XIII "¿Por qué rayos te importa?"

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Mis ojos se abrieron cuando miré hacia abajo para verle agarrándose el costado.

_____: –¡Oh por Dios! ¿Qué te ha pasado?–
Grité lo suficiente fuerte para que él lo escuchara, pero lo suficiente bajo para que mi madre no lo hiciera.

Se encogió de hombros, como si no fuera con él el problema. Este idiota.

Sebastián: –Nada.–

Yo arqueé una ceja.

_____: –¿Tú crees que soy tan estúpida?–
Me puse una mano en mi cadera.

Él sonrió.

Sebastián: –¿De verdad quieres que te responda a eso?–

Rodé los ojos.

_____: –Eres un tonto.–

Se echó a reír antes de hacer una mueca de dolor agarrándose el costado aún más.

Corrí a su lado, inclinándome para presionarle suavemente si costado.

_____: –De verdad, Sebastián, ¿Qué pasó?–
Le miré.

Sebastián: –Nada.–
Repitió de nuevo.

Le presioné hacia su costado de nuevo, esta vez más fuerte.

Se estremeció una vez más.

Sebastián: –¡Joder! Que duele _____. Ten cuidado.–
El hervía de dolor con los dientes apretados.

_____: –Lo sé.–
Yo le dediqué una mirada intencionada.
–Ahora, dime lo que pasó o te voy a apretar de nuevo, esta vez, aún más fuerte.–
Estreché mis ojos.

Sebastián: –Estás mintiendo.–
Murmuró.

Le dirigí una mirada de "oh, ¿enserio?" Mientras le presionaba fuerte en su costado, como le había dicho que lo haría.

Él apartó mi mano, moviéndose hacia atrás.

Sebastián:  –Maldita sea _____.–
Dijo entre dientes.

Me encogí de hombros.

_____: –Te dije que lo haría, & no dudaré en volverlo a hacer.–

Me incliné a su lado, cuando se alejó tan rápido como su cuerpo se lo permitió

Sebastián: –¡Bueno, bueno!–
Se quejó.
–Te diré, pero aléjate de una buena vez.–

Hizo un gesto con sus manos, un gesto de que me moviera hacia atrás. Lo hice.

_____: –Está bien.–
Me crucé de brazos contra mi pecho.
–Ahora, suéltalo.–

Se apoyó contra la pared, todavía aferrándose contra su costado.

Sebastián: –¿Recuerdas al idiota que nos encontramos en el restaurante?–

Recordé, viniendo a mi cabeza aquel chico alto, aperlado, de ojos cafés.
Asentí con la cabeza en respuesta a su pregunta.

Sebastián: –Bueno, después de que te traje aquí, regresé a mi casa & ya sabes, los chicos estaban allí. Nos relajamos e hicimos nuestras cosas, cuando Arango dijo que habíamos perturbado los negocios de los territorios.–

Fruncí las cejas en confusión.

Él suspiró.

Sebastián: –Son lugares alineados que pertenecen a bandas diferentes, pero todos están separados. Es el lugar donde hacemos la mayoría de negocios & todas esas cosas.–

DANGER (Sebastián Villalobos y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora