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Dejaron pasar esa semana y los días se esfumaban entre caricias nerviosas, roces y besos particularmente intensos. Ambos se habían acostumbrado a oír la respiración agitada del otro y parecía ser el sonido favorito que compartían.
Taehyung era el más torpe de ambos.
No era ningún secreto.
Pero Jimin tampoco estaba tranquilo.
Los dos eran un par de adolescentes hormonales que no eran capaz de controlar el temblar de sus cuerpos cuando entraban en contacto.
La primera vez donde pareció que lanzarían todo por la borda fue un domingo en casa de Taehyung. Se encontraban recostados en la cama, rodeados por el desorden, pero ese no era tema. Estaban cómodos y en su propia burbuja. Compartían besos perezosos y se quejaban continuamente de tener que ir a clases al día siguiente. Se quejaban, sí, pero se sentían felices. El viento que se colaba por la ventana del menor aligeraba aun más el ambiente y de repente se podían sentir hasta adormecidos por la alegría pacífica.
-¿Es tu papá?-tras oír el ruido de la puerta principal, Jimin se removió solo un poco.
-Lo es.-contestó el castaño tras dar un vistazo a la hora.-Pero no pasa nada, sabes que le doy un poco igual.-frunció la nariz y escuchó el gruñido de Jimin. Seguido a eso, tenía al más bajito sobre sus caderas y sus mejillas eran aplastadas por las pequeñas palmas del mayor.
-Te quiero.-musitó el rubio, juntando sus narices.
-Te amo.-contestó Taehyung, ensimismado en su caricia.
Y así eran las cosas, Taehyung se había vuelto incluso más directo que Jimin con el pasar de su relación. No era algo que le desagradase al rubio, incluso Jimin se emocionaba cada vez que su menor se comportaba de tal manera, pero le costaba asimilarlo , para ser sinceros. Pestañeó y con sus orejas enrojecidas , asintió.-Yo también te amo...-balbuceó mordisqueando su propio labio antes de abalanzarse sobre los impropios.
No era broma decir que se emocionaba.
Sus cerezos colisionaron. Los labios de ambos se hinchaban rápido, poco acostumbrados (cada vez más) al violento roce, y la humedad que ambos compartían entre sus bocas. Jimin no era capaz de apartarse, menos cuando las delgadas y grandes manos de su mejor amigo se colaban bajo su playera y sujetaban su cintura. Era tan necesario. Movió sus caderas un poco y el jadeo que escapó de los labios de Taehyung logró hacer hormiguear su abdomen.
El ambiente de la habitación se volvió caliente.
La brisa que entraba por la ventana no era suficiente.
Taehyung tuvo que apartarse cuando le fue necesario respirar. Era solo un segundo , pero Jimin no perdió el tiempo. El castaño reprimió un jadeo cuando la piel de su cuello era apresada entre los dientes del mayor. Taehyung podía desfallecer cuando los abultados labios del mayor recorrían el costado de su cuello entre succiones y besos húmedos. Podía sentir claramente su lengua deslizarse por él, para después dar paso a sus cerezos acolchonados, se cerraban alrededor de una porción para succionar y después mordisquear en medio de su pesada respiración.
