Capítulo 23 | Preparatoria Jhonson. Parte 1.

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  Sentir a Connor besarme es muy... Raro, sus labios son suaves y sabe a... No tengo la menor idea de a qué. No le estoy devolviendo el beso, pienso que esto es un error y que soy una pésima novia porque hasta ayer Kayler me pidió que fuera su novia, y cómo le había costado porque no es tan de ser así. Y eso es mucho. Connor se separó de mí, lentamente, al ver que no se lo correspondía.
  Apreté los labios en una sola línea.
  —Connor, esto no está bien... —murmuré.
  El ambiente se había puesto tenso.
  Asintió repetidas veces con la cabeza y se pasó las manos por la cara.
  —Lo entiendo, —dijo—Lo entiendo —repitió.
  Se puso de pié rápidamente y se dirigió a la puerta, la abrió pero antes de salir se dirigió a mí.
  —Nos vemos después, ¿si? —hizo el amago de sonreír, pero no le salió.
  Me puse de pié y me dirigí a él.
  —Sí, está bien. —tomé el pomo de la puerta, mientras lo miraba salir, —Connor, —lo llamé. Volteó a verme—No desaparezcas, ¿quieres?.
  Sonrió de lado.
  —No lo haré.
  Se fue caminando con las manos metidas en los bolsillos. Solo espero que algún día encuentre a alguien con quién pueda ser felíz.
  ***
  He pasado toda la tarde esperando a que Kayler viniera, creí que iba a venir super rápido al darse cuenta de que Connor estaba conmigo, pero no, no ha venido en toda la tarde, y es muy raro. La noche está cayendo, mamá no debe de tardar en venir. No quise llamarlo porque no tengo la menor idea de lo que le voy a decir. Me dirigí al baño principal porque no aguanto las ganas de orinar. Abrí la puerta y me senté en el retrete.
  Revisé mi teléfono, otra vez, y no hay ni un mensaje. Quiero llamarlo pero a la misma vez no. Además, yo no tengo porqué darle explicaciones a Kayler, que seamos novios no significa que me puede estar controlando a cada hora y no me va a estar diciendo con quién debo de andar y con quién no. Por ejemplo Connor es mi amigo y así va a seguir siendo.
  Salí del baño y me dirigí a la sala, la soledad era obvia en esta casa, el único vecino que tengo es Kayler. Con todo esto que pasó hoy había olvidado que estuvimos espiando a Kayler ¿y si Connor le dijo? Espero que no. Al pasar por una ventana que da al muelle me detuve en seco, di pasos atrás para ver quién estaba ahí. Había alguien, sí, es él. Está con las manos metidas en sus bolsillos delanteros y con un cigarro en la boca, contemplando el lago o... Esperándome.
  Medio sonreí y me dispuse a ir donde él. Tenía puesto un sueter pero aún así tenía mucho frío, me abracé a mí misma y caminé hacia él. Obvio ya sabía que venía, a veces me asusta lo que Kayler puede saber o... Hacer.
  Me detuve a la par suya, sin decir nada, solo estábamos en silencio ¿estará enojado? A veces puede ser muy celoso.
  —¿Lo quieres? —preguntó, de la nada.
  Lo miré de inmediato.
  —¿Qué? —parpadeé varias veces para entender qué es lo que me estaba queriendo decir.
  —Al estúpido de Connor —expulsó humo y arrojó el cigarro al lago. Por fín hizo algo bueno respecto al cigarro, pero de eso a contaminar el lago está mal, algún pez se puede comer ese cigarrillo. Me miró. —¿Lo quieres?
  No puedo creer que me esté preguntando esto. Su mirada no es la misma... Es más... Oscura, más atemorizante. Está enfadado. Eso es.
  —Sí —admití. Pude ver cómo su mirada se caía. —Lo quiero como a un hermano. Es un buen amigo y lo aprecio mucho. —sonreí.
  Su mirada se encontró con la mía y pude ver una media sonrisa de su parte.
  —Está bien. —murmuró. Miró al cielo.
  Yo también lo hice. Estaba nublado por lo tanto no se podían ver la luna ni las estrellas, al parecer hoy también lloverá, eso me recuerda a lo que el padre de Kayler le dijo.
  —Oye, ¿vendrás hoy? —quise saber.
  —Eso no se pregunta. —me miró, sonriendo; Dios, esa sonrisa derrite corazones.
  Sonreí también, algo confundida.
  Se acercó a mí y me abrazó, me abrazó tan fuerte que incluso me asustó. Yo también le devolví el abrazo.
  Kayler, estás haciendo que me enamoré más de ti.
  Nos separamos.
  Su mano estaba en mi cintura, mientras que con la otra me acariciaba la mejilla, se iba acercando más hasta que nos besamos.
  Y así es como quisiera terminar todos mis días. Con él.
  ***
  Viernes.
