Capítulo 11: La danza de un ser insensible II

70 11 12
                                    

"Por alguna razón, yo siento que ese ser si siente".

Madre me levanta del piso sonriendo amablemente, su amabilidad me incómoda, siento su maldad en el aire.

Madre: Viste mas de lo que debiste ver pero como dije te explicaré muchas cosas, como sabrás tuviste un accidente y estas en un juicio para decidir tu destino ¿Qué crees que hace Custodia cuando se va? Ella te vigila, te examina y juzga mientras estas solo, ¿Crees que tu amigo es bueno y merece ser perdonado junto a su novia? El motivo de este juicio es ese, hacerte ser mejor, que perdones al mas traidor y remedies tus daños... ¿Tu hermano? Él no puede interferir, él puede estar en este mundo pero el juicio es algo por lo cual puede castigarsele si interfiere, pero lo mas interesante de tus dudas, ¿Por qué mi hija te visito? Lo que quería decirte es que... Te alejes de Custodia, que dejes de interrogarte porque si sigues indagando, morirás.

Aquellas palabras lograron asustarme, aunque muchas de sus respuestas son vacías para mis grandes dudas y solo generan más.

Madre: Y pues en este mundo puedes hacer lo que quieras, incluso tratar de morir y nada le pasará a tu cuerpo real, Custodia mintió para darte miedo, como sabrás la única forma de volver es tener un propósito por el cual regresar y aceptar sus culpas, pero te estas acercando a algo de lo cual no querrás dejar.

Ella señala a Custodia, y siento algo asfixiante en mi corazón, de alguna forma sus palabras son ciertas.

Ángel: Insinúa que si sigo con esto ¿estaré atado a ella?

Madre: Si... No queremos eso, no queremos que te acerques mas a ella, olvida esa puerta.

Ángel: Lo siento, usted no responde a todas mis dudas, pero sé algo, las responderé yo mismo y asumiré las consecuencias.

Empiezo a caminar hacia Custodia sabiendo que puedo caerme otra vez, por alguna razón el tiempo parece no haber pasado, ella termina de caminar, abre el frasco dejándolo en el aire empezando a bailar, me detengo antes de bajarme de la ventana y siento que mi corazón se detiene, ella empieza a bailar moviendo todo su cuerpo de forma perfecta y sincronizada con una canción que solo parecer oír ella.

De ella empiezan a salir millones de puntos luminosos que empiezan a rodearla haciendo que todo a su alrededor se vea tan puro, tan bello, algo que no queda con ella.

Por alguna razón mi corazón late rápido y con desesperación.

Yo no quiero hacerle daño, no quiero atarme a ella, solo tengo curiosidad humana, solo quiero ver que mas hay.

Esto no debería importarme, ella no es nadie, me estoy saliendo de mi línea, yo solo debo obedecer y cumplir el juicio e irme a casa, pero no puedo quedarme así.

Aquella niña....

Donde está?

Ella se llena de esas pequeñas luces irradiando tranquilidad y miles de cosas hermosas, me hace sentir bien, aquél ser empieza a danzar con ella mostrándose como un corcel negro completamente oscuro, ambos bailan. Ambos danzan una danza desconocida para mi.

No aguanto más.

Ángel: ¡Custodia!

Corro hacia ella sin importarme nada y soy recibido por un fuerte puño de ella, a pesar de toda esa luz que le rodea ella no deja de ser tan... Tan muerta.

Custodia: Largate.

Ángel: ¿Quién es esa niña?

Custodia: Así que ella te lo mostró... ¿Y eso qué? ¿Acaso piensas ir a buscar ese sucio corazón? Yo lo tiré allí por mi propia voluntad, yo decidí estar acá para castigar a seres horripilantes como tú, yo no necesito tu bondad o la ilusión que tienes de sacarte tus remordimientos ayudándome.

Ángel: Pero...

Custodia: ¡Pero nada! Vete

Doy media vuelta caminando hacia la ventana, esta vez ni la altura me da miedo.

Ángel: Ella me dio la llave.

Digo triste casi llorando.

Custodia me detiene dándome una bofetada, por primera vez la veo molesta, el miedo invade hasta mis huesos y el dolor es intenso, junto a ella está el monstruo, un corcel.

Custodia: No tengas miedo princesa, tu vas a descansar. En cambio tú -Me sonríe con su sonrisa diabólica, sus ojos mostraban furia- Pagarás por eso.

Custodia vuelve a mirar al caballo mirándolo con una cálida sonrisa volviendo a bailar y por alguna razón imágenes del caballo pasaron por mi mente.

Aquél nunca corrió, un caballo fue encerrado, era tan hermoso que era solo un adorno, la gente lo veía y hasta se subía en él, pero nadie lo ponía a correr. Su vida fue tan miserable que huyó y encontró una dulce niña, encontró a Mía, alguien con quien pudo jugar un rato con ella y murió. Su hora había llegado pero nunca se aparto de aquella pequeña que le dio su luz, pero ella lo olvidó y su alma se corrompió.

¿Por qué en este mundo lo malo no es completamente malo?

Al terminar de bailar el caballo corre hacía arriba perdiéndolo de vista, parecía feliz.

Custodia: ¿Se puede purificar a un alma triste? Es algo difícil, pero los recuerdos que tienen, los pueden alegrar, pueden recordar porque su vida valió la pena, les doy un descanso haciéndolos sentir vivos, con recuerdos.

Ángel: ¿Por qué pude ver sus recuerdos?

Custodia me golpea sonriendo diabólicamente.

Custodia: ¡Porque estabas cerca estorbando! Y pagaras por eso también.

Trago saliva, ¡Dios ayudarme!

~∆~ Casa de Mía ~∆~
Madre: Mmm al parecer este chico no tiene remedio.

Guardiana 3: Madre...

Madre: ¿Si?

Guardiana 3: Su corazón...

Madre: Así que ya empezó... Se enojo de verdad, por primera vez en mucho tiempo.

Un corazón que nunca debió sentir, esta viviendo.

No debiste abrir la puerta.

Próximo capítulo: El castigo.

La Tierra De Los Perdidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora