Capítulo 61

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-Llego en una hora, ¿le parece? -dije, dándome por vencida.
-Perfecto. Hasta pronto, entonces.

Trunqué la llamada de manera brusca y me llevé las manos a la cara. Ahora además de "roba novios" me volvería una asesina. Jesse me las pagaría, pero antes tenía que recuperar mi foto.

Me dirigí al estante de libros y tomé el sobre de fotos, lo introduje en mi bolso y salí directo a aquel edificio en el que había estado ayer. Mientras iba, pensaba en la posibilidad de aceptar la oferta de Blade. Exponer mis fotografías en un salón inmenso, mientras ofrecían aperitivos elegantes a la gente que admiraba mi trabajo era el deseo que tenía desde que empecé a dedicarme a la fotografía; el deseo de todo fotógrafo profesional que dispara su lente para encontrar la belleza en este mundo. Pero existía otro lado de la moneda. La parte oscura del sueño.

No podía exhibirle a medio mundo mi... mi... ¡ni siquiera sabía qué era! Simplemente no podía exponer esas fotos. ¿Qué pensaría Sharon si se enterara? Si hubiese una remota posibilidad de perdón, seguro desaparecería. O Liam, a lo mejor creería que lo había utilizado. Ya no podía ser más mala de lo que ya me sentía, ya no soportaría que me catalogaran así.

Caminando, hice un poco más de una hora y cuando llegué, inmediatamente recordé la ubicación de su oficina, a donde Jesse había ido el día anterior. Me dirigí hasta allá y le sonreí a la señorita tras el escritorio. Una muchacha menuda como de unos dieciocho años.

-Hola, soy _____ Howe, vengo a ver a Blade -anuncié.
-_____ Howe, claro. Permíteme tantito -me sonrió y descolgó la bocina del teléfono y en un susurro parloteó algo que no pude entender; luego colgó y me sonrió-. Pasa, te está esperando.
-Gracias -le devolví la sonrisa de manera fugaz y luego entré a la oficina.

Al instante, el olor a pino fresco me rozó la nariz, haciéndome arrugarla levemente. Había visto su fotografía en Internet, pero sin duda de eso ya había pasado algún tiempo. Era un sujeto con escaso pelo, ahora ya gris; su rostro robusto estaba cubierto de una piel expuesta bastante al sol. Me sonrió.

-______ Howe -se levantó-. Qué placer me da conocerte -me extendió la mano y la tomé, recelosa, con mi ceño ligeramente fruncido-. Siéntate, por favor.

La silla rechinó en el suelo cuando así lo hice.

-Señor Blade... -empecé.
-Thomas, por favor -me interrumpió, afable.
-Bien, Thomas. Esa fotografía no debió llegar a usted, es que...
-¿Cómo que no? -se echó para atrás, como sorprendido.
-Es que esa foto era... -luché con mi fuero interno para no decir "prohibida" y buscar la palabra adecuada- era...
-¿Fenomenal? ¿Excelente? ¿Maravillosa? ¿Cautivadora? -me interrumpió, de nuevo.

Y a pesar de todo lo que dijo, aquello no se acercaba ni un poco al significado que yo le daba.
Me reí.

-No, es que... -resoplé, frustrándome- Esa foto es personal.
-Piénsalo, sería una bellísima exposición fotográfica -gesticuló, como imaginándose la escena, ignorando mi comentario. Luego de un segundo, me miró-. Y sin duda sería una gran oportunidad para ti. No me digas que no es lo que quieres. Todo fotógrafo lo quiere -presionó, y tenía razón.
-¿Qué fotografía le dio Jesse? -inquirí, quería saber cuál era la imagen que le había fascinado tanto.
Suspiró al verme renuente, luego se levantó de su silla de cuero y fue por una carpeta azul de su archivero. Volvió a sentarse y me dio el folder. Lo tomé y luego lo abrí. El corazón se me expandió por todo el pecho y el estómago se me encogió. Entre mis manos tenía una de mis fotografías, una de tantas imágenes que no había visto hace tiempo. El hermoso rostro de Liam exponía su perfil izquierdo, y las luces de fondo de aquella feria proyectaban un centelleo en sus ojos. Era hermoso.
-No sé si vea lo mismo que yo veo en esa foto -me dijo Blade-. Yo veo una frase de alguna canción romántica, un cuento corto para contarles a mis hijas en las noches. No sé si me doy a entender -juntó sus manos sobre el escritorio y se inclinó un poco sobre él-. Me gustaría ver todas, por favor.

Entonces lo miré. Luego saqué de mi bolso el sobre que contenía las demás, y aun medio vacilante, lo deslicé sobre la madera del escritorio hasta las manos de Blade.

Él me sonrió y luego abrió el sobre, sacando todas las fotografías. Cerré los ojos por un momento, bajando la cabeza. No sabía qué estaba haciendo, o mejor dicho, sí sabía pero no estaba segura de hacerlo. Sharon y Liam vinieron a mi cabeza. Si de alguna manera se dieran cuenta, ¿cuál sería su reacción? ¿lo creerían un abuso o quizá una burla? Sobre todo Liam, él es quien aparece en las fotos y... ¡Liam! Por un momento pude ver una cara de la moneda que no había visto.

Si Liam llegase a saber, ¿vendría a buscarme? Al menos para reclamarme, enfadarse o cualquier cosa, y yo... lo volvería a ver. No que eso cambiara las cosas, quizá me odiaba por destruir su relación con Sharon y más aun por publicarlo sin derecho alguno pero... era tanto el anhelo de saber de él que de cierta manera se había convertido en una necesidad. ¿Llegaría la noticia hasta Japón o donde sea que Liam se encontrara? Miré a Blade y de pronto lo vi como una esperanza.

Él había terminado de ver todas mis fotografías y la sonrisa en su rostro me decía que le habían gustado. Repentinamente la idea de exponerlas no me resultaba tan descabellada. No si eso, de alguna forma, me acercaba a Liam.

-Vaya -dijo Blade, admirando la última imagen-. Son fantásticas -confesó-. Es como si te contaran una historia.

Me reí.

-Tienen una historia, no hay fotografía que no la tenga -admití.
-Me gusta, estoy encantado con su trabajo, señorita Howe. Sería un honor para nosotros exponer estas fotografías -me dijo, con los ojos rebosando de excitación-. ¿Qué dice usted?

Y entonces mi mente había cambiado por completo, mi perspectiva ya no era la misma que hace unas horas.

-Hagámoslo -acepté, llenando mi cabeza de la imagen de Liam, ignorando si estaba bien o mal.

La sonrisa de Blade se volvió aun más intensa, acentuándose en su moreno y arrugado rostro, luego me extendió la mano.

-Hagámoslo -repitió.

Sé que no es tan bueno pero espero poder subir mañana, las quiero y no olviden comentar y votar !!

El Manual de lo Prohibido | L.P |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora