Cap 12- Reunión familiar

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La niña movió la cabeza a todas direcciones, haciendo un esfuerzo nulo de poder ver a su alrededor ¿Dónde se encontraba? Se sentía frio, pero no notaba nieve, solo una pequeña brisa que le daba en sus pequeñas mejillas rosadas.

Se oyó una risa detrás de ella

- Vaya, mira quién despierta – Era la voz de Undyne, sonaba muy distante para ella. La niña se acercó lentamente hacia la voz, pero chocó junto con algo que parecían barrotes, los tocó con cuidado, estaban helados. – no te molestes, estas atrapada, no hay salida y el rey pronto te podrá recibir, está muy contento de que le puedas dar su alma – se acercó a los barrotes y miró a la morena – y gracias a ti, conseguiremos nuestra libertad

- Undyne, basta, ya sabes lo que ha dicho el rey sobre hablar con la humana – respondió Papyrus

- Tch... si – y se retiró de los barrotes

La pequeña estaba asustada, querían matarla, ¿Dónde se encontraba Sans? ¿acaso la abandonó? No era posible, debía estar soñando, él no podría hacer eso.

Pequeñas lagrimas salieron de entre las flores doradas que tapaban sus ojos, estaba llorando, no podía soportar que Sans la había engañado, lo quería creerlo. Aquel esqueleto, que tanto ha amado, solo la utilizó.

- Oye Flowerfell – se oyó a Papyrus entre los barrotes, la niña hizo caso omiso a la llamada del gran esqueleto – niña, escucha... - pero ella seguía sollozando en silencio. Papyrus abrió la celda en la que la pequeña se encontraba, se agachó a su altura y la abrazó fuertemente – todo está bien...

La niña abrazó al gran esqueleto con fuerza, como si quisiese calmar todo el dolor y que aquellas palabras saliesen de su cabeza. En cambio, Papyrus, estaba intentando calmarla, pensaba en lo que le hizo a su propio hermano y, sobre todo, la primera vez que le llamó por su nombre. Mientras pensaba en todo lo que sucedió para llegar hasta aquí, la niña empezó a aflojar su fuerza en su cuello, parecía que se había dormido.

- Papyrus, ¿ocurre algo con la humaña?

- No nada... - contestó este dejando a la niña en el suelo y seguidamente levantarse y salir de la celda – vigílala hasta nueva orden – y se marchó del lugar

- Esta bien... - dijo Undyne y miró de reojo a la pequeña humana, que estaba encerrada al fondo de la celda

Pasaron minutos y horas hasta que Papyrus volvió de nuevo donde se encontraba la niña. Se la encontró despierta para su suerte, pero seguía sollozando levemente.

- Undyne, sácala, el rey la quiere ver ya

La mujer-pez sonrió de oreja a oreja y abrió la celda donde la humana se encontraba, la tomó del brazo y la levantó, pero la niña apenas podía ya caminar, se sentía demasiado débil. Undyne no tuvo ninguna compasión con ella y la obligó a ponerse en pie, pero la niña ya ni siquiera podía hacerlo

- Tch... eres un estorbo humana – mencionó esta y la llevó a rastras hacia donde se encontraba el rey. El camino no fue muy largo, cuando llegaron, Undyne la tiró al suelo, donde allí, también había flores, rodeaban un gran trono de oro, y justo al lado de el, se encontraba una persona – Mi rey, aquí le traemos a la humana pomo pidió

- Muy bien hecho, Undyne, Papyrus – les nombró a cada uno – podeis marcharos

- Si mi rey – dijeron al unísono ambos y se marcharon

La niña al oír la puerta cerrarse, fijó su vista al frente.

- Dime humana – dijo el rey con una voz grave pero amable – ¿te gustan las flores doradas? – la niña afirmó – me alegro, yo siempre las cuido con mucho cariño, ya que este es un lugar sagrado para todos los monstruos del Subsuelo – La niña intentó ponerse en pie y con dificultad, pudo llegar hasta donde el rey se encontraba, no podía verle por sus flores, pero pareció agradarle. – aquí mis hijos... murieron... justo enfrente de mi esposa y yo... - ¿su esposa? ¿se refería a Toriel? – jamás... perdonaré lo que esos humanos hicieron... es por eso, que tú debes morir, tú eres nuestra salvación, nuestra libertad. Contigo, podremos tomar venganza de esos humanos que un día nos encerraron aquí. Asi que humana... - tomó entre sus manos un tridente de color rojo – es hora... de nuestra libertad...

FlowerfellWhere stories live. Discover now