Nuestra Pequeña Familia. ¨[kamitani x Ryuichi]¨

「3」¿What is love? ♡ :

Los rayos del sol se colaba a través de la cortina, un castaño abría sus ojos ante la luz de la mañana; tenía algunas ojeras y rastros de lágrimas en sus mejillas, aferrado a él un pequeño peli verde el cual al igual que el primero, despertó para enfrentar un nuevo día.

— Buenos días Kotaro —saludó, mimando un poco al bebé. 

— Hmp... —solo recibió un monosílabo por parte del menor.

El chico de secundaria no quería ver a Kamitani, no quería volver a llorar; lo amaba y sentía que no era correspondido, hasta que un pensamiento tratando de avivar sus esperanzas, surgió de lo más profundo de su corazón « ¿Y si Kamitani no lo consideraba su amigo? Tal vez lo consideraba algo más que amigos » de solo pensarlo el calor se apoderó de sus mejillas.

— Ryuichi, enfermo —pronunció Kotaro señalando el rostro del castaño.

— No es nada Kotaro —trato de tranquilizar sus pensamientos, en un intento fallido de controlar su corazón.

Su rutina siguió como de costumbre, al llegar a la guardería, ya estaba el pequeño Taka; eso puso triste al castaño, tal vez  vería a el dueño de sus pensamientos luego, trato de animarse y seguir con sus labores.

Por otro lado un peli negro se hallaba en su salón pensando si fue lo correcto separarse de Ryuichi, « Claro que lo es, no es digno solo, es un omega » decía una voz en sus pensamiento, no sabía qué hacer y si lo lastimaba, no quería lastimarlo,  se había portado bien con él, no tenía razón alguna para hacerlo.

La clases comenzaron y Kamitani no podía dejar de ver a Ryuichi sin siquiera poder notar la acción que estaba haciendo; mientras un castaño de encontraba completamente rojo por la mirada ejercida sobre él, ninguno de los dos le puso atención a la clase. En otro lugar se hallaba un omega de cabello azabache mientras otro lo abrazaba insistentemente al no tener clases tenían algunas horas libres.

— Nezu —pronunció meloso un rubio completamente colgado del pelinegro.

— Yagi —espetó con molestia, totalmente fastidiado,— suéltame.

— No quiero —apego más al joven contra su cuerpo.

— Ya suéltame —intentó zafarse, hastiado por la actitud de su amigo.

— No —lo abrazó con más fuerza como si en algún momento se fuera escapar de sus brazos, cosa que no permitiría. 

— Ahg...—se resignó con pesadez, dejando sus forcejeos.  

— Hueles bien Nezu —dijo el rubio, provocando un sonrojo en el azabache.

— ¡Cállate! —reprochó con vergüenza.

—Tan lindo —la única cosa que le gustaba tanto como los niños era ese sonrojo de su amigo.

— No soy lindo — el color carmín subió hasta sus orejas, dejando su rostro perfectamente arrebolado. 

La tarde avanzaba cada vez más, el cielo pasó de un azul celeste a un naranja claro. Un castaño estaba sentado esperando al tutor del último niño /Taka/, las ilusiones del omega se perdían con cada minuto que pasaba; cuando se abrió la puerta mostrando a  la profesora [la mamá de Kamitani & Taka no sé cómo se llama], el corazón de Ryuichi se estrujo, despidió a ambos para luego dirigirse a su hogar junto con su hermanito.

— Tal vez no tengo que hacerme ilusiones —suspiro cansado.

El pequeño lo miró extrañado, mientras Ryuichi moría de vergüenza, no pensaba decirlo en voz alta. En la entrada del colegio lo observaba un pelinegro bastante agitado, había llegado tarde; tal vez era lo mejor, el ver cómo se iba como la luz del sol en el crepúsculo ; esto lo hizo pensar « ¿Y si el mismo destino no quería que estuvieran juntos? ».

Por otra lado, en la casa de un azabache un rubio seguía de encimoso, ya lo comenzaba a fastidiar.

— No me toques pervertido —decía fastidiado el moreno, golpeando a su amigo.

— Eres malo Nezu —pronunciaba mientras tocaba debajo de la playera de Nezu.

— No, suéltame —, le pegó en la nariz.— Si no te calmas no te dejo entrar de nuevo a mi casa

— Bueno, bueno—se sobo la nariz.

— Ya es tarde, deberías irte—musito al ver por la ventana, ligeramente abochornado, a pesar de todo se preocupaba por el rubio.

— Si ya va oscurecer, nos vemos mañana Nezu —deposito un beso en su frente y se retiró dejando a un muy sonrojado Nezu sobre la cama.

La noche caía mientras en la mente de estos cuatro se encontraba confundida a causa del amor, algunos no lo querían aceptar y otros simplemente no creían en el.