CANCELADA•••|Eldarya|••• Tus Ojos En Mi (Ezarel)

Episodio 11

Advertencia:v 

Si no han leído "Eldarya... El mundo de las hadas" va a ser un cagadero aquí.

Les recomendaría que leyeran (si quieren entender un poco) el episodio 59. Sé que para algunas será molesto, lo entiendo, pero ya bien dice el título: "E#2", libro dos, es un anexo del primero, pero la mayoría no cuenta con previo conocimiento de ello.

Perdón por la molestia, si no están de acuerdo, se encuentran en su derecho. Gracias :D

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Ezarel

Yo y mi bocota ¡Somos el dúo perfecto!

Algún día acabaré muerto por eso.

Me pregunto, ¿Este ramo de tulipanes será suficiente como para pedirle perdón?

La noche pasada le dejé un papel bajo la puerta, de igual forma cuando la cité a los pies de la estatua de sus padres. A diferencia de ese suceso, hoy la invité a venir, no para burlarme de sus sentimientos, sino, para dejarle bien claros los míos.

Tengo el ramo escondido detrás de mí, está amaneciendo, sin embargo, yo mismo pienso que no vendrá.

Pero mi idea cambia cuando veo una figura esbelta a lo lejos, con una melena roja ondeándose a la par del viento, que le acaricia el rostro y el resto de su cuerpo, aire que se deleita meciendo sus mechas de un lado al otro. Con sus delgados brazos se abraza, se protege del frío del alba, viene con pasos no tan firmes, dudando. Incluso se detiene y mira atrás de sí misma, inquieta por si debería regresar o no.

Me acomodo derecho, escondiendo mejor las flores, levanto la mirada y rezo porque ella cruce la suya con la mía.

Pero no pasa.

—Recibí tu nota —dice sin levantar la cabeza—, ve al punto.

Me le acerco, le sonrío de lado.

—Buenos días, Ágata —la saludo—, ¿Cómo está...?

—Al punto, Ezarel —me interrumpe hablando más fuerte.

Doy un paso al frente. Ella retrocede.

—Tus favoritas —le extiendo el ramo, pero apenas lo mira— ¿Podrías tomarlas? Mi brazo comienza a cansarse.

—Ezarel —me llama por fin levantando su vista y conectando sus ojos a los míos—, no entiendo por qué demonios estás haciendo esto, si tanto crees que...

No sé si fue un impulso o qué, pero caminé aún más hasta donde estaba.

—No —dice levantando la mano, imponiendo distancia—, no se te ocurra acercarte.

—Ágata...

— ¡Las cosas que dijiste, Ez! —Chilla casi llorando—, ¡Dijiste que era lo que sentías! ¿Eso piensas de mí? ¿Crees que soy una completa estúpida que no puede hacer nada? ¿Acaso piensas que...?

Después de que dijera eso, el único sonido que se alcanzó a escuchar fue el ramo cayéndose y chocando con el suelo. Las hojas moverse, el viento meciéndolo.

Mis labios sobre los de ella, sabe a las lágrimas que derrama. Al principio forcejeó, queriendo alejarme por el pecho, la tomé por las mejillas, la acaricié lentamente, queriendo expresar miles y miles de emociones estancadas en mi pecho, entonces, se quedó quieta.

—Eres lo más importante que he tenido en muchos años —susurré frunciendo el ceño apenas, con dolor—, soy consciente de que lo que dije no fue lo mejor, lo lamento.