Capítulo 40 | Fue un accidente.

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Me quedé quieta, en silencio, observando a Kayler. No podía creer lo que me había dicho, ¿mató a Scott? Pero eran mejores amigos, no lo entiendo ¿porqué lo hizo?.
—N-no entiendo. —titubeé. La lluvia amenazaba con caer pronto.
Se acercó a mí y me tomó del brazo.
—Ven, siéntate. —me dijo. Nos sentamos en el césped. Yo todavía no procesaba semejante confesión.
Él tenía la mirada perdida.
—Carolina, te lo contaré todo. —me miró—No quiero mentirte más.
Asentí lentamente.
Me preparé mentalmente para lo que me fuera a decir.
—Esa tarde Paige llegó a casa hecha una furia, me había dicho que Scott la había dejado frente a todos en el colegio, la humilló, yo intenté no reír porque me había parecido gracioso que Scott haya hecho eso, pero no lo hice. Luego después me dijo que fue porque él sabía lo que éramos. —hizo una pausa—Mi papá había escuchado eso último, no le gustó para nada y dijo que aunque fuéramos amigos teníamos que... Silenciarlo. —suspiró. Se nota que contar esto le afecta mucho. Tomé su mano y lo invité a que prosiguiera. —Logré convencerlo de que no le hicieran daño, que yo iba a hablar con él; pero esa noche llegó otra vez Paige diciéndonos a todos los de la manada que habían unos intrusos en nuestro territorio, que querían adueñarse de nuestras tierras, no lo pensamos dos veces y salimos en busca de ellos, cada quién se fue por su lado, más adelante me encontré con uno, llevaba una capucha negra, él no estaba convertido en lobo lo cual me pareció raro pero lo ignoré, me le lancé encima y le mordí el cuello, luego lo rasguñé en algunas partes de su cuerpo. —me miró—. Cuándo lo dejé de hacer al ver que ya no luchaba pude ver su cara... Era Scott.
Tragué grueso. Oh, Dios, es terrible. Apreté su mano y le di una mirada cálida, dándole a entender que no lo juzgaba, que estaba con él.
—Lo siento mucho, Kayler. —le susurré.
Me sonrió de lado, sin ánimos.
Saber que fue un accidente la muerte de Scott me tranquiliza, pero la única culpable ha sido la estúpida de Paige, ella hizo que esto pasara, que Kayler asesinara a su mejor amigo.
—Fue culpa de la idiota de Paige —me dije más para mí misma—. No entiendo porqué saliste con ella después.
—Mi padre y su padre son amigos, nos hicieron creer que era lo mejor para la manada, yo estaba tan fuera de mi mundo que acepté —dijo, con la mirada perdida.
Enarqué una ceja.
—Ellos me hiceron creer que mi mate estaba muerta, que ya tal vez no te iba a encontrar —me miró—. Que ya hubiera sido tiempo de haberte encontrado.
Mi corazón dio un vuelco.
—Sin embargo aquí estás. Llegas en el momento justo—prosiguió.
Le sonreí. Y pensar que he sido tan cruel con él, me siento fatal en este momento, por haberlo dejado en los momentos más difíciles, cuándo él solo quería protegerme. He sido una idiota.
—Kayler, yo... —me interrumpió, justo cuando quería disculparme.
—Paige no está sola, está dolida y va a vengarse, por ahora no ha hecho nada y ha estado oculta, pero tarde o temprano atacará.
—Ella dijo que ustedes se paseaban por el lago, tomados de la mano, tú diciéndole lo mucho que la amabas —le comenté lo que Paige me había dicho más antes, ignorando su comentario.
Me dio una mirada rápida de aburrimiento, como diciendo ¿enserio? Me escogí de hombros.
—No me digas que le creíste. —se rió—. Sabiendo que es una experta en decir mentiras y manipular a las personas.
Eso ya lo sabía, pero no estaba de más preguntar.
—Ayer que estaba en la casa de Connor he visto una foto de ella con él, estaban pequeños. —comenté. Me miró de inmediato. —Son hermanos.
