-Sacarte de aquí sana y salva, vámonos-me apuntó el auto negro del que era dueño, animándome a que subiera.
-No-me crucé de brazos-. Ya me sacaste de allá adentro, ya déjame aquí-le hice un gesto con la mano para que se fuera.
-_____, por favor, sube-me rogó, serio.
Me giré y comencé a caminar con pasos torpes, sintiendo aun cómo el suelo bailaba bajo mis pies.
-¡______!-exclamó, ordenando que parara, pero lo ignoré- No seas terca.
Seguí caminando, o al menos lo intentaba. Y de pronto sentí que mis pies se despegaron del cemento y unos fuertes y dulces brazos me elevaron.
-¿Qué haces? ¡Suéltame!-intenté luchar- ¡Payne, déjame!-pero mis intentos fueron sólo fracasos.
Liam caminó los pocos metros hasta su auto y con cada uno de sus movimientos, su perfume varonil que me llevaba a flotar en un paraíso, se metía por mi nariz. Me depositó con cuidado media parte de mi cuerpo en el suelo, mis pies volvieron a tocar el piso; pero mi cintura aun estaba fuertemente ceñida por su mano. Me tenía aprisionada. Abrió la puerta del copiloto del auto y luego volvió a cargarme como un bebé y me depositó con dulzura sobre el asiento. Se inclinó sobre mí y abrochó el cinturón de seguridad sobre mi cuerpo. Oí el chasquido del seguro al cerrar.
-No soy un bebé-mascullé.
Entonces me miró, su bello rostro estaba a sólo centímetros del mío y su respiración me golpeaba el rostro. Sus ojos brillaban con la tenue luz de las lámparas que entraba por las ventanillas del auto. El puñado de mariposas de mi estómago enloqueció.
-No seas tan terca, ______, por favor-musitó y su aliento cálido se metió por nariz, mandando al demonio todas las barreras que quise construir contra él.
Miró mis labios, pude notarlo y luego pasó saliva escandalosamente; se retiró rápidamente y su perfume se revolvió entre las partículas de aire.
Cerró la puerta con cuidado y luego caminó hasta el otro asiento del auto y subió. Aquella noche había luna nueva, por lo tanto, sólo la luz amarillenta de las lámparas alumbraban la solitaria calle de Venecia.
Encendió el motor del auto, y el suave ronroneo interrumpió la tranquilidad y el silencio.
-Puedo acusarte de rapto-farfullé, aun con esa voz torpe y ronca que salía de mí dentro.
Él rió por lo bajo, pero siguió conduciendo sin hablar. Crucé los brazos sobre el pecho y fruncí el ceño.
-Puedo cuidarme sola, no necesito una niñera-volví a soltar.
-¿Vas a decirme todo el camino lo que puedes hacer y no haces?-inquirió, con voz serena.
Lo fulminé con la mirada mientras la luz de las lámparas caminaba sobre nuestros rostros y luego se iba. Su vista aun estaba puesta hacía el frente.
-Normalmente no eres así conmigo-me dijo-, no cabe duda de que estás ebria.
-Pues vete dando cuenta, Payne-mascullé-; no todo debe de ser como tú deseas.
-¿Eso qué quiere decir?
-Que te odio-dije, mi labio inferior sobresalía un poco.
Pensé que se iba a reír, tomándolo como un chiste debido a mi estado etílico; pero no. me miró con el ceño fruncido, intrigado.
-¿Qué? ¿Por qué me odias?-preguntó.
-Ahora te haces el inocente-la voz ronca se me quebró y él me miró aun más intrigado, preocupado también.
Estacionó el auto con un movimiento rápido del volante que hizo que se me revolviera el estómago. Luego me miró.
-¿Qué? ¿Por qué dices eso?-inquirió, escrutándome con la mirada, evidentemente sorprendido y preocupado.
-Por favor, Liam; no me digas que eres tan estúpido que no te das cuenta-la temblorosa voz se hizo un hilo y las lágrimas salieron finas y delicadas de mis ojos.
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Creo que ya se armó jaja
No olviden comentar y votar perdonen por lo corto.
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El Manual de lo Prohibido | L.P |
Fiksi PenggemarFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueña del único que todo el mundo en mi situación, rechazarÍa. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, actuar y...