  La alarma de mi escritorio sonó, emitiendo un ruido super molesto. La había dejado puesta aún mas temprano porque hoy es el día en que los de mi salón junto con el de Kayler iremos a la preparatoria Jhonson. Mi antigua escuela. Donde están mis ex amigas. Donde está mi ex novio de años. Ay, Dios, solo espero que este día no termine mal.
  Me levanté, frotándome los ojos, ni el sol había salido, todavía estaba oscuro. Caminé algo despacio hacia mi baño pero en el trayecto me tropecé.
  —Mierda... —murmuré a lo bajo.
  Comenzamos mal el día.
  Me despojé de toda mi ropa y me metí a bañar. Dejé que el agua caliente recorriera todo mi cuerpo, me enjaboné, lavé mi cabello y al final me enjuagué toda. Cogí la toalla y salí del baño. Ya había dejado la ropa lista desde anoche. Éstos días han sido algo... Normales. El ambiente parece estar calmo y es como muy... Raro. Connor ha sido el mismo de siempre, Anne ha estado platicando con Apolo éstos días y Kayler ha estado menos manipulador, pero algo preocuapdo también. He notado eso.
  Me puse mis bragas, el brasier, me puse algo de crema en las piernas y brazos; escogí un vestido que me llega abajo del muslo, es color rosa pastel, mangas largas y voladito. Me gusta. De zapatos escogí unos convers blancos, sí, creo que hace juego con el vestido. Cepillé mi cabello, dejándolo suelto, me puse algo de maquillaje y bajé a tomar un poco de café. Había quedado con Kayler en llevarme al colegio, aunque eso no es novedad, él dejaría el coche en el estacionamiento del colegio porque después nos iríamos en buses. Aunque lo malo es que Kayler irá en el otro, junto con Paige.
  Escuché pasos bajar las escaleras.
  —Buenos días, Carolina. —saluda mi mamá entrando a la cocina con su cabello despeinado.
  —Buenos días. —le dije, mientras le daba un sorbo a mi café.
  —¿No estás felíz de volver a ver a tus amigas? —sonrió, poniendo sus codos en la pequeña isla de la cocina.
  Medio sonreí.
  —Sí, estoy muy... Emocionda. —fingí alegría.
  —Ellas también lo están me imagino, porque les habrás dicho, ¿no?. —me miró.
  Parpadeé varias veces.
  —Sí, obvio les dije. —no les dije, dejé el vaso en el fregadero y me dispuse a subir a mi cuarto.
  —Eso es genial, me alegra que no hayan perdido el contacto y que sigan siendo las buenas amigas de siempre. —dice. Mi mamá aveces se emociona mucho y no sabe leer mis expresiones.
  Si supiera que ellas son las que se olvidaron de mí, solo un miserable mensaje me ha llegado desde que me mudé aquí, yo sí las extraño, hasta subí una foto con ellas a instagram cuando recién me cree una cuenta. No, no la miraron.
  —Sí, má, es genial. Bueno, voy a traer mi bolso, Kayler no tarda en venir.
  —Está bien, aquí estaré a tu regreso. Cuidate.
  —Sí.
  Subí rápidamente a mi habitación y me cepillé los dientes, cogí mi mochila y bajé. Escuché la bocina de un coche, ya había llegado. Abrí la puerta principal y lo miré. Estaba apoyado en la parte delantera del coche, como siempre con un cigarro en la boca, como odio que fume.
  Me acerqué a él.
  —Te agradecería que no hicieras eso en mi presencia. —espeté.
  Expulsó humo y me miró de pies a cabeza.
  —Tranquila, ahorita lo tiro. —sonrió de lado y, como dijo, arrojó el cigarro al suelo y lo piso. —¿Contenta?
  —Sí.
  Se acercó a mí y me depositó un tierno beso en los labios.
  —Este día conoceré parte de ti, —susurra en mi oído. —conoceré la preparatoria donde estudiaste, a tus amigas y... Espero que no haya ex novios o enamorados molestos.
  Me tensé.
  No, no le he dicho de Will, no le he dicho que probablemente la última vez que nos vimos él me dijo que siempre me iba a querer, y lo peor es que yo le dije lo mismo. No sé cómo va a reaccionar cuando me vea, no sé si seguirá pensando que tal vez lo de nosotros pueda seguir. Oh, Dios. Sigo pensando que esto es mala idea.
  —No, no hay. —respondí.
  Y me arrepiento de haberlo dicho. Agh, esto me va a traer problemas.
  —Está bien. —rodeó el coche. —Vamos.
  Asentí, mientras caminaba hacia el coche y me subía en el asiento co-piloto con este nudo en la garganta.
  —¿Lista? —pregunta, encendiendo el coche.
  No.
  —Sí.
  Bien, preparatoria Jhonson, aquí voy.

Enamorándome del lobo (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora