capítulo 9: una sorpresa.

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Espero que os guste este capíto aunque venga con retraso XD

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Golpes en la puerta me despertaron de un sueño que ni siquiera recuerdo. Un vago "adelante" que esperaba que escuchase la persona al otro lado de la puerta, salió de mis labios.

MI madre entró lentamente a mi habitación, con una leve sonrisa en el rostro. Me susurró un pqueño "buenos días" y entró del todo en mi habitación.

-Cariño, hoy vamos a ir a una convención, con demás gente de... digamos, nuestro estatus.

Vaya, otro más de lo miso, otro viaje, para eso me deja dormir y luego me encuentro sola por la mañana, ya habría dado por sentado que se habían ido otra vez.

-Bien, gracias por despertarme, para eso podrías haberme dejado una nota, no te preocupes, estoy acostubrada a esto.

-No es eso, Denysse. No vamos a ir solos esta vez... tu padre y yo hemos decidido que... que vengas con nosotros.

-Estás de coña, ¿no?

-No me hables así, no me gusta ese lenguaje

-Uhm

-Bueno, prepárate, con alguno de esos vestidos elegantes que ing¡justamente tienes en el fondo del armario.

Luego se fue, dejándome sola, preguntándome por qué habían decidido de repente, llevarme a una de sus reuniones de "alta sociedad". ¿Por qué querían presentarme en sus círculos sociales de repente?. No lo entendía, nunca lo entendería.

Cogí uno de los vestidos, uno color rosa palo, de tul y escote palabra de honor, con una tira del mismo material y color , largo y con unos tacones de aguja de la misma tonalidad  que el vestido.

La verdad, era super bonito, pero no era del estilo de las fiestas a las que yo solía ir...

La voz grave y autoritaria me llamaba desde la planta inferior, avisándome de que se iban a montar ya en el coche y que no tardase mucho. Espera...¿no íbamos a desayunar? Pff... pues yo tenía hambre. Bajé rápidamente la escalera; bueno, todo lo rápido que me permitíian los altos tacones... pasé como un rayo en la cocina y cogí un pequeño dulce que devoré rápido, luego me dirigí hacia la entrada, respirando hondo, para tranquilizarme. No solo por la enorme carrera que había dado para no tardar mucho, también porque era la primera vez en muchos, muchos años, que iba con mis padres a un evento formal de la alta sociedad.

"Vale, Denysse. No la cagues, ¿de acuerdo? Tienes que comportarte más hipócrita, pija, buena chica y supero educada que nunca."

Sí señor, ese era mi lado desconocido, el que hablaba consigo misma, era buena chica y tenía buenos modales. La verdad, no echaba de menos a mi otro yo, lo encontraba... muy baby no sé si el resto de personas de este mundo se enterará de lo que acabo de decir, pero con entenderme yo misma me vale.

Bueno, con la respiración ya calmada tras haber tenido una charla conmigo misma tan grande como el gordo de la casa de enfrente, abrí la puerta y salí al exterior. Mis padres esperaban en el coche. MI padre mirando al teléfono móvil y resoplando de vez en cuuando, tenía que estar desesperado para abandonar su cubierta de hombre perfecto con excelentes modales para resoplar como, según él, "un hombre vulgar y malcriado".

Detalles aparte, mi madre me sonrió cuando me vio salir por la puerta y rozó levemente el hombro de mi padre para avisarle que su hija había llegado. A mi padre se le habrieron los ojos cuando vio mi vestido, luego sonrió orgulloso.

-Estás preciosa, Denysse.

-Gracias, padre.

DIcho eso, me subí en el coche, delicadamente, como la señorita provisional que era.

No sabía hacia donde ibamos, a lo mejor era una habitual reunión a la que iban mis padres y en la que se reunían también otros ricos. Quizás fuese una comida en casa de unos amigos que tenían mis padres. No lo sabía, no por nada, si no porque nunca había ido con ellos a ninguno de estos encuentros. Basta ya- me dije a mi misma- si sigo recordando todas las perradas que me hanhecho me pondré de mal humor y ya no me traerán más con ellos o peor, me pongan un psicólogo, o clases de modales de esas que suelen dar los de la nobleza. ¡NO por favor, todo menos eso! si alguien se enterase que tenía clases de modales sería el azmereir de todo el insituto y perdería mi reputación y...

-¿Cariño, estás bien?.

Tardé unos segundos en darme cuenta que mi madre me estaba hablando a mí. Noté mi respiración agitada, el corazón latiéndome contra el pecho rápidamente. Traté de respirar con normalidad para responder a mi madre.

-Si. Estoy...estoy bien.

Ella asintió y luego volvió la cabeza hacia delante

Cogí nerviosa el móvil, que tenía guardado en el sujetador y miré por si tenía algún mensaje.

Nada.

Bueno... tendría que buscarme algo para entretenerme. Tenía la impresión de que no llegaríamos nunca, pero me negaba a preguntar "¿Cuánto queda?" cada cinco segundos como si fuese una nena pequeña.

***

Bueno, ya llevábamos dos horas de viaje, según calculaba por la hora en mi móvil. Creo que ya era hora de preguntar.

-¿Dónde vamos?.

-A una finca adosada al campo de golf de "green grass" habrá una fiesta importante, donde habrá mucha gente importante. Ah! y espero que te comportes, Denysse.

Y ese había sido mi padre, tan frío como lo recordaba, midiendo y calculando todas las palabras que salían de su boca, para que fuesen apropiadas, tanto para la ocasión como para la persona. Pero en este momento, las palabras elegidas no eran apropiadas para la persona. ¡Por el amor de dios! yo era su hija, un poco de cariño, por mínimo que fuese, ¿era mucho pedir?.

Solté sin querer un suspiro y al segundo siguiente, ya tenía a mi padre mirándome fijo y serio a través del espejo del coche le devolví la mirada, él achinó los ojos y volvió la vista a la carretera.

-¿Y cuánto queda para llegar al campo de golf?.

-Una... media hora. El campo está bastante alto, aprovechando un poco del desnivel de la montaña para algunos hoyos. Está a mediación de esa montaña grande que estás viendo ahora.-esta vez la que respondió fue mi madre. Ésta sí, con cariño en la voz y no tan estricta y firme.

Me giré hacia la ventana y vi una gran montaña. Verde, con lo que parecía un pequeño río discurriendo por sus faldas. Se veía un gran complejo casi a mediación de ésta que; supuse, era el campo de golf.

Habíamos tenido que salir de Nueva York para llegar hasta aquí. Era la primera vez que venía a este sitio, era bastante bonito, decidí abrir la ventana para oler el aire fresco. Olía a pino y otros muchos olores como lavanda, romero y otros que no supe identificar.

-¡Denysse! -me giré debido al grito de mi padre- cierra la ventana o tú y tu madre os despeinaréis.

Obediente, cerré la ventana. Su grito me había impresionado. Pensé que había hecho algo malo, no solo abrir la ventana... a veces alucinaba con mi padre.

Sólo deseaba que acabasen ya esos 30 minutos en los que tendría que estar sentada aquí en el coche. Supongo que en esas fiestas de élite me dejarían beber algo, ¿no?. Aunque sea una copita de champagne, porque estaba de los nervios, necesitaba alcohol o cigarrillos, puesto que no tenía lo último, me quedaba el alcohol...

Sólo treinta minutos, me repetía a mi misma, casi como un mantra. No me esperaba que el viaje iba a durar menos de lo que esperaba, que una sorpresa me aguardaba en aquel viaje.

KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora