Narra June
Comencé a despertarme en torno a las doce del mediodía. Como odiaba esto del cambio de horario. La luz inundaba toda la habitación, pero parecía ser que a Yui no le molestaba, porque incluso estaba roncando. Me levanté con cuidado de no despertarla al mover su brazo de mi cadera, fuertemente agarrado. Froté mis ojos y comencé a espabilarme. Cerré las cortinas para que entrase la mínima luz posible, y al girarme...
Oh,Dios.
Solo un jodido nombre: Ayato.
El muy pelotudo se encontraba en medio de la gran cama, y sentí un asco intenso al pensar que el brazo que me estaba rodeando la cadera era suyo. ¿Y quién estaba roncando? Él. ¿Quién tenía agarrada a Yui por la cintura? Él.
-¡Pero será...!
Tengo que admitir que tengo un poco de malhumor al despertar. Y que seguramente la cosa no era tan grave, al menos comparada con lo que se nos iba a venir encima (a Yui y a mi) en nuestra estancia aquí los próximos meses. Con algo de rabia, me lancé a la cama,poniéndome encima suya. Abrió los ojos.
-FUERA DE AQUÍ -le ordené a escasos centímetros de su cara de imbécil.
Sonrió burlón.
-A Ore-sama nadie le ordena nada -puso la mano en mi trasero y lo apretó.
Fue algo autómatico. ¿El qué? Pegarle un puñetazo en el ojo. Gruñó de enojo y me cogió del pelo, haciendo que soltara un quejido y tirara la cabeza hacia atrás.
-¡Hijo de puta,suéltame!
Inqué las uñas en su cuello. Comenzó a reír, lo cual me molestó más si cabe. <<VAMPIRO ASQUEROSO DE MIERDA, EN CUANTO VEA UNA ESTACA TE LA VOY A METER NO SOLO EN EL PECHO, SINO POR EL CULO, PARA QUE SUFRAS, CABRÓN>>
Sin previo aviso, soltó mi cabello y me empujó contra él, cayendo de morros contra su asquerosa (¿he dicho cuán asquerosa es ya?) cara. Con brusquedad, clavó sus colmillos en mi cuello.
-¿¡Pero qué..?! ¿PERO QUÉ TE CREES QUE HACES, PEDAZO DE MIERDA CON COLMILLOS?
Colocó las manos, sus ASQUEROSAS manos, en mi culo. Mi precioso culo, mancillado por unas manos tan...tan...tan imbéciles (?). Y apretó. Apretó MUCHO. Tanto que ahogué un gemido. ¿Qué quería, marcar sus huellas dactilares ahí, o qué onda?
-Ore-sama quiere que te estés callada.
-ORE-SAMA SE PUEDE COMER UNA MIER...ahhh -susurré el quejido al notar como apretaba más ante mis insultos.
-Estáte quieta...-noté como succionaba. Maldita sanguijuela- Ore-sama está disfrutando esto...
<<Hijo de puta, la concha de la madre que te trajo al mundo, cuando te asesine, porque estoy segura de que te voy a asesinar, bailaré sobre tu pútrida tumba>>.
-Ojalá te mueras -le susurré en el oído-, te odio.
Sentí como clavaba más sus colmillos, el dolor es indescriptible. Quería matarlo a golpes, pero cada vez estaba más débil. Sus manos ya no se encontraban exprimiendo mi culo, sino que se paseban por la curvilínea figura que poseía. Por el contorno de mis caderas, estrechando la cintura, masejando mis glúteos. Dejó de succionar,apartando su boca de mi cuello y me miró sonriendo. Ojalá hubiese podido borrarle esa sonrisa de "Soy El Mejor" que llevaba. Sentía mi cuerpo pesado y cansado, como falto de todo. Notaba el pequeño reguero de sangre que circulaba por el cuello, manando de aquella herida. Traté apartarlo de mí incorporándome, pero temblaba y estaba claro: yo era la presa y él el depredador. El corazón se me detuvo en cuanto noté su fría lengua por mi clavícula, limpiando la herida y la zona del líquido carmesí. Tragué saliva y cerré los ojos, intentando regular la respiración que se me había acelerado.
