XXXVI "Es una pena que no murieras"

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______ POV:

Por la forma en la que Sebas le habló a Juana, estaba casi segura de que ella se hubiera ido pero sin embargo, para mi sorpresa, ella se quedó.

"He oído lo que te pasó," Ella se paseó por dentro de la habitación, con la cabeza en alto, una sonrisa girando sobre sus labios manchados de rojo. "Es una pena que no murieras." Ella se burló.

Levanté mis cejas interrogándome. ¿Quién mierda se pensaba esta estúpida que era?

El rostro de Sebas se endureció, su cuerpo suspendido en una posición tensa. "Vete a la mierda Juana, antes de que—"

"¿Antes de que?" Ella escupió sin humor. "Hm?" Ella ladeó su cabeza hacia un lado.

"Te mate." Escupió con veneno.

Me mordí mi labio ante sus duras palabras sabiendo que en el fondo, él las quería decir. Sabía de primera mano que él no tenía miedo de lastimar a una chica tanto emocionalmente como físicamente-no es que me golpeara pero él se estrelló contra mí antes, y jodidamente dolió.

Esperaba que Juana se asustara, pero en lugar de eso se echó a reír haciendo que Sebastián cerrara su mandíbula dejándola apretada, su cara firme.

"¿Qué es tan malditamente gracioso?" El siseó.

Sonriendo, sacudió su cabeza. "El hecho de que hagas muchas promesas vacías, es una pena que en realidad pienses que me las voy a creer."

"No me conoces." El escupió.

"Oh, te conozco." Ella sonrió maliciosamente haciendo que mis entrañas se retorcieran de forma desconocida. "Y sé que no pondrías una mano sobre mí."

Esto hizo que Sebastián levantara una ceja, con una sonrisa formándose en sus labios. "Piensa de nuevo. Para alguien que me conoce oh tan bien, no sabes exactamente de lo que soy capaz de hacer."

"Parece que has olvidado un montón de cosas Villalobos. No me sorprendería que hubieras olvidado cuantas veces me has amenazado y ni siquiera has actuado."

Ahora era el turno de que Sebas riera, "Por supuesto que no. ¿Eres estúpida? Te necesitaba para un buen uso. ¿Cómo podría desperdiciar eso?"

Eso tocó su sensibilidad, porque al instante la cara de Juana cayó y un amenazador gesto tiró de sus labios. "Púdrete en el infierno Villalobos."

"Te veré allí nena." El hizo un guiño burlón.
No pude dejar de fruncir el ceño por el apodo que él le había llamado, mi cuerpo se llenó de celos.

Juana simplemente miró a Sebastián con disgusto. "Eres un desperdicio de vida."
"Y tu eres una pérdida de tiempo. ¡Lárgate Juana!"

"Con mucho gusto." Ella escupió.

"¡Y no dejes que la puerta te golpee a la salida!" Él se rió entre dientes.

Juana se dio la vuelta hacia nosotros al instante, lo que me hizo rodar los ojos.
Joder, ¿Por qué no podía largarse ya? Estaba empezando a ponerme de los nervios y a penas la conocía.

"Una cosa más." Ella levantó un dedo.

"¿Qué?" Sebastián gruñó.

"No estoy hablando contigo." Ella le dio una mirada de nuevo antes de mirarme directamente a mí. "Estoy hablando con tu juguete sexual de aquí."

Mis ojos se abrieron.

"No le llames así." Sebastián gruñó.

Juana sin embargo no le hizo caso, dando un paso hacia mí. "Una advertencia para futuras referencias, el solo te está usando para una y única cosa. Él no se preocupa por ti ni por cómo te sientes. Todo lo que le importa es lo que escondes debajo de esa ropa." Ella marcó. "Es una pena que él ya te haya visto a mitad de camino."

DANGER (Sebastián Villalobos y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora