CANCELADA•••|Eldarya|••• Tus Ojos En Mi (Ezarel)

Episodio 6

Vinculación con Episodio 51 de: "Eldarya... El mundo de las hadas"

Aqui si les digo, que si no leen la historia mencionada arriba, no van a entender nada :'v aunque sea lean los episodios vinculados para que no estén tan perdidas. 

Gracias por leer xD.

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Dormí un par de horas, no tengo noción exacta de cuantas, pero estaba entre cansada y normal. Me levanté y me vestí con ropa nueva, una sudadera y una chaqueta de mezclilla con unos jeans a juego y zapatillas deportivas.

Salí de mi habitación, caminé por el pasillo hasta donde me tendría que encontrar con Oberón y Ezarel, mi padre estaba ahí pero el elfo no. Pensé en lo que pasó el día anterior, específicamente como le había gritado a Zafiro... ¿Sería prudente despedirme de él? No regresaría a Eldarya, no lo volvería a ver, me quedaría en la Tierra el resto de mis días...

Sí, me tragaría el orgullo y la poca dignidad que me quedaba e iría con él, después de todo, Ezarel aún no llegaba. Le informé a mi padre que había olvidado algo por lo que tendría que ir a mi habitación de nuevo, asintió, pero me dijo que me apresurara. Quizá Zafiro seguiría acomodando cosas en el laboratorio, ayudando a Ezarel o supliéndolo un poco, asique fue el primer lugar al que arribé.

Entré, como ayer, estaba acomodando unas cajas de mala manera, enojado. Se le resbaló una de las manos y cayó al suelo, produciendo un estruendo que retumbó en toda la habitación, soltó unas groserías en voz queda, bajo de la escalera y se puso a recoger. Caminé hasta él, no me había visto, por suerte. Llegué hasta donde se encontraba, me hinqué a su lado y lo ayudé a poner las cosas que se habían salido de la caja en su lugar.

— ¡Ágata! —susurró cuando me vio.

Me dio una pena infinita el siquiera cruzar mirada con él, así que solo me limité a tomar las cosas y devolverlas a la caja.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó—, ¡Deberías estar en camino...!

—Zafiro —lo interrumpí—, vine contigo para arreglar algo importante.

Se sorprendió un poco y tuvo un ligero espasmo, como si recibiera una pequeña descarga eléctrica. No me atrevía a levantar la cabeza, de hecho, mi cabeza no reaccionaba.

— ¿Arreglar algo conmigo? —Dijo dubitativo—, ¿Cómo qué, exactamente?

No sé porque no respondí, me limité únicamente a abrazarlo por encima del cuello, podría decirse que me le abalancé encima, tardó un poco en corresponder al principio, pero al caer en cuenta, me abrazó por la cintura y me atrajo a él.

—Perdóname, Zafiro —me disculpé—, no debí haberte hablado así ayer...

Mi voz se entrecortó, las lágrimas cayeron, lo apreté más fuerte.

—Perdóname tú a mí —dijo el multicolor acariciando mi espalda, consolador—, no debí haber dejado que Ezarel actuara.

Escondí mi cabeza en su cuello.

—Lamento haber dicho que no eras mi amigo, que no podía confiar en ti, que eras una mierda...

—Ya, tranquila —susurró—, estabas en todo tu derecho, clama.

— ¡Lo lamento, Zafiro! —sollocé.

Se separó de mí, acunó mi rostro entre sus manos, con los pulgares limpió las lágrimas que aún caían por mis mejillas, sonrió de manera sincera, sin querer me arrebató una misma de los labios, besó mi mejilla, después se puso melancólico.