Capítulo 8: El monstruo debajo de la cama.

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"El amor es una cura y a la vez la enfermedad"

Luego de lo que pasó con mi hermano, Custodia y yo fuimos al hospital donde está mi cuerpo.

El caos inconsciente de mi alma se rompe en mil pedazos sobrepasando la inconsciencia y contaminando mi ser. Quiero saber... Quiero respuestas.

Ángel: Custodia... ¿Volveré a ver a mi hermano?

Custodia: . . .

Ella guarda silencio mirándome con aquella mirada arrogante.

Ángel: ¿Por qué nunca respondes mis preguntas?

Ella guarda silencio de nuevo dejando de verme.

Ángel: ¡Responde!

Me levantó tomándola del brazo con algo de fuerza haciendo que me mire, sin embargo ella no parece sorprendida ni molesta. Sus ojos están vacíos como el primer día.

Custodia: Estas en un juicio, por lo cual él no debe interferir mas. Ahora suelta mi brazo.

Le suelto el brazo.

Ángel: ¿Tú eres humana?

Ella me mira detenidamente por un par de segundos, parece como si quisiera hablar pero no lo hace.

Ángel: ¿Qué eres, Custodia?

Ella se va en silencio sin decir nada.

Ese día pasó y Custodia no volvió, al siguiente tampoco haciéndose de noche.
No puedo dormir, es algo que descubrí por mi mismo. No necesito comer, dormir ni nada por el estilo, solo estoy aquí sin más, así que decidí ir a la casa de Mía, Mía era mi novia, mi primera novia.

Camine mirando hacia las estrellas preguntándole al cielo todas mis dudas, ¿Por qué yo?

Al llegar entro fácilmente, conozco esta casa aunque debo reconocer que ha cambiado ya que la ultima vez que vine apenas era un niño. Caminé hasta la sala encontrando a Mía y a su padre.

Papá de mía: Mía ¿Qué hacías allí con el uniforme mal puesto?

Mía: ...

Papá de Mía: ¡¡¡Contesta!!!

Mía: ¡¡Tu hija es una zorraaa!!

Mía sale corriendo hacia su habitación y yo la sigo, ella entra cayendo en su cama en llanto.

Me quedó de pie en la puerta viendo como se parte mi corazón... Estoy apretando muy fuerte mi pecho... ¿Qué es lo que siento? Desde que todo acabo entre nosotros no sé que siento.

No lo sé...

Me acerco rápidamente hacía ella abrazándola. Hace mucho tiempo que no estábamos tan cerca y por un momento pude creer que me sintió ya que su piel se erizó al contacto con la mia.

Mía: ¿Cuándo vas a despertar? Ya pasaron 20 días...

Ella se aferra fuertemente a su almohada sobre su rostro llorando mas fuerte.

Ángel: ¿Tanto tiempo paso? Perdón...

Le acaricio el cabello tratando de calmarla en vano, verla así me duele.

Mía: ¿Qué?

Ella se sobre salta acariciándose muy sorprendida su cabello donde yo tenía mi mano.

Ella se sienta mirando a todos lados como si estuviese buscando a alguien.

Mía: Ángel... Seguro lo imagine como las otras veces.

Ángel: ¿Otras veces?

Ella luego de eso se quedo dormida y yo me quede a su lado.

Cerré mis ojos y cualquiera pensaría que también duermo, pero no, solo estoy pensando... Me agrada el echo de estar al lado de Mía, mi dulce Mía.

Pero de repente siento que abren una puerta pero no abro los ojos, sigo en mi posición actual.

Desconocido: Mía... -susurra-

Siento su fuerte aliento en mis fosas nasales quemarme, su voz es gruesa y forzada, entonces, empiezo a sentir como si algo estuviera aspirando el aire y es entonces cuando me alarmo y abro los ojos viendo a un monstruo peludo y con miles de garras quitándole algo a Mía.

Desconocido: ¡Mía!

El miedo me invade y paraliza sin saber que hacer o decir, hasta que consigo el coraje para hablarle:

Ángel: !Detente!

Ahora entiendo a que se refería Mía con lo de "otras veces".

Desconocido: ¡¡Mía!!

El absorbe eso con mas rapidez golpeándome con lo que parece ser su brazo. Sus cabellos son como púas que perforaron mi ser haciéndome sangrar por todos mis poros.

Ángel: ¡¡¡DETENTE!!! ¿No ves que le duele? -Tomo un libro y se lo tiro en la cabeza-

El monstruo me mira con sus ojos rojos de los cuales empieza a salir un liquido espeso el cual llega hacia mi quemandome la piel, aunque este no sea mi cuerpo carnal puedo sentir como se come célula por célula de mi piel, como destruye y quema cada parte de mi, empecé a ver mis huesos en mis piernas y no podía quitarme eso de encima, se me subió a los brazos. ¡Ayuda!

Desconocido: ¡Ahora ambos serán parte de mi!

Dice aquél con dificultad.

Custodia: ¿Estas seguro?

Aquél monstruo la mira aterrorizado dejando de consumir a Mía quien se ve pálida.

Él desconocido le tira espinas pero Custodia pero antes de que lleguen a tocarla estas se queman. Aquella sonrisa demoníaca aparece en sus pequeños labios rosados pero esta vez era aun mucho peor su sonrisa. Sus labios estaban sangrando de lo filosos que eran sus dientes pero ella parecía disfrutar saborear su sangre.

Custodia: ¡Serás mi esclavo!

El monstruo trata de atacarla de nuevo volviéndose mas grande y aterrador.

Custodia: ¡Creador de todo, brinda tu poder para purificar, limpia las almas que están corrompidas que se haga tu voluntad y elimine el mal, amén!

El monstruo se debilita con esas palabras mientras custodia saca un Rosario acercándose a él.

Custodia: Por tu tamaño pensé que serias más difícil, pero eres mas débil que las almas de las ratas negras.

Yo corro hacia Mía entre lágrimas al darme cuenta que el monstruo se desvanece y custodia parece encerrar algo que queda de él en un recipiente.

Custodia: Ella tiene dones, los humanos bendecidos por el creador pueden ver o sentir cosas que otros no.

Dice acercándose a Mía.

Ángel: E-l-lla... ¿Estará bien?

Custodia me mira aun con su sonrisa diabólica apuntando con una daga hacia Mía.

¿La va a matar?

Ángel: ¡NO!

Mía
Mía
Mía
Mía
Mía
Mía
Mía
Mía

No mereces vivir pero vive...


Próximo capítulo: el monstruo debajo de la cama II

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