Conociendo.

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Si ChanYeol creyó que esa noche conversaría con JongIn, fue un completo iluso.



...



El agradable aroma que llegó hasta sus fosas nasales fue el mejor despertador.

A pesar de estar despierto, ChanYeol se mantuvo con los ojos cerrados, consciente de todos sus sentidos para darse el placer de disfrutar de aquel momento. Pocas veces se daba aquel lujo, y es que el sonido de alguien cocinando, la brisa que se colaba por los ventanales y que acariciaba su piel. El aroma que abría su apetito, y esa agradable melodía tan alegre, le tenía en una especie de nube de felicidad difícil de contener.

Ignoró por completo que la mitad de sus piernas quedaban fuera de aquel pequeño futón.

Pero todo fue un caos cuando el olor a quemado fue el sustituto del agradable aroma anterior. La maldición que se escuchó hizo que ChanYeol abriera de inmediato sus ojos y levantara su cuerpo con tanta velocidad que, por un par de segundos, todo se puso de cabeza.

Él y JongIn llegaron a las cuatro de la madrugada al departamento. ¿En qué momento quedaron de acuerdo que ChanYeol dormiría en el sofá? No lo recordaba, el cansancio lo estaba consumiendo.

ChanYeol tampoco fue consciente de en qué momento se quitó los zapatos y la camisa, pero ahí estaba, descalzo y desnudo de la cadera hacia arriba. Pero en fin. Eso no importaba, no ahora que había una pequeña llamarada en la cocina.

¿En qué momento se levantó tan rápido? Pero de un momento a otro se vio a sí mismo con un vaso en la mano, ya vacío, y la cocinilla humeando. Oh, le había lanzado agua. Fue un relajo saber que aquellas pequeñas llamas no habían seguido creciendo.


—Mierda. BaekHyun me matará.


Recién en ese momento, ChanYeol despertó del todo.

Parpadeó rápido y arqueó una de sus cejas en dirección a JongIn. El moreno estaba con una camiseta enorme, color amarillo, sobre sus cortos pantalones de color rojo. Parecía un niño de primaria. Por su expresión, ChanYeol supuso que estaba preocupado, y no era para menos, la mitad de la cocinilla seguía humeando, y el sartén (Con lo que alguna vez fueron huevos) estaba completamente negro.

ChanYeol se mordió los labios, conteniendo la risa. Y falló olímpicamente.

Una fuerte carcajada salió desde lo más profundo de su garganta mientras se recargaba en la pequeña mesa que servía de separación entre la cocina y la sala. Rodeó su vientre con uno de sus brazos mientras mantenía la mirada fija en JongIn, quien le miraba completamente descolocado.

Joder. Era una ternura.

JongIn, con su cabello revuelto y ojos adormilados, se mordió el labio inferior, y ChanYeol lo encontró aún más adorable, sobretodo cuando el chico se metió las manos a los bolsillos de su pantalón que llegaba hasta la mitad de sus muslos, desviando la mirada con lo que parecía ser vergüenza.


—Lamento que te despertaras así. No se me da muy bien el cocinar.


El moreno se encogió de hombros tras esa confesión, y ChanYeol no podía dejar de sentirse divertido con toda aquella situación.

Se movió con cuidado para dejar el vaso donde supuso que debía ir, e inclinó un poco la cabeza para buscar con la mirada el rostro de JongIn.

Paraíso.  [KaiYeol / ChanKai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora