Capítulo 38 | El Diario.

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   Vale, esto que dijo sí me tomó por sorpresa, en el fondo esperaba que la maldita respuesta fuera no, que solo uno u otro animal nada más, pero ahí está, diciéndome que sí ha asesinando gente, que quizá esa gente ha sido inocente.
—¿Cuántas? —pregunté.
Él me iba a responder, pero el ruido de la puerta principal lo impidió.
—¡Carolina, llegué! —gritó mamá desde abajo.
—Creo que platicaremos otro día. —dijo él, buscando la salida.
Lo seguí.
—Esto no va a quedar así ¿entiendes? Me vas a tener que contar todo, esta vez te has salvado pero mañana no. —le dije, mientras bajábamos las escaleras en busca de mi mamá.
Estaba dejando su bolso en la mesa y buscando algo, al levantar la vista sonrió.
—¡Kayler, tanto tiempo sin verte! —se acercó y lo abrazó.—Me tenías abandonada, hijo, eso no se hace.—se separó de él y, cuando pensé que me iba a abrazar a mí, estiré los brazos en su dirección pero los bajé rápidamente disimulando al ver que regresó a lo que estaba.
Eso dolió mamá.
Pude escuchar una risita por parte de Kayler, lo fulminé con la mirada. Qué pena, Dios mío, ignorada por mi propia mamá.
—Lo siento, señora, pero al parecer a su hija ya no le gusta verme por aquí —mintió él, cruzándose de brazos.
En realidad no era mentira.
—No es cierto —mentí también. Mamá me dio una mirada como reprochándome, mientras seguía buscando algo en su bolso desesperadamente.
—Carolina, no seas grosera con Kaylersito que bastante nos ha ayudado. Es más, él es el que te hace compañía cuando te quedas sola en esta enorme casa. A veces yo me preocupo pero luego recuerdo que estás con Kayler y se me pasa —me miró—. Y más cuando me contaste de esos lobos.
Le hice seña que se callara. Ésta señora.
—¿Lobos? —preguntó Kayler—¿Qué más le contaron?.
—Nada. —me apresuré a decir. —Má, ¿qué tanto buscas? —cambié de tema.
—Las llaves, hijita, no las encuentro, estoy segura de que las tenía aquí. —respondió—Por cierto, ¿porqué has dejado la puerta abierta? Sabes que es peligroso y ahora más porque no sé si las llaves han caído en manos de un desconocido. O maleante.
Mamá ha perdido las llaves.
Paige me ha amenazado hoy en hacerle daño si no nos vamos de aquí.
¿Casualidad? No lo creo. Miré a Kayler, tenía la misma expresión que yo.
—Me rindo, mejor cambiaré la cerradura. —dejó de buscar en su bolso y se dirigió a la cocina. —¿Quieres algo de comer, Kayler?.
—No, está bien, ya me iba y no se preocupe por la cerradura, mañana mismo mandaré a alguien a que las cambie.
Mamá se detuvo en seco.
—Eres un ángel. Gracias.
Y se fue para la cocina.
—¡Yo sí tengo hambre por si no lo... sabes.! —exclamé, ya que no me dice nada. Estoy celosa de Kayler ahora.
Lo miré fulminándolo con la mirada, se metió sus manos en los bolsillos delanteros y sonrió de lado.
—No creas que se me ha olvidado que tenemos una plática pendiente. —murmuré entre dientes a lo bajo.
Su semblante se tornó serio y asintió, al parecer este tema le afecta más de lo que creí ¿cuántas personas habrá matado? ¿habrán sido inocentes? El solo pensarlo es difícil.
—Te lo contaré mañana, con más calma y en un lugar en donde no haya gente.
Me crucé de brazos.
—¿Vengo por ti mañana? —cuestionó. Lo miré de inmediato ¿acaso piensa que lo perdoné? Está muy equivocado.
