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Eran alrededor de las 17 horas y la cafetería se mantenía con la mayoría de las mesas llenas, SeungRi con un delantal blanco y una charola atendía una parte mientras su compañera atendía la otra parte. Cuando un cliente salía no dudaba en dejar una propina por el buen servicio.

–Gracias a ustedes por venir, esperamos que vuelvan pronto.– el chico hizo una reverencia ante una pareja que iba saliendo del café después de recoger su propina y las tazas vacías de café.

Las dejó en el mostrador para que la señora Kamjooh las tomara y así él volver a otra mesa que se acaba de ocupar. Los Kamjooh era dueños del lugar, una pareja de personas mayores, entre 60 y 65 años. Al principio no estaban seguros de que Lee hiciera un buen trabajo pero conforme los días iban pasando el chico aprendía cosas nuevas y las que sabía las hacía mejor. Sin duda los chicos eran de gran ayuda en el café pues mientras ellos atendían las mesas la señora Kamjooh limpiaba los mostradores o preparaba los postres mientras su esposo cobraba las cuentas o preparaba los cafés.

–Maknae, ¿Puedes ayudarme con esa mesa? –habló SunHee, la chica compañera de SeungRi. Ella comenzó a llamarle Maknae debido a que era el más pequeño de todos los que trabajan en el café. No es que no le gustará llamarle SeungRi pero le había parecido bonito llamarlo así ya que alguna vez mientras atendía a una familia escuchó como la madre llamaba Maknae a su hijo el más pequeño, se le ocurrió preguntar el por qué del apodo y la señora respondió que así le decía por ser el más pequeño de la familia. Le pareció lindo el apodo y al conocer a SeungRi pudo ocuparlo por fin.

El chico asintió acercándose con una pequeña charola y su libreta en mano hacia la mesa solicitada.

–Bienvenido al café. ¿Puedo tomar su orden? –habló el menor preparando el bolígrafo.

–¡SeungRi! –la voz era conocida por el chico, dirigió la mirada a la persona que estaba a un costado de él reconociendo de inmediato al chico.

–Bae... –YoungBae ya le sonreía mostrando su dentadura perfecta a lo que Ri correspondió de la misma manera.

–Que sorpresa. ¿Trabajas aquí? –el castaño asintió.– Wow, Tenía días que no frecuentaba el café. Es algo sorprendente que trabajes.

–Bueno, tengo que ayudarme en algo. –respondió encogiéndose de hombros mientras se movía un poco para quedar más de frente con el mayor.

–¿Ayudarte en algo? ¿Acaso no vives con tus padres? –Bae había entendido rápidamente que SeungRi trabajaba para cubrir sus gastos, lo que le parecía extraño. La mayoría de los chicos menores a 23 años vivían aún con sus padres y les pagaban los estudios.

–No, vine de Londres solo.... Pero ya te contaré eso después, tengo trabajo. –SeungRi miró las mesas ocupadas aún haciendo que el contrario las mirara igual y asintiera.

–Bien, puedo esperar a que termine tu turno. Mientras puedes traerme un café solo.– guiñó un ojo hacia el chico y éste asintió apuntando en su libreta para luego retirarse a deja el pedido con el señor Kamjooh.

Siendo las 19 horas la cafetería ya estaba casi sin gente dos o tres mesas estaban ocupadas, entre ellas la de YoungBae quien como prometió se quedó a esperar a que Ri terminara su turno.

–Maknae, puedes irte. No hay mucha gente, SunHee puede encargarse, además tienes escuela.– la señora Kamjooh picó una de las mejillas del menor obsequiandole una sonrisa.

–Esta bien.– musitó el chico quitándose el delantal para dejarlo en su lugar y tomando su morral para colgarselo en el hombro.– Hasta mañana, señor y señora Kamjooh. –hizo una reverencia a los adultos y luego miro a su compañera imitando la reverencia.– Nos vemos mañana, SunHee.

Obsesión. | Nyongtory.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora