—¿Qué es lo que dices? —cuestioné, dejando la foto en su lugar. No puedo creer lo que Connor me está diciendo, Paige y él son hermanos.
—Es una larga historia que... —se detuvo en seco y se quedó pensativo, viendo para la nada.
—¿Qué? —pregunté.
—Tienes que irte. —me dijo, aún sin mirarme. Fruncí el ceño sin entender, de inmediato me tomó del brazo encaminándome para la salida.
—¿Porqué? No entiendo. —reproché.
—Paige viene para acá, no puede verte aquí, llévate mi coche y vete directo a casa, llegaré después—me entregó las llaves del coche. Salimos al patio y me siguió empujando hacia su coche.
—No me interesa que venga Paige, no le tengo miedo —me detuve en seco.
—Carolina, por favor, vete, —me adentró al auto casi a empujones hasta que por fin hice caso. Cerré la puerta y encendí el auto —No te detengas por nada.
Le di una última mirada y arranqué, como el camino estaba despejado y plano, aceleré más, hacían falta varios kilómetros para salir al camino principal y un kilómetro más para llegar a casa. Tantas sorpresas que me he llevado éstos últimos días que no sé qué pasará en las siguientes horas o mañana o pasado mañana, y ahora que estoy sin Kayler me siento un poco desprotegida. ¿Connor hermano de Paige? Quién lo iba a imaginar, ni Anne me dijo nada ¿será que sabía? Hablando de Anne me imagino que Apolo le estará contando todo.
Fui bajando la velocidad un poco al ver más adelante un árbol caído, impidiéndome el paso. Ese árbol no estaba allí. El corazón me empezó a latir un poco más rápido ¿habrá sido Paige? Seguro que sí. Me quedé ahí en el auto, mirando a mis alrededores en busca de algo o de alguien. Había un completo silencio que incluso daba miedo, el viento cesó, ni una hoja de los árboles se movía, solo escuchando el ruido del motor del coche.
Siento miedo. Odio sentir miedo pero es inevitable, últimamente no he visto a Paige pero sé que ella está por ahí, cerca, esperando la mejor oportunidad para atacar, inconscientemente toqué mi brazo en donde la herida estaba cicatrizando, en donde quedará una horrible marca como la de ella.
Necesito salir de aquí, podría rodearlo e irme, pero hay muchos árboles al rededor que no me dejarían pasar, ese árbol que está caído es delgado, hasta lo podría mover. Miré una última vez a mi alrededor y abrí mi puerta, poniendo un pie en el suelo, salí y cerré la puerta con cuidado, haciendo el menor ruido posible. Al caminar se escuchaba el ruido de las hojas cuando las pisaba, mi corazón latía a mil, aquí nadie me podría defender si me atacan. Me arrodillé frente al palo y lo empujé con toda mi fuerza posible, logré moverlo un poco, estaba pesado.
Tú puedes, Carolina, solo tienes que mover ese árbol, entrar al auto y estarás segura.
Pensarlo se mira fácil.
Seguí empujándolo, se iba moviendo poco a poco pero en eso, escuché unos pasos detrás de mí, me detuve y quedé viendo a un punto fijo, no puede ser ¿quién será? Los pasos se escuchaban más cerca hasta que se detuvieron, sentía a alguien detrás de mí. Cerré los ojos con fuerza y respiré profundo, armándome de valor. Me puse de pié y me di la vuelta, encontrándome con ¿nada? Fruncí el ceño ante no ver a nadie aquí, cuando estaba segura que había alguien detrás de mí y hasta escuché los malditos pasos.
Reí nerviosa y me giré para seguir con lo que estaba haciendo pero, en cuánto doblé salté del susto al ver a Paige parada justo frente a mí ¿cómo es que hizo eso? Dios, cada vez me sorprende más, me pregunto si además de mujer loba será bruja.
—Vaya, vaya, mira lo que tenemos aquí. —sonrió, dando un paso hacia al frente.
—¿Qué quieres? —espeté.
—Me he dado cuenta que dejaste a Kayler, ya no están juntos y me parece que ha sido lo mejor que has hecho desde que llegaste aquí. —confesó, ¿cómo es que se da cuenta de lo que pasa tan rápido entre Kayler y yo? Y solo se me viene alguien a la cabeza ahora que sé el parentesco entre ellos dos.
—No sabes como disfruté verte la cara de sorprendida que tenías cuando miraste a Kayler transformarse frente a ti. —rió—. Fue un momento épico.
—¿Qué es lo que quieres, maldita bruja? Dime de una puta vez y ya déjame en paz, joder —me estaba empezando a enojar.
Su semblante se puso serio.
—¿Qué quiero? —inquirió—. Quiero que te largues de una buena vez, que vuelvas al lugar del que nunca debiste de haber salido.
—¿Y si no lo hago qué? —la encaré.
—¿Qué pasará si no lo haces? Veamos... —se hizo la pensativa, poniéndose el dedo índice en su barbilla. —Oh, sí, lo tengo... —se acercó a mí— tu mamita sufrirá las consecuencias.
Pasó de lado y caminó en dirección al fondo del bosque, pero antes me dio una última mirada y añadió:
—Estas advertida.
Y en un segundo se convirtió en loba, perdiéndose entre los árboles.
Mamá.
Me volví a arrodillar rápidamente y empujé con toda mi fuerza a ese maldito árbol hasta que después de varios minutos intentándolo pude apartarlo del camino, sonreí victoriosa y corrí al auto, abrí la puerta y me adentré a él. Arranqué y me dirigí a casa a toda velocidad.
***
Salí del auto y de inmediato entré a casa, en mi cabeza seguía rondando lo de Paige ¿lastimará a mamá si no nos vamos? Esa loca es capaz de todo, subí a mi habitación y me dejé caer en la cama. Estaba cansada, últimamente he tenido tantas cosas en la cabeza que esto me estresa. Ahora Connor es hermano de Paige ¿qué falta? ¿Que Kayler tenga una hermana?.
Cerré los ojos y respiré profundo. Me tengo que relajar, debo dejar de pensar en Kayler, en Paige, en todo esto pero ¿cómo? Si ahora soy parte de ésto. Escuché que tocaron la puerta de mi cuarto, algo que me desconcertó mucho porque no creo que sea mi mamá. Me puse de pié de inmediato y me dirigí a abrir la puerta, quizás sí sea ella y acaba de venir.
La abrí.
Y no era mi mamá.
¿Cómo entró Kayler aquí?
—¿Kayler? ¿cómo entraste? —cuestioné.
Me miraba como reprochándome algo. Sin embargo, no contestó mi pregunta.
—No deberías de dejar la puerta abierta, es peligroso —dijo, mientras pasaba a mi cuarto como si nada.
¿Dejé la puerta abierta?
Inmediatamente al recordar a Kayler algo se me instaló en el pecho, lo ignoré. Aún no lo perdono y no lo pienso perdonar.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, encarándolo y cruzándome de brazos.
Se arrecostó en la pared cerca de la ventana y sacó un cigarrillo de su abrigo negro, junto con el encendedor.
—Digamos que... —colocó el cigarrillo en su boca y lo encendió, expulsando humo—. Solo cuido lo que es mío.
Me miró.
Él y sus palabras que hacen que sienta cosquillas en el estómago.
—No estoy para tus cosas. —me sobé la sien.
—¿Te has traído el auto de Connor? —cuestionó, pensativo. —¿Porqué no vino a dejarte él? Es un imbécil, sabiendo como están las cosas te deja venir sola.
Negó con la cabeza.
Fruncí el ceño.
—Tú no sabes nada así que es mejor que no hables. —espeté.
Se quedó pensativo observándome mientras fumaba descaradamente su cigarrillo en mi cuarto, dejando ese horrible olor por doquier.
—Te dije que quería espacio, tiempo —volví a decir—. No estás cumpliendo.
Se acercó lentamente hasta quedar a unos metros de mí.
—Sé lo que dije, pero no puedo y decidí que no voy a hacerlo —confesó— Carolina, eres mía, solo mía, y aunque sé que te mentí con algo muy grave voy a hacer lo que sea para remediarlo. Sé que también quieres volver conmigo, solo que eres demasiado orgullosa para admitirlo.
¿Cómo es que siempre dice lo que es? Qué habilidad que tiene para decir lo que siento o quiero. Y supongo que eso es parte del lazo que tenemos él y yo ¿no? Es como magia, saber si estamos bien o mal aunque no estemos cerca. Leí algo de eso.
—Apenas ha pasado un día. —murmuré—. Por lo menos dame una semana para meditarlo, aceptar lo que eres no es muy fácil para mí.
Observé como se puso rígido.
—Y ni siquiera sé si has asesinado a personas estando en lobo. —comenté, esperando que su reacción sea que no.
Su semblante se puso serio y caminó hacia la ventana, tiró el cigarrillo y volvió hacia mí, cogiéndome de la nuca, suavemente sin hacerme daño. Lo miré directo a los ojos, estaban tomando su forma oscura, la que me da miedo.
—¿Crees que soy un asesino? —preguntó.
Tragué grueso, mientras llevaba mis manos a las de él, estaba empezando a apretar. Quería quitarlas.
—Dimelo tú... —respondí—. ¿Serías capaz de hacerme daño? ¿a mí? ¿a tu supuesta mate ?.
Miró mis labios y luego mis ojos, fue suavizando un poco hasta que me soltó.
—Nunca lo haría —respondió seguro—. Tienes que saber que daría mi vida por ti.
Eso hizo que mi corazón saltara de alegría, pero ese sentimiento solo podía sentirlo por dentro porque por fuera tenía una expresión seria.
—Pero no te puedo decir que no he matado a personas—dijo—. Porque te estaría mintiendo y ya no quiero hacerlo.
Se me instaló un nudo en el estómago al escuchar decir eso ¿entonces sí ha matado?.
—¿Quieres decir que sí has asesinado personas?.
Me miró.
—Sí.
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Enamorándome del lobo (editando)
Werewolf*GANADORA DE LOS PREMIOS OH! 2017* *GANADORA DE LA PRIMERA ETAPA DE LOS PREMIOS MENTES BRILLANTES* (SIN EDITAR) Carolina Lane hasta hace poco ha vivido una vida completamente normal, pero al mudarse con su madre a una nueva ciudad las cosas cambian...