89. "desastres"

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Escuché como el despertador sonaba sin parar, al rato escuché como era estrellado contra la pared con furia, abrí los ojos y Ford de inmediato se acostó de nuevo a mi lado

—¿Te despertó? —menciono algo triste

—Lo que realmente me despertó fue que lo tiraste contra la pared —rei

Me recargue en su pecho y me quedé mirando a la nada, ojalá esto fuera para siempre

—Linda —levante la mirada— tengo que ir a pueblo por focos, se fundió el de la cocina —beso mi fente— vístete, yo haré el desayuno

—Tu vístete, yo haré el desayuno y te espero aquí —me levanté y me puse una camisa de el que estaba en el piso

Tomo su ropa y me miro unos instantes, después entro al baño para cambiarse

«tenias que sonar, cosa inutil» pensé pateando los restos de lo que era el despertador

Abrí la ventana y santa cosa que me callo enzima

—¡______! —grito Ford de inmediato me ayudó a levantar

—¿A noche nevó? —dije incrédula— apenas y hacía frío —me había dejado mojada la camisa la nieve, solo escuché risas de Ford

—¿Acaso no te diste cuenta? —siguio riendo

—yo no le veo el caso de burla, filbrick —mencione molesta cerrando la ventana con algunos esfuerzos y callendo al poderla cerrar

—¿Que es hoy? —pregunto dándome una toalla

—Creo que... 29? —me abrigue con la toalla con algo de frío

—Tus medicamentos... Mañana tenemos que comprarlos —beso mi frente

—No es necesario, recuerda que dijo que no hay problema si no los tomo un mes —sonrei

«no es necesario» me lo repetí varias veces, aunque estuviera demaciado débil eso días después de tomarlos ese tiempo me sentía como si no hubiera rastro de tumor o enfermedad alguna

—Lo son si queremos que no pueda regresar jamás —acaricio mi mejilla y se fue por la puerta de nuestro cuarto

Un escalofrío sentí, recordé que seguía medio congelada por la nieve así que me di un baño

(...)

—Cambie de opinión —dije subiendo a la motocicleta con el— voy contigo

Sonrió poniéndome el casco, vaya que me sentía como una pequeña niña a su lado, algunas veces
Todo Gravity falls estaba nevado, helado a decir verdad, uno que otro animalillo del bosque corriendo para refugiarse
Estacionamos y entramos a la tienda que extrañamente estaba vacía, siempre había gente comprando bebidas heladas y calientes

—Buenas tardes —hablo la señora— me sorprende que decidieran salir con lo que viene

Una mirada de extrañeza se formó en ambos

—Oh, es cierto, ustedes son nuevos en el pueblo —rodo los ojos sonriendo— cada año antes de diciembre neva demaciado, deberían tener cuidado al salir pues hay demaciado aire por las tardes —apreto mi mejilla como lo hacía mi abuela— y a ti te traje los dulces que me encargaste mi esposo les cobrará al final —sonrio tomando una caja para llevársela

—¿Dulces? —interrogo Ford mirándome extremadamente

¡Tenía que ser mi mierda de suerte...!

—Te lo eh dicho Miles de veces, nada de azúcar esta semana ________, si quieres comerlos solo unos cuantos al mes

—¡No puedo esperar otro mes para atacarme de ellos! —hice un leve puchero

Mi aguafiestas T. 2 «ford & tu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora