¿Nunca les pasó que se negaran a aceptar algo que les pasa, que no quieren vivir, que no quieren sentir? Que por más que sepamos cuál es la verdad, ¿intentamos mentirnos a nosotros mismos? A mí si me pasó. Intenté, de todas las maneras posibles, ocultarme a mi misma lo que sentía. Y pensé que lo había logrado. Pero descubrí que, la vida siempre tiene una manera de mostrarte las cosas que no querés ver. Y cuanto más te negás, más claras aparecen. Alguien me enseñó una vez que la vida es como una montaña rusa: por momentos es peligrosa, te da miedo. No nos atrevemos a subirnos. Pero cuando lo hacemos, no nos arrepentimos. La disfrutas, te dejas llevar. Así es la vida, muchas veces nos resisitimos a algo, tratamos de evitarlo, por miedo, por falta de fé, por confusión... por muchas cosas. Pero comprendí que lo mejor es arriesgárse, dejarse llevar, porque es mejor vivir sin miedo a las caídas... a las vueltas que pueda dar esa montaña rusa.