Frunció el ceño.
—¿Que? —preguntó, sorprendido.
Parpadeé sin comprender. Pensé que sabía.
—¿No lo sabías? —cuestioné.
Negó.
—Connor y yo solo somos conocidos y Paige nunca habla de su familia. —dijo. Se quedó pensativo. —El padre de Paige es el padre de Connor, Paige tiene el símbolo de la impureza porque nació de un padre hombre lobo y de una humana, que no era su mate. La mamá de Connor es la verdadera mate del papá de Paige. —dijo más para sí mismo. —Pero la mamá de Connor murió hace ya varios años.
Eso hizo que me sintiera un poco triste por Connor, saber que está solo, se me comprime el corazón.
—Pero ellos se hablan porque en ese momento me dijo que me tenía que ir porque venía Paige, ha sido allí donde me ha dado su auto y me he venido. De todas formas no sirvió de nada porque Paige me salió a medio camino. —conté.
Me miró interrogante.
—¿Qué te dijo? —preguntó.
—Lo normal, que me tenía que ir de aquí o sino... —hice una pausa, recordando a mi mamá—. Le haría daño a mamá.
Negó con la cabeza.
—En éstos momentos deben de estar cambiando la cerradura —dijo. En ese momento tocaron la campanilla para la entrada a clases. Y también empezó a llover.
Nos pusimos de pié inmediatamente.
—Vamos. —me dijo. Empezamos a caminar a paso rápido hacia el pasillo. No me había dado cuenta que llevábamos nuestras manos entrelazadas. Sentí que mis mejillas se calentaron.
Nos quedamos en medio del pasillo. Sacó la llave del diario de Scott y me la entregó.
—Tomala. —la tomé—. Luego me dices que dice, ¿bien?.
Asentí.
Quité mi mano de la suya y me dirigí al aula, ya estaba Anne sentada en su silla. Me senté a la par de ella y la escudriñé.
—¿Porqué no me dijiste? —preguntó, mirando al frente.
—¿He? —la miré sin entender. Se volteó a mí.
—Lo de Apolo. Lo que son ellos. —susurró. Entonces caí en cuenta, Apolo le había dicho la verdad y obviamente le comentó que yo sabía de esto.
—Anne, quería decírtelo pero pensé que sería mejor si Apolo te lo decía. —confesé. Era verdad. Pero no se miraba enojada ni triste, no a como yo me puse.
—Da igual. He sabido toda la verdad y... —parpadeó—Nunca creí que esas cosas existieran, pensé que eso solo pasaba en los libros. —me miró.
La escudriñé.
—¿No estás enojada conmigo? —le pregunté.
Frunció el ceño y negó con la cabeza.
—Ni contigo ni con él. Lo he entendido. —murmuró tranquilamente.
No entendí. ¿Anne lo perdonó así como así? Claro, por lo menos Apolo tuvo la delicadeza de confesárselo antes de que Anne se diera cuenta de otra manera. Me masajeé la sien.
—Deberías hacer lo mismo con Kayler, al fin y al cabo se ha transformado para defenderte, no tuvo elección. —dijo y volvió la vista al frente en donde la profesora hacía acto de presencia.

Horas después de recibir aburridas clases nos dirigimos a la cafetería, estuve toda la clase pensando en lo que me había dicho Anne, quizá tiene razón y he sido muy dramática en el asunto de Kayler, antes quería disculparme pero no pude, ¿debería de hacerlo? Algo muy, pero muy dentro de mí me dice que sí.
Entramos a la cafetería en donde se escuchaban a los chicos aplaudir y silbar como locos.
—¿Qué pasa? —le pregunté a Anne.
—No lo sé.
Nos colamos entre la multitud para ver qué pasaba. La impresión fue grande y los celos me invadieron. Era Kayler y otra chica. Y estaban abrazados. Él la abrazaba con sentimiento. Me quedé estática. ¿Quién era esa y porqué Kayler la abrazaba como si no hubiera mañana?.

Enamorándome del lobo (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora