Agua resbalaba por su piel. Seguía con los ojos cerrados, su lenta respiración le mantenía viva y su corazón estaba volviendo a funcionar correctamente. Estaba tumbada y oía el agua correr, tiritaba, pues el agua que la ropa había absorbido estaba helada. Lentamente abrió los ojos, enfocó su vista y el cielo oscuro de luciérnagas estaba frente a ella. Se veía hermoso. Con su temblorosa mano la alzó, intentando tocarlas. Un tacto la detuvo. Sans estaba a su lado, con Flowey en el hombro le miraban preocupados. La ropa del esqueleto también estaba mojada y tomó la mano de la niña, que intentaba recordar lo que había pasado.
- Sweetheart...
Lo miró. Todavía estaba confusa.
- Niña, ¿estás bién? - preguntó Flowey desde el hombro del Sans
Ella sin dejar de mirarles por su preocupación afirmó con la cabeza lentamente. Sans suspiró aliviado y ayudó a la morena a levantarse del suelo.
- Estas empapada... toma...
Notó en sus hombros la misma chaqueta que el esqueleto le dejó por la noche para que no pasase frio. Su calidez le calentó al instante, dejando que sus dientes dejasen de castañear y su pequeño cuerpo y manos dejasen de temblar al agua helada. Ella sonrió a tal acto y le abrazo, tanto que Sans se ruborizó y Flowey gruñía por lo bajo de los celos que sentía de que esa mocosa quisiese a ese esqueleto.
Después de asegurar de que ella estuviese realmente bien decidieron volver, sin embargo, la niña no quería, deseaba jugar un rato más. No dejaba de acercarse a las flores eco e introducir sus palabras inaudibles en ellas. Se paraba en cada una, con palabras distintas y la misma intención. Siendo ya la última flor del lugar volvió al lado de Sans, quien la esperaba con una sonrisa de lado a lado y Flowey con mirada curiosa a la niña. No lo había notado hasta el momento cuando en su rostro empezaban a salirles flores doradas empezando por su cuello y llegar hasta sus mejillas. Sin duda a la niña ya ni le importaba el hecho de que ellas estuviesen ahí. Ya sabía cómo convivir ante la situación.Volvieron al pueblo de Snowdin, en el que se pararon en la puerta de la cabaña de madera que tanto le había gustado a la pequeña. Sans parecía estar discutiendo mentalmente consigo mismo, mirando la puerta de la casa fijamente.
Sin duda pasó de largo al final.
Llegaron de nuevo al puesto de madera fuera de Snowdin. Sin duda estaban en el mismo lugar que antes, la lámpara ni se había movido de sitio.
- Iré por algo de comer, mañana creo que no podré estar contigo – dijo Sans, su voz apenas se oía, cómo si llevara una gran tristeza dentro de sus costillas – es posible que "Jefe" esté sospechando de mis salidas, no quiero que te encuentren. Por eso, no debes moverte hasta que yo vuelva. – la niña volvió a afirmar- vale... volveré pronto
Dijo y se marchó en mitad de la niebla que empezaba a aparecer.
La niña al ver irse a su amigo notó como si su corazón no funcionase bien, era cómo si le desgarrara cada vez que se marchaba y la dejaba abandonada, pensando que jamás volverá. Se metió en el puesto de madera y se volvió a acurrucar, esperando con impaciencia a Sans, todavía tenía la chaqueta que siempre la mantenía caliente, su cálida ropa le encantaba, le abrazaba sin soltarla, se aferraba a ella como si fuese lo último que tocara en toda su vida. "No debes moverte hasta que yo vuelva" se volvió a repetir ella misma las palabras de Sans en la cabeza. Le esperaba, pero sabía que tardaría en volver
- Hey niña, duerme un poco – avisó Flowey para que así dejase de pensar en la comida y de ese tonto esqueleto- debes estar cansada, y más con lo sucedido
La morena sonrió cálidamente y sus ojos empezaron a cerrarse, dejándola sumirse en un cuento de fantasía junto su amigo Sans.
