Legué a mi pisito, abrí la puerta, me miré en el espejo de la entrada y lo que vi no me gustó, llevaba el pelo recogido en un moño mal hecho, mi cara era un cuadro, las ojeras invadian demasiada parte en mi rostro pálido, lo único que me gustó fue mi camiseta estampada en leopardo, como iva a fijarse en mi? es imposible.
Caminé despacio hasta el sofá, ensimiamada en mis pensamientos que, de repente solo los ocupaban au mirada azul. Me acurruqué abranzome a mi misma, y si saber en que momento me quedé dormida, suena el timbre que me despierta, eran "clientes", en solo 5 minutos había ganado 120€ que, mirandome nuevamente en el espejo decidí gastar una parte en la peluquería.
Crucé las calles oscuras de mi barrio hasta llegar al único local de belleza, pedí cita para después de comer y me fuí. De vuelta a casa me encontré con mi amiga Nerea, la invité a comer a una pizzeria a lo que ella aceptó encantada.
Durante la comida le conté sobre mi nuevo contacto, el Yonyi, mientras le describia lo guapo y perfecto que és observo que se rie muy divertida:
- De que te ries tanto?- pregunto frunciendo el ceño.
- Te das cuenta? Me estás hablando de él, no del negocio que has hecho - respondió entre risas.
- Eso iva a contartelo ahora - le dije ruborizada, tenía razón.
- Ese chico te ha gustado.
- Bueno sí es guapo pero...nunca se fijaría en una chica como yo- de repente la tristeza invadió mi rostro.
- Venga, sabes que si puedes pero antes...peinate un poco- me dijo en un tono burlón.
Acabamos la comida y me dirigí a la peluqueria.