CANCELADA•••|Eldarya|••• Tus Ojos En Mi (Ezarel)

Episodio 10

— ¡No, espera! —Gritó Ezarel—, ¡Es mucha flor de fuego!

— ¿Qué dices? —Pregunté—, ¡Dijiste que tres onzas!

— ¡Dije tres hojas! —Chilló por encima de las explosiones—, ¡Tres hojas!

Me agarró por los hombros y me alejó de la mesilla de trabajo, me protegió la cabeza y el resto del cuerpo con el suyo. Tengo cierta peculiaridad y facilidad para prenderle fuego a las cosas, recién me percato de ello. La mezcla ardió y posteriormente explotó, lo que hizo enfadar al elfo.

—Lo inútil no se te quita ni volviendo a nacer— murmuró para sí, pero pude escucharlo.

—Uy, perdóneme, Su Ilustrísima por ser una buena para nada —me disculpé con martirio—, pero al parecer mi maestro es tan malo que no puede enseñar bien a una chiquilla como yo.

Se giró a dónde estaba y me miró con recelo.

—Repite eso —ordenó.

— ¿Además de incapaz, sordo?

Sus últimas gotas de paciencia se fueron por el inodoro debido a mí.

— ¡Eres increíble! —rugió furioso y salió de la habitación.

Inhalé con coraje para tratar de tranquilizarme, una vez ya bien, podría salir del laboratorio. Apenas puse un pie fuera choqué con Nevra, estaba asustado y alterado, con la respiración acelerada y la vista en otro mundo.

—Ezarel —dijo con un hilo de voz —, ¿Dónde está Ezarel?

— No lo sé —respondí sinceramente —, salió hace un par de segundos, ¿Por qué?

—Te necesito en la enfermería —ordenó aún asustado —, ahora.

Me limité a asentir y caminar hasta donde había dicho. Había gran revuelo, se escuchaba desde fuera, entré y la escena era un poco extraña: mi hermana —Zirel, volvió el mismo día que yo, no estaba muerta, andaba de parranda —, se encontraba en una camilla, se le veía muy mal, extremadamente mal, estaba pálida y se notaba que no podía respirar con normalidad.

—Ágata —me llamó Eweleïn —, siéntate aquí, por favor.

— ¿Qué le pasó a mi hermana? —Pregunté preocupada —, ¿Qué le hicieron?

Me senté en donde quería y me tomó del brazo izquierdo, me puso una liga, mi vena se levantó y me puso u catéter.

—Ehm... ¿Qué me estás haciendo, si puedo saber?

—Envenenaron a Zirel —habló —, ha estado vomitado.

Ezarel entró junto con Nevra, mientras a mí me chupaban la sangre, los de cabello celeste hacían una especie de tónico para mi hermana, estaban realmente concentrados, quizá algo estresados por la inutilidad de Oberón y Kero en el campo de las pociones mágicas.

—Quizá el tónico sirva —dijo Eweleïn—, el veneno está en su sangre.

— ¿No podemos sacárselo o algo por el estilo? — inquirió Nevra.

— No te comportes como un imbécil, idiota —lo insultó Ezarel—, ¿Qué sugieres? ¿Exprimirla hasta la última gota de sangre, para que te la tomes?

— ¡Claro que no! —Exclamó el vampiro—. Es solo que...

Mi hermana comenzó a toser, todos nos giramos a ver si se encontraba bien, pero lo único que conseguimos fue verla vaciar el estómago en el suelo, con dificultad se acomodó de nuevo boca arriba.