CAPITULO 13

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LÍA

- Listo – le digo a Ian saliendo del baño, ha tendido mi cama, quedo sorprendida – no debiste hacerlo – le digo cogiendo mi cartera y mi celular

- Me estaba aburriendo y lo hice, no fue nada, las cobijas huelen a ti – me dice y se queda callado dándose cuenta de su error demasiado tarde, lo escuché todo, me rio como una loca y él se pone colorado, wao, un hombre ruborizado, esto es nuevo

- ¿Así que hueles las cobijas de las chicas con las que duermes? – le digo saliendo del cuarto con él siguiéndome

- No, jamás había hecho algo parecido, perdona – dice sonando arrepentido, que gracioso - vamos por el helado y te dejo en casa de tus padres si quieres – me dice abriendo la puerta del piso dejándome salir

- Claro, ¿Por qué no? – le digo sonando desinteresada.

Bajamos en el ascensor y salimos, esta haciendo un día bello, hay sol y el clima esta templado, menos mal así no me quemare

– ¿Y tu auto? – pregunto mirando hacia los lados, no lo veo por ningún lado

- No lo traje, esta haciendo un día agradable y decidí traer mi consentida – me dice señalando hacia al frente, veo que es una SUZUKI GSX S 750 completamente negra, wao, es hermosa – vamos -  dice cogiendo mi mano, y pasándome un casco, ¿de donde los ha sacado?, debió dejarlos con Paul

- Esta moto es espectacular – le digo cuando estamos frente a ella y la admiro con mas detenimiento

- ¿Te gusta? – me dice sonriendo

- Aja – digo asintiendo con la cabeza – me encantan las motos – le digo encogiéndome de hombros y sonriendo como una niña con sus juguetes

- Ten – me dice tirándome las llaves, las agarro al vuelo, tengo buenos reflejos

- ¿En serio? – le digo cogiendo las llaves como si fuera un tesoro

- Si, adelante, solo no hagas que me arrepienta, jamás dejo que nadie la maneje – dice mirando con melancolía su moto, que exagerado, aunque yo soy igual en ese aspecto, no dejo que nadie maneje la mía nunca

- Siiii – digo dando salticos y haciéndolo reír - ¿A dónde vamos? – le digo poniéndome el casco

- A Walden Drive, hay un local en el que venden helados de yogurt deliciosos, yo te guio – me dice poniéndose su casco

- Okey – digo subiéndome a la moto – auch – digo sintiendo dolor en mi parte intima

- ¿aun duele? - me pregunta mirándome la cara

- Un poco, pero ya pasara, suba a bordo señor Ian – le digo haciéndolo reír

- Si mi capitana – dice subiendo detrás mío – te ves muy sexy en moto, ¿te lo han dicho? – dice abrazándome la cintura

- Claro que sí señor Ian – digo en tono socarrón

- Que creída, anda, vamos que tienes que ir a la cena de tus padres o apuesto que te matan – dice abrazándome más fuerte

- Si, tienes toda la razón – digo encendiendo la moto y acelerando, wao, el motor suena muy ronco y fuerte, me encanta

- Tenga cuidado señorita – dice y me rio de él

- Respira y relájate – digo repitiendo las palabras que me dijo mientras entraba en mi

- Que graciosa, ahora me copias la palabra – dice y arranco

Voy suave mirando a lado y lado, no viene ningún carro así que salgo fácilmente a la avenida y acelero, Ian se aprieta mas fuerte a mi cintura y me deja sin respiración

- No me dejas respirar – grito para que pueda escucharme con el ruido de los autos y el viento

- Perdona – grita aflojando el agarre, acelero mas y paso a toda velocidad los autos que transitan, quince minutos después estoy volteando por la calle que me menciono

- En dos calles a la izquierda está el local – me dice cuando freno un poco esperando sus instrucciones

- Okey – digo acelerando nuevamente llegando a la segunda calle

- Ese  – dice señalando un local muy pintoresco frente a un parque donde juegan niños y personas pasean a sus mascotas, estaciono la moto frente al local y la apago, Ian baja y se quita el casco y yo le pongo el seguro y bajo la pata lateral, me quito el casco y lo miro

- Te traje vivo, no puedes quejarte – le digo parándome de la moto

- Casi me da un infarto señorita, estoy vivo solo porque no podía dejar mi moto en tus manos, la chocarías – me dice pinchándome el estomago

- Que gracioso estas hoy, anda, vamos por mi helado – digo caminando hacia el local

- ¡Que gruñona mujer! – dice adelantándome y abriendo la puerta para que entre, la cierra tras  él y se dirige a la caja, miro alrededor, paredes azules y diez mesas blancas, cuatro de ellas están ocupadas por parejas con hijos – ¿de qué sabor lo quieres nena? – me dice Ian haciendo que lo mire

- De limón – le digo acercándome a él

-Uno de limón y uno de mandarina por favor – le dice Ian a la chica de la caja, luego paga y la chica se dispone a preparar los helados

- ¿Te gusta el limón? – pregunta pasando su mano por mi cintura y dándome un beso en la cabeza lo cual me sorprende, nunca nadie me había hecho demostraciones de afecto así en la calle

- Me encanta – le digo mirándolo, me sonríe y me da un beso en la nariz

- No se que tienes pero no puedo dejar de darte besos, ¿te molesta que lo haga? – pregunta mirándome a los ojos

- No – digo perdiéndome en su mirada, me sonríe y me da otro beso en los labios  haciendo que sonría también

- Aquí están sus helados – dice la chica llamando nuestra atención, Ian los recibe y me da el mío

Toma mi mano y me lleva a una mesa junto a la ventana, de camino pasamos frente a una pareja con un bebé en brazos que se me queda viendo, cuando lo miro veo que me sonríe tiernamente y empieza a mover sus bracitos y piernitas, que lindo, tiene lo cachetes muy gorditos, ojos azules clarísimos y es súper rubio, tanto que pareciera que no tuviera cabello, le devuelvo la sonrisa y sigo caminando.

No Te Busque #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora