El sonido de un gallo despertó a Danna sin mucho esfuerzo. Por alguna extraña razón había dormido como bebé la noche anterior. Se sentía alerta y energizada como nunca antes. Eran menos de las seis de la mañana y ya estaba metida en la ducha con una sonrisa peculiar. La alarma la sacó de su trance indicando que ya eran las seis. Se vistió con rapidez y salió de su cuarto tarareando una canción.
—AHHHHH—En la casa resonó un grito horrorizado.
—¡Mamá!—Dijo Danna llevándose una mano al pecho dramáticamente.
—¡Me asustaste! ¿Qué haces despierta tan temprano?
—Solo desperté, deberías estar feliz de que tu hija está siendo responsable—Dijo en tono reprobatorio mientras negaba con la cabeza.
Bajó las escaleras dando saltitos y se sentó en el taburete de la cocina girando en este hasta marearse. Encendió la pantalla del móvil y decidió escribirle un texto a Kyle, pero entonces se dio cuenta que éste no le había respondido el mensaje anterior. "Que extraño"—Pensó.
No le dio mucha importancia ya que había ocurrido antes. Además, a Kyle le dejaban un montón de tareas del colegio y a Danna no le gustaba molestar. Apagó la pantalla y se preparó un sandwich de queso. Una idea que nunca había tenido le llegó a la cabeza...prepararle el desayuno a su hermana.
Últimamente habían estado teniendo diferencias y tal vez un pequeño detalle alivianara la tensión. Entró ambos sandwiches a la tostadora y se colocó los audífonos. Sus caderas comenzaron a balancearse levemente al ritmo de la música.
—¿Qué hac...—Danna dio un salto tan grande que cayó sobre su trasero provocando un sonido seco.
—Auuuchhhh—Rodó en el suelo unas cuantas veces hasta que el dolor desistió. Cualquier otro día Nathalia estuviera rodando a su lado, pero de la risa. En este caso, mantuvo una expresión neutral, como si estuviera aburrida.
—¿Te los comerás los dos?—Preguntó revisando el contenido en la tostadora.
—En realidad...uno es para ti...
Lo sacó con la mano y lo puso en un plato limpio—Eh, gracias.
La perplejidad en las facciones de la chica eran irreplicables. Se levantó apoyándose de la meseta y se sacudió el pantalón. Nathalia se estaba comportando de manera extraña, Danna nunca la había visto tan seria.
Se comió el desayuno de tres bocados y salió a esperar el autobus. Era un día caluroso y soleado, sin embargo, algunas nubes amenazaban con cubrir la luz del sol. De camino a la escuela se la pasó soñando despierta todo el trayecto. Las voces de los demás quedaron ahogadas por sus pensamientos. Según el análisis de Danna, su felicidad no se debía a nada en específico, pero la mayoría de sus pensamientos rondaban en torno a la noche anterior.
No quería admitírselo a sí misma. A pesar de su resistencia a la unión de su madre y Martín, le había caído muy bien. Y ni hablar de los chicos...Aunque Aiden fue todo un imbécil, Theo no fue lo que ella esperaba. Era un chico amistoso y agradable para hablar. Le emocionaba la idea de vivir con ellos, obvio que no lo diría y menos en frente de Aiden.
Llegó a la escuela con una sonrisa imborrable. Notó que mucha gente la observaba con expresión de incredulidad. Sus manos empezaron a temblar. Las ocultó en sus bolsillos y se apresuró en llegar al curso. Le pareció extraño haber pasado de ser invisible a que una gran mayoría de personas simplemente se dieran cuenta de su existencia.
Habían varias personas en sus lugares y, otras, charlando de pie. Una chica vio a Danna con los ojos como platos y les avisó a todos con exasperación. Danna no lo notó y se sentó con pesadez.
La chica que les dijo a todos se le acercó sigilosamente.
—¡Hey!—Danna saltó en su asiento y el corazón casi se le sale del pecho.
—¡Mier...!—No completó la palabra y se recompuso al instante—. Hola...
—Iré al grano. ¿Es cierto que ahora eres la hermanastra de los gemelos?