—Kayler, no te confundas. Aún no te perdono y no sé si algún día llegaré a hacerlo —confesé con sinceridad—El amor no lo es todo, hay ciertas cosas que una persona no puede soportar, como la mentira y más mentiras. —me referí ahora lo de las muertes. No puedo creer que ahora hasta sea un asesino. Esto es tan difícil para mí y no sé si terminará bien.
Pude ver cómo su mirada se caía, pero lo ocultó de inmediato.
—Bien, te veo mañana a las siete en el campo de fútbol. —dicho eso, me pasó de lado y se fue.
Tragué grueso y me dirigí donde mi mamá, de ahora en adelante me importará solo ella, porque si le pasa algo me muero.
***
2:55 a.m.
No podía dormir, estaba sudando a pesar de que hacía algo de frío, tantas cosas en la cabeza que me es difícil conciliar el sueño. ¿Me afectará todo lo que me dirá Kayler en unas pocas horas? Algo me dice que sí, y odio este sentimiento.
Me levanté de la cama y me puse mis pantuflas, caminé hacia la ventana y aparté la cortina, afuera estaba todo oscuro, solo se miraba a lo lejos la pequeña luz de la casa de Kayler, la que da al patio.
Estúpido, engreído. Quién iba a pensar que ese chico a quién tanto odiaba iba a terminar gustándome. Dejé de lado eso y caminé en dirección a la cocina. Mientras bajaba las escaleras me daba cuenta de que mamá hoy no había dejado ni una sola luz encendida, lo cuál es raro porque ella siempre dejaba la de afuera y la del pasillo.
Maldecí a lo bajo por no haber traído mi teléfono. Caminé sosteniéndome de la pared hasta que llegué a la cocina, busqué el interrumpor de la luz y al encontrarlo la encendí.
Respiré más tranquila al no estar en la oscuridad. Saqué un vaso y lo llené de agua. Bebí. Lo bebí todo. Nunca me había dado sed a ésta hora de la madrugada pero ya qué. Iba a apagar la luz al dirigirme a mi habitación pero como alumbraba una parte de las escaleras la dejé encendida. Subí los escalones uno por uno a paso lento, pero de pronto, un ruido en la pared me hizo detenerme en seco. Super asustada, obvio. Fue como si algo se hubiera caído.
Del otro lado de ésta pared estaba el sótano. Y en el sótano no hay nada ni nadie. A menos de que haya sido un roedor que al pasar por algo lo botó. Bajé y me dirigí a la puerta que daba al sótano. Giré el pomo y abrí. Super oscuro, encendí la pequeña luz y empecé a bajar las escaleras.
Me repetía a mí misma que no debería de tener miedo.
Al estar en el sótano miré a mis alrededores en busca de qué fue lo que cayó. No miré nada en el piso. Fruncí el ceño y recordé que aquí encontramos la foto de Scott y Kayler, ese pobre chico que lo mataron y no saben quién. Revisé una pequeña caja que estaba situada encima de una repisa. La soplé para limpiar el polvo que tenía encima y la abrí.
Habían varios papeles, me imagino del antiguo dueño. Eran como exámenes de colegio y no dudé en pensar que eran de Scott ¿porqué su familia dejaría éstas cosas? Sí que era buen estudiante.
Empecé a sacar todos los papeles hasta que algo más llamó mi atención, al final de la caja estaba un cuaderno. Lo saqué y pude confirmar que era un Diario. Pero estaba asegurado, tenía un pequeño agujero en donde va una pequeña llave. Revisé la parte trasera del Diario.
Propiedad de Scott Campbell, Decía.
Scott. Es su Diario. Quizá aquí diga algo sobre su muerte. Oh, por Dios. Tengo que encontrar esa llave. Rebusqué en toda la caja y nada, no estaba y me imaginé que alguien más la tenía, quizá se la llevo su familia ¿pero porqué se llevarían la llave y no el Diario? O quizá la tiene alguien que no le conviene que nadie sepa lo que este Diario contiene y creo saber quién es.

Enamorándome del lobo (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora