Entre el amor y la amistad (Amor de niños). (Sofia y Hugo)

Crecer es parte de sufrir.

Los meses pasaron rápidamente, Hugo había decidido que Jade se quedara un tiempo en el castillo para recibir la atención necesaria, el rey Garrick se había opuesto a esta idea pero el príncipe no cambiaría de opinión.

Una mañana el padre de Jade llegó hasta el palacio. Hugo lo recibió con gran alegría y el hombre solo agachó la cabeza con pena.

~Su alteza, ¿Será posible ver a mi hija?

~Por supuesto, ella estará feliz por su visita.

El príncipe lo dirigió hasta la habitación y decidió retirarse para darles privacidad.

Mientras tanto, Hugo planeó ir a Encantia, aunque sabía que no podía presentarse frente a Sofía disfrutaba observándola desde lejos.

La princesa solía jugar y hablar con sus animales en el jardín. Era tan linda que podía pasársela toda la vida contemplandola.

Sofía escuchó un ruido y giró la vista notando al príncipe parado frente a ella.

Un aire de alegría apareció en su mirada y sintió la necesidad de abrazarlo, pero se detuvo y solamente pudo saludarlo.

~Hugo ¡Qué gusto verte! ¿Qué haces aquí?

~Nada en especial, simplemente quise saber cómo estabas, hace casi 5 meses que no sé nada de ti.

Sofía se sonrojo y agachó la mirada.

~Estaba... Estaba pensando en mi vida y en los problemas que he tenido, de pronto todo el mundo te da la espalda y te sientes totalmente sola.

~Yo no te he dado la espalda.

~Si lo hiciste Hugo, pero no te culpo, también hubiera hecho lo mismo si me encontrará en tu situación.

~Sofia yo... No me arrepiento, cada día veo la sonrisa de Jade y siento que hice lo correcto, pero otras veces pienso en lo infeliz que soy. ¡Realmente intento quererla, pero ella no es mi felicidad!

~¡No sigas Hugo! Mejor acepta venir a mi baile de 15 años, será el próximo domingo. Sonrió de forma sincera.

~Allí estaré Sofía.

Jade se encontraba durmiendo cuando su padre entró a la habitación.

~Querida, ¿Cómo te encuentras?

~No muy bien papá, pero sobreviviré.

~Tu madre y yo hemos hablado y creemos que sera mejor si vuelves a casa, nosotros podemos hacernos cargo de ti, probablemente no tengas los mismos lujos pero estarás con tu familia.

~¡Ni de broma voy a volver! Ya cumplí la edad requerida para que Hugo pida mi mano, estoy tan cerca de lograr mis planes y ninguno de ustedes lo arruinara.

~¡Jade dime la verdad! Tú enfermedad es una simple farsa ¿verdad?

La jovén apretó los labios y su padre le hizo una mirada de furia.

~No puedo creer que hayas caído tan bajo ¿Quieres que Hugo te tenga lástima toda la vida? Que esté a tu lado solo porque no te quiere ver sufrir pero que en realidad nunca seas la dueña de su corazón.

~¡Cállate! Gritó haciendo que los guardias del palacio se alertaran.

~¿Dónde esta Hugo? Le gritó a uno de ellos.

~El príncipe salió poco después de la llegada de su padre.

~¿A dónde fue?

~No dijo a donde se dirigía.

Jade apretó los puños y comenzó a gritar como loca ~¡Seguro está con Sofía! ¡Eso no lo puedo permitir! ¡No puedo!

~Jade piensa en lo que haces hija. Susurró su padre antes de ser sacado por los guardias.

La jovén se dió media vuelta y pensó en que podría hacer para alejar nuevamente a Sofía.

Mientras tanto Sofía había invitado al príncipe a tomar una taza de té con ella.

Todo estaba dispuesto para una reconciliación aunque la mente de Jade comenzará a enloquecer de celos. No podía intentar buscarlo como ella quería, pues le estaba prohibido salir del castillo, pero tampoco podía mantenerse tranquila.

Calista apareció encima de la cama y observó atentamente a Jade.

~¿Calista? ¿Qué haces aquí?

~Nada en especial, supe de tu enfermedad y vine a verte, sonrió de forma descarada.

~Sofia no está aquí, sé que nunca te simpatice, ¡así que vete!

~Oh Jade, no es eso, simplemente sé todo lo que haces, ¿olvidas que soy una hechicera?

~Tu tío y tu madre son unos buenos para nada ¿Por qué tendría miedo de ti?

~Bueno digamos que seré la sucesora de mi tío Cédric y descubrí tus planes. Río soltando una carcajada a lo que Jade se tapó los oídos con nerviosismo.

~¡Déjame en paz Calista!

~Sofia es una buena amiga y me molesta que juegues sucio, se supone que ustedes se querían, crecieron juntas, pasaron momentos inolvidables ¿y así le pagas?

~No es de tu incumbencia.

~Me iré por ahora ¡Pero volveré! ¡Recuerda que sé la verdad! Así que más te vale comportarte.

La azabache apretó los puños y se tumbó sobre la cama.

Calista apareció en el lugar donde se encontraban Sofía y Hugo y la niña sonrió con felicidad, cuando estaba a punto de irse la princesa la detuvo.

~¡Calista! Qué sorpresa, ¿Viniste a ver al señor Cédric?

~No Sofía, en realidad quería verte a ti.

~Te presentaré al principe Hugo creo que aún no lo conoces.

La niña hizo una reverencia y Hugo la levantó.

~No es necesario, las amigas de Sofía son mis amigas, contestó haciendo que Calista pegará un salto.

~Tu me agradas, ahora entiendo porque Sofía te quiere tanto.

Sofía le tapó la boca y sonrió nerviosa.

~Calista aún es una niña, todavía no sabe lo que dice.

Hugo no pudo evitar reírse y juntos caminaron hasta el castillo. Calista tomó la mano de los jóvenes quedando en medio de ellos. Se sentía feliz de disfrutar un tiempo a su lado.

Cuando la noche se hizo presente Hugo bajó la vista con tristeza, después de mucho tiempo había pasado un día realmente feliz y no quería que terminara.

~Ya debo irme...

~Es una lastima Hugo, no olvides el baile, estaré esperándote... Contestó Sofía dándole un fuerte abrazo.

Calista se colgó de su brazo y soltó unas cuantas lágrimas.

~¿Por qué lloras?

~Es porque tú eres muy infeliz y no puedo permitir que seas desdichado toda la vida, eres una gran persona y te quiero.

~Gracias Calista, también te quiero, ¿Qué edad tienes?

~Muy pronto cumpliré 10 años. Sonrió dichosa.

~Pues eres muy madura para tú edad, no te preocupes por mí, ya no seré infeliz. Sonrió dándole un abrazo para después despegar en su caballo volador.