Héctor:
Ha pasado bastante tiempo desde que ya no hablamos. No creas que no he pensado en ti.
Quizás sí te interese que ya no pienso en ti como antes y, para ser preciso, no como una polilla guiada por limerencia; eres algo que irremediablemente me falta en la vida.
Me aterra la idea de que, en lo que respecta a nuestras vidas, no nos hablemos más, pues, porque antes sabía que a pesar de todo, seguirías ahí para mí, siendo un pilar jónico, y que yo haría lo mismo contigo. Es decir, eras ese elemento incondicional que todos necesitamos para ser libres, aquel que no prejuzga nada; pero como es obvio, sólo conocí esa parte ¡Actuaba con el corazón, por la puta madre! Nunca te conocí de verdad. Y eso, Héctor, me entristece muchísimo, porque, al final ¿de quién me enamoré?... En fin, eso es otro tema...En los peores momentos (y digo cuando estuve muy roto por dentro) me enseñaste a ser fiel a mí mismo, a preocuparme de mí antes que otras cosas. No digo que sin ti, pude hacer nada, sólo que contigo, pude hacer algo.
En serio te quiero, espero que algún día volvamos a hablar y olvidar todas las cagadas mutuas y reconcialiarnos con una abrazo... pasará mucho tiempo.
Esta carta, tiene que ser quemada.Atentamente.
Yo.