Me escuece.
La herida aún sigue abierta.
Estoy inmovilizada. Como si no pudiera mover ni un solo músculo de mi cuerpo. Sin embargo, veo como puedo mover mis manos, mis piernas, todo. Pero no lo siento.
No siento nada.
No siento frío.
Calor tampoco.
No siento dolor.
Ni alegría.
No siento absolutamente nada.
Tampoco noto mi respiración. De hecho, ni siquiera noto el aire entrando por mi nariz.
Tampoco noto el viento atizándome en la cara.
Es como si de repente fuera de piedra. Una dura piedra, inmune a todo lo que le rodea.
Mis ojos, abiertos como platos, no se secan. No tengo esa necesidad de parpadear continuamente.
Llevo sin dormir más de dos días, y sin embargo, no siento esa necesidad de descansar.
Lo único que me siento es rara, diferente.
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Diario ensangrentado.
Teen FictionQuerido diario, hoy, no he podido soportarlo. Le he mordido. Me siento viva. Más viva que nunca. Hoy, querido diario, me he convertido en una asesina, en lo que soy, en un vampiro.