Clases de Etiqueta

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Narra Reiji

Aquellas dos inútiles humanas llegaron cinco minutos tarde al desayuno. Se sonrieron y se sentaron juntas. Oía la música tan estridente procedente de los auriculares de June. La miré con el ceño fruncido. Ella tarareaba y hacia gestos extraños al son de las canciones. Podía oír como sus pies también se movían. Esperé a que se diese cuenta de que la estaba mirando mal, pero, por supuesto, la estúpida no se dio por enterada. Seguía comiendo como si nada. Raito no dejaba de mirarla, y, claro, como no, ella sí se daba cuenta le sonreía. En seguida me percaté de que me estaba ignorando a propósito. Carraspeé.
-June, no es aceptable que comas con los auriculares puestos.
Ahí sí me dirigió la mirada.
-¿Acaso te molesta?
-Sí, por eso te pido que te los quites.
-No.
Y siguió comiendo, indiferente.
Después de un rato, di por finalizado el desayuno.

Narra June

-Oppai-chan~ -me llamó Raito.
Me giré.
-Nfu~ ¿Por qué no vienes y jugamos un rato en mi cuarto~?
-Suena divertido -sonreí-, pero tengo que hacer un par de cosas con Yui -mentí.
-Oh...-sonrió aún más- ¿Y qué clases de cosas son esas? Yo quiero ver...-se acercó a mí.
Realmente Raito me caía bien. Es decir,era un guarro, pero me encantaba seguirle la corriente. Tan malo no podría ser,¿no?
-Bueno, si te portas bien, quizás te invite a alguna noche de chicas con Yui y conmigo -le guiñé el ojo.
La sorpresa de haberle devuelto la indirecta se reflejó en su cara.
<<Mira y aprende de la profesional en perversion, perrito>>. Hizo un puchero.
-Yo no quiero esperar -los ojos le brillaban, llenos de malicia-. Y además,me estoy portando bien tanto con Oppai-chan como con Bitch-chan~~ ¿O a caso quieres que sea malo?
Estaba a centímetros de mi cara.
<<No te sonrojes,no te sonrojes...>>. Reí.
-Si éste supuestamente es tu lado bueno, no quiero ni ver tu lado malo.
Giré para irme, pero me cogió de la muñeca.
-Nfu,nfu~ Oppai-chan está juguetona hoy. Me pregunto por qué no quiere jugar conmigo~
Comencé a molestarme. No quería dejar mucho tiempo a solas a Yui por si alguno de éstos la asaltaba, y encima tenía que lidiar con el Violador Del Bosque Antiguo versión vampiro.
-Si me dejas ir, luego jugaré contigo.
Rió.
-Pero yo quiero jugar ya,Oppai-chan~ Dime por qué no...-su voz se tornó ronca y varonil, algo totalmente atípico de él- podemos jugar...
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
-Déjame ir -le dije totalmente seria.
-Nope~~
Me apretó contra él.
-Qué bien hueles...de solo pensar en todo lo que podría hacerte me excito...-su aliento me calentaba el oído.

<<Mala idea la de provocar al pervertido>>

-Oppai-chan...-gimió en mi oreja, para después lamerla.
-Ya basta, Raito. Ese tipo de acciones las haces en tu cuarto, no aquí.
Raito me soltó e hinchó los mofletes.
-¡Reiji, qué aburrido!
Antes de desaparecer como ninja, me dedicó un susurro:
-Esto no quedará así, Oppai-chan -su voz dulce y aniñada engañaba-. Tenemos juegos pendientes.
Y desapareció.
Suspiré y me masajeé la muñeca. Reiji me miraba de reojo, esperando mi respuesta. Roja de verguenza, lo miré.
-E-etto...Gracias,Reiji...
-Me debes un favor, y, por lo tanto, me lo devolverás en forma de obediencia y sumisión hacia mí. Ah, y tomarás clases de etiqueta.
-¿QUÉ?
-No grites. Seré tu profesor particular. Así que sígueme.
Refunfuñando, lo seguí hasta la biblioteca.
-Espérame aquí.
A los cinco minutos volvió con un látigo en la mano.
-¿Q-Q-QUÉ COÑO ES ESO?
Azotó el látigo y me dió en el hombro.
-¡Ay! -me quejé. En seguida apareció una marca roja en mi hombro.
Fue tal mi asombro que me tropecé con mis propios pies al alejarme de Reiji y caí al suelo. Lo miré con una combinación de asombro,terror, e incredulidad.
-Es muy sencillo: Error que cometas, latigazo que te llevas. Y si te comportas mal, habrá castigos adicionales. Levanta.
Me levanté como un resorte, dispuesta a huir. Pero Reiji estaba bloqueando la salida. Mierda. Sin previo aviso, mis piernas me llevaron hasta una puerta que estaba al lateral. La abrí, cerré con llave y me di la vuelta. Era la habitación de Reiji. Me acaba de meter en la boca del lobo.
-Además de insolente,estúpida.
Reiji había aparecido en la habitación. Sonrió.
-Cuanto más tiempo me hagas perder,más te voy a castigar.
En un parpadeo ya lo tenía acorralandome contra la puerta.
-Kyaaaa! -el grito se escapó de mis labios al tenerlo pegado a mi, con sus brazos apoyados a ambos lados de mi cabeza para que no pudiese escapar.
-Silencio -lo miré a los ojos-. Soy tu profesor,así que ahora harás todo lo que yo te diga. Sino, castigo.
Tragué saliva. ¡En sendo lío estaba metida!
-Tendrás que referirte a mi como "Sí,señor", "Sí,profesor", o, cuando te esté castigando, "Sí,amo".
Me sonrojé.
-¿Me estás vacilando?
Frunció el ceño y empuñó el látigo. Al instante de oír el chasquido noté un dolor agudo en la pierna, seguido de un ligero riachuelo carmín. Pegué un brinco.
-Me tratarás de "usted",¿entendido?
-Sí,señor...-bajé la mirada, a regañadientes.
-Ahora te voy a castigar, así que me dirás: "Sí,amo"
-¿QUÉ? ¿POR QUÉ? -otro latigazo- ¡AY!
Masajeé mi muslo. El pantalón se había roto por ése lado.
-Por tu comportamiento insolente en el desayuno, por no tratarme con el respeto que merezco, y por no haber dicho "Sí,amo".
-¡Eres un...! -latigazo, ésta vez en el vientre, más fuerte.
Gemí y me toqué el abdomen. Un río carmín acompañaba la zona roja. Ligeramente doblegada, miré a Reiji, al cual le brillaban los ojos y trataba de mostrarse imperturbable.
-¿Me obedecerás ahora?
-S-sí, amo...
-Será mejor que te quites la ropa si no quieres mancharla o romperla.
-¿Q-qué? Pero...amo, no puedo...
-Quítate la ropa, te lo ordeno.
-Pero...
-¿Desobeces?
-N-no...
Comencé a desabrocharme los pantalones, dejando ver mis bragas grises con estampado de leopardo. No paraba de temblar, y, claro, avergonzarme. Me los quité bajo su atenta mirada, y luego la camiseta, mostrando un sostén push up a juego con las bragas. Parecía complacido.
-Ven...
-S-sí,amo...
Extendió su mano y yo la cogí, insegura. De repente aparecimos en una especie de...sala de torturas. La habitación era de piedra con miles de utensilios destinados a hacer sufrir a los demás.

