Hipo se encontraba en su casa disfrutando de una buena y merecida cena, Chimuelo estaba recostado frente a la chimenea, cuyo sonido del carbón quemándose invitaba a un como sueño, el dragón no hacía nada más que observar las cálidas llamas, mientras que sus parpados comenzaban a cerrase lentamente hasta quedarse en un profundo sueño.
Hipo había terminado de cenar, así que llevo el plato que había utilizado para comer en el fregadero para lavarlo más tarde, cuando ingreso a la sala principal vio a un cómodamente dormido Furia Nocturna, decidió no molestarlo y sin nada más que hacer por el momento dentro de su casa salió rumbo al pueblo.
Astrid por otro lado en ese mismo momento experimentaba una muy extraña mescla de sentimientos, primero estaba la alegría de que Hipo por fin dio lo que podríamos llamar el primer paso en una relación más cercana e importante que una amistad, pero por otro lado, le invadía la tristeza gracias a la posibilidad de que su querida compañera dragón Tormenta muriera por causa de una mortal enfermedad llamada viruela de dragón, además de esto, le preocupaba un poco la discusión que tuvo con sus padres (mayormente con su padre) en la cual el padre de Astrid dejo muy en claro el hecho de que jamás en esta vida o en la otro, permitiría que Hipo fuera el novio de Astrid. Lo cual inclinaba esta mescla de sentimientos hacía la tristeza.
Hipo caminaba despreocupadamente por los caminos del pueblo, había un festejo en el gran salón lo cual explicaba la ausencia de las personas, Hipo se dirigió a la casa de Patapez para preguntar a su madre si ya habían regresado Bocón y Patapez, llamo algunas veces a la puerta, pero no obtuvo ninguna respuesta, asumió que los padres de Patapez había ido al gran salón a festejar con todos los demás, así que decidió regresar a su casa.
Astrid estaba subiendo la colina para llegar a casa de Hipo, llamo a la puerta algunas veces pero nadie respondió, ella noto que la puerta estaba abierta, seguramente Hipo se encontraba a dentro perdido en sus pensamientos como siempre, pensó la joven vikinga, así que entro, grito varias veces el nombre de Hipo pero no hubo alguna respuesta, solo encontró a un adormilado Chimuelo que se encontraba en la sala principal recostado cómodo frente a la chimenea.
Astrid hizo una simple pregunta al dragón - ¿Chimuelo Hipo está en casa? – Chimuelo negó con la cabeza, una vez más de manera simple pregunto - ¿y en donde se encuentra ahora? - Chimuelo nuevamente negó con la cabeza. En ese mismo momento se escucho que alguien abría la puerta, no era nadie más que Hipo.
Astrid: Hipo (sonríe y corre a abrazarlo)
Hipo: (también la abraza) hola Astrid ¿Por qué estás tan contenta de verme?
Astrid: (se cepera de Hipo y cruza los brazos) ¿Qué no puedo estarlo?
Hipo: (nervioso) claro que puedes es solo que
Astrid: jiji (abraza de nuevo a Hipo) tranquilo no estoy enojada con tigo (lo besa en la mejilla)
Hipo: (una vez más abraza a Astrid y la besa en la frente)
Estuvieron abrazados por al menos cinco minutos antes de separarse simultáneamente uno del otro.
Astrid: Hipo
Hipo: dime Astrid
Astrid: ¿así a donde saliste hace un momento?
Hipo: salí a ver si Patapez y Bocón habían regresado con el acido de Ala Cambiante que necesitamos para elaborar la cura para la enfermedad de Tormenta
Astrid: ya veo ¿y dime los encontraste?
Hipo: no parece que no han regresado
Astrid: por cierto tengo que preguntarte otra cosa