubia, Olivia, se sentó junto a ella y le tocó el hombro con el índice. Danna volteó la cabeza por el reflejo y se llevó una mano al pecho. 

—Me asustaste—Dijo riendo.

—Lo siento—Dijo imitándola.

—Perdón por no comer con ustedes...siendo sincera, pensé que me invitaste por pena.

—¿Qué?, ¿Por qué lo haría? La verdad es que me caíste bien y pensé que les agradarías a mis amigos también.

—Soy así...mi mente distorsiona las cosas un poco—Dijo rascándose la nuca.

—Pues hoy si irás, no por pena, porque quiero que vayas—Dijo ondulándole el cabello—. Tienes el cabello muy lindo—Dijo soltando una carcajada.

—Eh...gracias—Dijo Danna intentando al máximo actuar normal.

—Pues nos veremos allá, adiós.

—Adiós.

Danna se peinó el cabello con ambas manos y se ajustó la bandana. Como de costumbre, esperó a que salieran todos y luego salió ella. Se tropezó en el útimo escalón y cayó sobre la espalda de alguien. 

—Ay, lo siento, perdón, de verdad no fue mi intención...—Se disculpó nerviosamente.

Un chico de piel bronceada y cabello castaño se levantó mientras se sacudía los pantalones.

—¿Estás bien?—Le preguntó a Danna examinándola.

—Sí...eso creo—Dijo sintiéndose humillada al ver a uno de los mellizos frente a ella. Este era Theo.

—Esas escaleras son resbaladizas, eh—Dijo bromeando y dando la vuelta para marcharse.

Danna se quedó boquiabierta hasta que el sonido del autobús la sacó de su trance. Se ajustó la mochila y continuó su camino evitando mirar a nadie a los ojos. Danna estaba tan concentrada que no notó que sus mejillas seguían ardiendo.

***

Al llegar el recreo Danna entró por las puertas del comedor primero que todos. Corrió a una esquina y esperó a que apareciera Olivia por la puerta. Cuando la vio caminó hacia ella.

—Viniste—Dijo con emoción—Pues te presento a los chicos: Este es Alan, esta es Ángela y ella es Laura, los demás están haciendo un proyecto de ciencias y no vendrán hoy.

—Oh, ya la había visto—Dijo Alan con una sonrisa.

—Danna, ¿verdad?—Dijo la que se suponía que era Laura.

—Sí...soy yo—Dijo Danna deseando con todo su ser que la Tierra la absorbiera allí mismo.

—Tienes el cabello súper lindo—Dijo Ángela con la boca abierta en una gran sonrisa.

—¡Eso mismo le dije!—Dijo Olivia asintiendo frenéticamente.

—Gracias—Dijo Danna con una sonrisa cerrada.

Ya en la mesa, los chicos conversaban sobre las comunidad LGBTQ. Danna decidió quedarse callada ya que era un tema demasiado controversial y no quería dar una mala impresión.

—¿Tú qué piensas—Dijo Olivia sonriendo.

—No me gusta opinar sobre este tipo de temas...

—No te vamos a juzgar. La mayoría tenemos opiniones muy diferentes y aún así respetamos la de cada uno—Dijo Laura incitándola a hablar.

—Bueno...pues yo...pienso que todos somos humanos y tenemos los mismos derechos.

Alan le sonrió.

Luego de receso las clases pasaron volando, para su sorpresa. Ir a la escuela era como entrar en una cámara del tiempo que los hacía diez veces más lento de lo normal. Eso respondería a por qué cuando llegaba a su casa se hacía de noche en un dos por tres. 

El último timbre sonó dando por terminada la jornada. Ariana parecía ignorar lo ocurrido el día anterior y el director no apareció en todo el día. Danna salió con la felicidad brillándole en la cara. Un aura de alegría la rodeaba durante el viaje a casa.

—¿Y esa felicidad?—Preguntó Nathalia con la boca llena.

—Nathalia, ¿Qué te dije de hablar con la boca llena?—Dijo Marta reprimiéndola.

—¿No puedo estar feliz ahora?—Respondió Danna con una sonrisa misteriosa.

—¿Te habló el que te gusta?

—No...

—¿Sacaste A en un examen?

—No...

—Pues entonces sí te habló el que te gusta.

Danna le lanzó un pan a la cara y ambas estallaron en risas. Su madre las miró con cara de decepción.

—Las voy a desheredar.

—Te amo, mamiii—Dijo Nathalia besándole la mejilla.

—Recuerden prepararse temprano...ah, se me olvidaba, Martín tiene dos hijos muy adorables, seguro les encantará conocerlos.

—Sí, claro—Dijo Nathalia con emoción.

Terminaron de comer en silencio.

La Vida De DannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora