— Ve y busca al ladrón — ordené al gato, quien solo maullo y se estiró sobre el sofá.Rodé mis ojos y suspire resignada. ¿Quien era ese hombre? ¿Como entraba a mí casa? Debería decírselo a mí madre... Pero ¿Que le digo? "Mamá entró un hombre a casa y tuvimos sexo en la ducha” probablemente me meta a un internado religioso.
Era real, no era una Alucinación. De eso estaba segura, aún sentía su semen en mí interior. Fui al baño y me di una ducha rápida, limpiando cada rincón de mí cuerpo. Me puse el uniforme y bajé rápidamente las escaleras.
— Adiós michi, te veré cuando regrese — di dos palmaditas en su lomo y salí por la puerta.
Llegué al instituto y me reuní con mis amigas.
— ¿Enserio? — preguntó EunBi sorprendida e incrédula a la vez. Ella era mi mejor amiga desde los 8 años, hasta ahora somos inseparables.
— Es enserio, no sé donde se fue —expliqué. Acababa de contarle todo lo sucedido, ella y yo no teníamos secretos.
— Seguro te lo haz imaginado, o quizás fue un sueño — respondió intentando buscarle lógica al asunto.
— Tal vez, no lo sé — me encogí los hombros y suspire. Sentí como unos brazos me rodeaban la cintura y elevaban mis pies del suelo.
— ¡amor! — chille de felicidad al sentir ese varonil aroma penetrar mis fosas nasales.
— De que hablaban — preguntó curioso sobre mi oído. Jin era mi novio desde hace dos años. Me enamoré de él y él de mí.
— Nada, cosas sin importantancia — me di media vuelta, quedando frente a él y llene de besos su rostro.
El día paso y la tarde cayó. Las clases terminaron y Jin me llevó a casa. Haríamos la tarea de matemáticas. Yo era una bruta pero él era un cavernícola.
— Aww que lindo gatito — exclamó al ver al gato recostado sobre el sofá. Se sentó sobre este y el gato subió sobre sus piernas.
— Iré a preparar algo de comer, ve a mí cuarto — ordené yendo a la cocina.
Mí madre no estaba y no volvería hasta la media noche. Tenía que ir a visitar a mí abuela al hospital. Otra vez había sido internada. Mí abuela vive en un geriátrico, al cuidado de enfermeras y mujeres que la ayudan. Nosotras no podíamos con su enfermedad y por eso mismo mí mamá decidió internarla. Hace un par de noches tuvo un infarto, los doctores la salvaron y ahora esta hospitalizada.
Preparé una sopa de fideos y subí las escaleras. Jin estaba tirado en el suelo con el gato sobre sus piernas y los libros desparramados.
— ¿Vamos a comer? — Sonrió, se puso de pié y dejó al gato sobre el suelo. Tomo ambos platos y los puso sobre la mesita de noche. — Tengo antojo de ______— una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro, se acercó a mí y me rodeo con sus gruesos y fuertes brazos.
— Vinimos a estudiar, nada de cochinadas — negué divertida, esquivando el beso que él me iba a dar.
— Yo no sé nada de matemáticas pero sé que Jin más _______ es igual a uno — su ronca y seductora voz erizo mí piel y me hizo estremecer.
*ya actualize le estoy robando inter a mi amiga jiji*