Después al cabo del rato se despertó mirando a los lados por si Sans estaba llegando. Se equivocaba. No veía a nadie y la niebla era cada vez más densa. Suspiró en derrota por intentar ver más allá de ella.
Flowey estaba dormido bajo la chaqueta, lo que significaba que podría hablar consigo misma un poco en paz. Miró enfrente de ella y vio una pequeña bolsa de plástico. La cogió dudosa y vio el interior, había toda clase de comida, desde la más pequeña y simple a la más grande y una pequeña nota.
De Sans:
Hola niña, aquí te traigo la comida, he puesto comida de más ya que "Jefe" me ha dicho que estaré ocupado todo el día. Ten mucho cuidado.
Sonrió y guardó la nota en un bolsillo de la chaqueta, tomó lo primero que pilló de la bolsa y empezó a comérselo. Era dulce, chocolate con nata en el interior. Hacía mucho que no tomaba cosas tan dulces. Le hacía recordar cuando estaba con su familia, una familia que se fue para siempre, abandonándola en este mundo, sin nadie que la cuidara.
Sus ojos de miel terminaron en agua salada, haciendo una pequeña cascada en sus mejillas y cayendo al vacío de fría soledad.
Le dolía que su familia ya no estuviese a su lado. Les echaba mucho me menos.
Se secó las lágrimas rápidamente y siguió comiendo sin pausa.
Tras comer no sabía qué hacer, no quería quedarse allí hasta que Sans volviese por ella. Se levantó con cuidado de la nieve sin despertar a Flowey y tomó rumbo a Waterfall, el lugar donde le recordaba que no estaba sola.
Con paso cuidadoso y tapándose un poco la cara llegó a salvo al lugar lleno de agua cristalina, donde las cascadas le calmaban los nervios y las flores eco le llenaban el corazón en su pecho. Se sentó en la orilla del rio, lugar que siendo bello, puede ser peligroso para una débil humana como ella. Ya no cometería el mismo error dos veces, había aprendido la lección.
Las luciérnagas no tardaron en aparecer y revolotear alrededor suyo haciéndola levantarse y bailar entre ellas con una sonrisa que jamás nadie olvidaría, una que años atrás demostraba sin preocupación
"hey ???, mira"
"!???, cuidado!"
"¡AAHHHH!"
"¿eh? Jajajaja, te empapaste ???"
"¡¡no tiene gracia!!"
Voces de niños. Jugando sin preocupación. Pero no estaban en el lugar, las flores eco hacían sonoro el lugar, de todas los monstruos que pasan por aquí, unas frases románticas, otras tristes, alegres, cómicas...
Esos niños que sonaban desde las flores Eco, ¿Quiénes eran? Sonaban como dos hermanos jugar en el agua.
A lo lejos vio las dos figuras de aquellos sonidos alegres. Un niño y una niña. El niño parecía estar riéndose de la niña que estaba en el rio empapada y gritándole al que estaba en la orilla.
Eran muy distintos, pues el niño era parecido a Toriel, mientras que la niña era una humana. ¿Acaso hubo otra humana en el subsuelo antes que ella?
"??? Ayúdame a salir"
"te ves patética jajaja"
La figura de la niña salió del agua y se dirigió al niño. Ambos tenían el mismo jersey, negro y rojo, como en el cuadro de la casa de Toriel. Eran sus hijos. Un recuerdo de cuando jugaban juntos, sus almas todavía estaban en este lugar, jugando sin temor alguno.
"vamos, mamá nos estará esperando"
"si, ya voy"
Dijeron y en un parpadear de ojos aquellas figuras se transformaron en luciérnagas que revolotearon hasta llegar al techo de la cueva. Allí se perdieron los recuerdos de esos niños, alegres que un día perdieron la vida en la guerra contra los humanos. Sin embargo, no entendía que hacía una humana jugando con un monstruo en un lugar así. ¿Acaso cayó de la misma manera que ella?
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Flowerfell
RomanceEsta no es una historia cualquiera, entre lo deparado y desconocido que entra esta chica, tendrá que buscar una salida para llegar a casa. Por el camino se encuentra varios monstros sangrientos que intentaran matarla, pero su sorpresa es que revive...