Danna casi se ahoga con su propia saliva. La envolvió un ataque de tos descontrolada. Todo el salón se volvió silencioso causando que su tos fuera seguida por un eco. Solo se escuchaban susurros lejanos y risillas ahogadas.
—Mmm...disculpa. Eh...—Sus manos ya parecía que tenían vida propia, su cerebro solo le gritaba que saliera de allí, mientras intentaba mantenerse serena.
—Sí, Danna será nuestra hermanastra. Ahora, dejen de meterse en lo que no les importa—Dijo una voz conocida justo detrás de Danna. Era Aiden.
Una ola de alivio la inundó y sintió que le quitaron un peso de los hombros. Se volteó hacia el frente de brazos cruzados y la cabeza gacha. Theo se le acercó con una sonrisa.
—Es el precio de la fama—Le susurró.
Una sonrisa se le escapó, pero no tardó mucho en esconderla. Danna escuchaba los murmullos que venían desde atrás e intentaba descifrar qué decían, sin embargo, fue una tarea imposible.
El profesor no llegó, así que se puso a leer un libro que le habían regalado la navidad pasada. Danna tenía tantos libros que tenía que guardarlos en dos cajas grandes (además del librero en su habitación). Y, a pesar de eso, solo leía y releía los mismos diez. Era una mala costumbre que quería dejar. Por esa razón traía uno nuevo a la escuela, para los momentos incómodos en que tendría que ponerse a hacer algo para parecer ocupada. Así los leería sí o sí.
"¿Qué clase de "Harry Potter" es esto?"—Pensó al ver el título del libro.
Así pasaron las primeras horas de clase, Danna no prestaba atención a nada de lo que decían los profesores. Estaba en su propio mundo, pensando en lo que había ocurrido en la mañana.
El timbre de recreo fue más como un sonido de fondo para ella. Se levantó con lentitud y tomó su nuevo libro/copia. Iba directo al baño cuando escuchó su nombre desde el fondo del pasillo. Se giró por instinto y se encontró con la rubia amigable del autobús, Olivia.
—Hey, ¿Cómo estás?—Preguntó con una gran sonrisa.
—Bien...¿y tú?
—¿No se nota?—Dijo mostrando sus dientes—, Entonces, ¿vienes?—Dijo haciendo un gesto hacia su grupo de amigos que las miraban desde unos metros.
Danna miró hacia su libro dubitativa.
—Claro.
Olivia la haló de la mano y corrió hasta reunirse con sus amigos. Estos se estaban riendo de un chiste que había hecho Alan, el chiste era tan malo que les dio risa.
Todos saludaron a Danna y entraron, aún burlándose del pobre Alan, al comedor. El bullicio disparó su ansiedad, pero se sintió más tranquila cuando llegaron a la mesa. No miró hacia los lados porque estaba segura de que la estaban mirando.
—¿Por qué están todos mirando "disimuladamente" hacia acá?—Preguntó Laura mirando con desprecio a todos los curiosos.
—Es por mi.
Todos los ojos se posaron en Danna.
—O-osea...mi madre está a punto de casarse con el padre de los gemelos y todos están hablando de eso. Me parece raro que ustedes no se hayan enterado ya—Dijo en voz baja.
—¿Eres tú?—Preguntó Alan con sorpresa.
—No es la gran cosa—Dijo rascándose la nuca.
—Por algo te están acosando así, niña. Son los gemelos—Dijo Ángela, que había estado en silencio hasta ese momento.
En ese mismo instante, entraron por la puerta. Iban a reunirse con su grupo en la mesa de los deportistas. Aiden caminaba con suficiencia y altanería, mientras que Theo les sonreía a las chicas que lo veían embobadas.
Los ojos de Aiden se encontraron con los suyos causando que su estómago se estrujara con violencia. Éste le guiñó un ojo y siguió caminando. Ocultó su reacción e intentó concentrarse en la conversación con los chicos.
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La Vida De Danna
Teen Fiction¿Qué hace la chica tímida del salón cuando los dos chicos más populares de la escuela se vuelven sus HERMANASTROS? -Gracias, mamá-Dice Danna rodando los ojos. -De nada, cariño-Dice su madre estallando en carcajadas.