Flashback

-¡No,NO! -gritaba y lloraba.
-Éstate quieta,niña.
Miles de agujas se incrustaron en mi cuello y piernas a la vez. Solté un desgarrador alarido. Los inyectables comenzaban a hacer efecto. Perdía la conciencia.

Narra Reiji

La humana parecía ausente.
-¿Me estás escuchando?
Sus ojos iban a la deriva y se encontraban llorosos. Las piernas le temblaban.
-¿Eh? -giró para verme- S-sí, amo...
-Bien.
Me acerqué a ella y la esposé a la pared, donde había unas cadenas especializadas para inmovilizar a la víctima. Me miraba con miedo, algo que me hizo disfrutar aún más de la vista. Cogí el látigo y me acerqué a ella. Comencé a besar su cuello, pero me detuve al ver la marca que Shu dejó en su pecho. Gruñí. Ella pareció percatarse de que miraba eso.
-E-esa marca me la hizo su hermano Shu al morderme, amo...
-Lo sé. Ese vago... cómo puede tomar algo que no es suyo...
Miré pensativo el suelo.
-Dime,June...-me miró a los ojos- ¿Con quién disfrutastes más?

Narra June

-¿P-perdón? No entendí la pregunta...amo.
-Me refiero...cuando te mordió Shu,¿qué sentiste? ¿Cuál de los dos te mordió mejor?
-No sabría explicarlo...
-Inténtalo.
Cabrón.
-Bueno...Shu era menos brusco y más suave...que usted.
Frunció el ceño aún más.
-¿Pero quién te excitó más?
Me sonrojé y miré para otro lado.
-Responde a mi pregunta -pasó el látigo por mi cuello de forma amenazadora.
-Bueno...yo...usted -me atravesó con la mirada-. Bueno, hay que tener en cuenta que estaba en ropa interior, y usted pues...hizo que me excitara.
-¿Y Shu no? -Parecía a punto de sonreír.
-No mucho...aunque debo decir que lo hacía bien...
-Ese vago no hace nada bien... Con que yo te excito,¿eh?
Dejó el látigo en una mesa y me acarició el mentón mientras paseaba su mano por mi cintura.
<<Parece que tiene mucha rivalidad con Shu...>> <<Justo el que te gusta>> ¿KHÉ? <<Tsk, ¿a mi gustarme Shu? NO! Para nada!>> <<Venga, si hasta Yui te lo notó...>> ¡Que no,verga!. Me sonrojé al pensar en los ojos azules de Shu, en su cabello, en su piel...
Cada vez estaba más roja y mi pulso se aceleraba.
-Veo que lo disfrutas... Qué caprichosa. Mirarme con esos ojos esperando a que clave mis colmillos en ti...Realmente eres muy masoquista.
-N-no...
-Tu voz y tu cuerpo dicen cosas distintas. Descuida, te haré disfrutar de éste dolor si así lo deseas.
Acto seguido, clavó sus colmillos en mi clavícula. Solté todo el aire que estaban reteniendo mis pulmones en forma de quejido, de manera que por un asfixiante momento fui incapaz de respirar. Notaba toda mi sangre succionada y saliendo de mi piel hacia su boca. Su fría boca. El intenso dolor se comenzaba a convertir en placer,algo que me asustó. ¿Sería verdad que era una masoquista? Sentía como aspiraba más y más, e intentaba no gemir demasiado, pero aun así lo hacía.
Mi mente se nubló, dejándome inconsciente.

&quot;Diabolik Lovers: Las dos Evas&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora