Esta no es una historia cualquiera, entre lo deparado y desconocido que entra esta chica, tendrá que buscar una salida para llegar a casa. Por el camino se encuentra varios monstros sangrientos que intentaran matarla, pero su sorpresa es que revive...
Se levantó sobresaltada y respiraba difícilmente. Miró alrededor, se encontraba en el mismo lugar, la misma habitación donde había dormido
- ¿Ya has despertado?- dijo Flowey que estaba en la mesilla donde la niña le había puesto- tranquila, he estado haciendo guardia, Toriel no ha venido
Sus palabras la asustaron, "Toriel no ha venido", como podía ser, la había visto delante de ella sonriendo como se desmayaba. Se pasó su mano por la cabeza y vio que en la misma mano donde tenía las flores le habían crecido más, como la otra vez se las intentó quitar pero le dolían mas que la última vez
- ¿Qué te ocurre?- preguntó la flor mientras que veía a la morena sufriendo como un especie de shock
La pequeña tenía sus ojos llenos de lágrimas, estaba muy asustada, le habían crecido más flores y no sabía por qué estaban pegadas en su piel
- Oye tranquilízate, ¿Qué pasa?
La niña cogió a Flowey, se lo enrolló en el brazo y salió de la habitación corriendo
- ¿A dónde vas mi niña?- dijo Toriel apareciendo de la cocina- te había preparado un pastel de moras- sonrió mientras que enseñaba una pequeña porción en un plato de cristal
Ella retrocedió asustada negando con la cabeza. Vio unas escaleras que daban al piso de abajo, tal vez esa era la salida de la casa de Toriel. Corrió hacia las escaleras y las bajó rápidamente, Toriel la seguía por detrás, con una sonrisa que podía verse sus dientes puntiagudos.
- ¿A dónde vas mi niña?¿no quieres pastel?- decía mientras corría riéndose a carcajadas- te lo había hecho con mucho cariño
La niña corría, mirando atrás, como la cabra se acercaba a medida que avanzaba. Vio una puerta al final del pasillo en el que corría e hizo un último esfuerzo. Llegó a la puerta agotada e intentó abrirla pero estaba cerrada, Toriel apareció por detrás riéndose.
- La puerta está cerrada pequeña- dijo disimulando preocupación- no quería que te lastimases, allí fuera hay monstruos muy peligrosos, yo puedo mantenerte a salvo, quédate...
La pequeña retrocedió unos pasos siguiendo negando con la cabeza
- Bien...- respondió Toriel- no me queda otro remedio, pero, quería conservarte para la cena
Alrededorde la niña aparecieron unas especies de antorchas flotantes, la quemaban, debíasalir de allí pero estas la rodearon, no tenía escapatoria. Toriel sonreíamalévolamente y señalo a la pobre chica morena que estaba asustada por lo queestaba pasando, las llamas se dirigieron a la niña,
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estaban a punto de darles cuando vio como una especie de semilla la apartó de ella