-¿Estás caliente? Ore-sama hará que te incendies...solo dame todo de ti, y te haré disfrutar de este infierno -susurró ronco.
Forcejeé para librarme de él, pero me retuvo y lamió lenta y lascivamente mi oreja. Apreté los labios,<<ni se te ocurra gemir>>.
-¿Por qué te contienes? Ore-sama te hará gemir tan alto que quedarás afónica de placer.
Su mano comenzó a reptar por mi abdomen...Oh,no. Nononono.
Tuve una idea. Una idea no muy brillante, pero una idea al fin y al cabo. Hice como que iba a recostar la cabeza en su pecho, pero en vez de eso le pegué un mordisco en el cuello. <<Siéntelo, cabrón>>. Soltó un chillido que estoy segura que pudieron oír todos sus hermanos. Noté como la sangre brotaba y llenaba toda mi boca. En seguida me levanté aprovechando su sorpresa. Escupí su sangre y restos de piel en el suelo, asqueada. Él se llevó una mano al la herida, estupefacto.
-¿Acabas de...morderme...?
Sonreí con la boca llena del tinte carmín y salí escopetada hacia mi habitación, bueno, más bien, la habitación de Shu. Él estaba durmiendo placidamente en la cama.
Una vez allí, entré sigilosamente al baño y me lavé la boca con agua, gargajeándo para después escupir. Salí, visualizando las maletas al otro lado de la habitación. De puntillas, llegué hasta ellas y abrí el primer maletón. Saqué unos jeans azul cielo y una camiseta sin mangas en la que ponía: "All People are Mad Here", y me pareció que era una camiseta indicada para la situación que estaba viviendo :v
-Ruidosa...-gruñó Shu.
No. Joder. Estaba despierto. Hice caso omiso, pensando que a lo mejor hablaba dormido. Miré en otra maleta los zapatos. Unas botas, unas converse, tacones de aguja, plataformas...Opté por unas skechers, lo más comodo.
Cuando me di la vuelta para ir al baño y cambiarme, me topé con los ojos azules de Shu abiertos con pereza.
-Eres una ruidosa. Tu corazón se escuchaba hasta desde el cuarto de Yui.
Arqueé las cejas, sabiendo la pregunta que me iba a hacer. Cerró los ojos.
-El grito de Ayato se debe de haber escuchado por toda la mansión, y me da que no soy el único vampiro que se ha despertado...-rió- Van a estar furiosos contigo...
-¿Conmigo? ¡Pero si fue el imbécil de tu hermano el que...!
Se levantó.
-Parece que no acabas de entender una cosa: Los vampiros estamos por encima de los humanos.
Puse los ojos en blanco.
-¿En serio tú también opinas eso?
Es absurdo...
-Lo absurdo es que no te hayas dado cuenta de ello. Y no es una opinión, es la verdad. La verdad de que los humanos mueren y nosotros no.
Me acordé de mi madre. Eso hizo que mi ánimo cambiara drásticamente. Cabizbaja, apreté los puños.
-Al menos nosotros sabemos sentir. Al menos nosotros disfrutamos de cada momento, porque, como tú bien dices, puede ser el último. Al menos nosotros tenemos emociones.
Y, sin cruzar alguna palabra más, me fui al baño a darme una ducha y cambiarme de ropa.
Ya bajo el chorro de agua tibia, me dediqué la pensar en lo que había dicho el vago de Shu. Entonces encontré fallas en lo que dijo. Los vampiros sí podían morir. A lo mejor no era mediante una estaca de madera, como decía Van Helsing, pero sí de alguna otra forma. ¿Balas de plata? No, eso era para los licántropos. ¿Cómo? Esa era la pregunta. Seguí pensando en como averiguarlo hasta que salí y me vestí. Al mirarme al espejo, me percaté de que la camiseta era de espalda abierta (no tenía tela más que un trozo de unión por detrás, en la nuca) y tenía un poco de escote. No quería ir provocando...pero tampoco iba a cambiar mi forma de vestir solo por áquellos chupasangre. Sequé mi pelo con una toalla y lo revolví, dándole un aspecto mucho más salvaje. Cogí mi móvil y salí de la habitación, sintiendo la mirada del vampiro sobre mí.