capítulo 21

1.2K 118 26
                                    

- ¡Oh por Dios!

Encontraron a un niño pequeño al cual su madre estaba abrazando, solo el niño estaba vivo, con heridas poco profundas. Lo sacaron rápidamente y colocaron en una camilla.

- Si, encontramos a uno, esta un poco herido pero vamos a seguir buscando -dijo desde su comunicador- ¿Te sentis mejor?

- Si, gracias.

El otro rescatista, John, tubo que seguir buscando, ya que Michael se quedaría con el niño.

Encontraron dos cuerpos que no estaban calcinados, decidió revisarles el pulso, eran el cuerpo de un anciano y de un joven. Antes de revisarles el pulso decidió llevarlos hasta donde estaban su compañero y el niño. Estaban un poco heridos, con quemaduras de casi segundo grado, cortés y moretones.

Llegó a dónde estaban su compañero y el niño. Rápidamente, Michael fue a ayudar a John, recostaron a ambos en una camilla.

— Dale, come algo —le dijo Diane tratando de que coma lo que le trajo— No están seguros de que Meliodas estaba viajando ahí.

— ¿Y si lo estaba?

— Por favor, te vas a poner más nerviosa de lo que ya de por si estás, vas a levantar fiebre —no quería verla así de tensa, pero era inevitable, lo mejor era tratar de evadir el tema en presencia de ella— Podés quedarte a dormir acá hoy.

— ¿Y que hago con Zeldris? —Diane la miro confundida— El hermano menor de Meliodas, va a estar solo en esa casa.

— ¿Que edad tiene? —por lo que había dicho Elizabeth, pensó que que tenía al rededor de doce años.

— Veinte —Diane dió una sonora carcajada.

Era verdad, estaría solo pero no era un inútil para no saber cuidarse solo, además no estaría cien porciento solo, estaban todos los empleados ahí. Elizabeth solo buscaba excusas para ir a la finca a esperar a Meliodas.

— Solo son dos sobrevivientes, los vamos a llevar al hospital de la capital para poder tratarlos —dijo Michael— Cambio y fuera. Subilos al avión y vamos para la capital.

— Dale.

Pasaron varios días desde ese accidente de avión, Elizabeth no volvió a la finca, se estuvo quedando con Diane. A Zeldris le llegó una carta que estaba dirigida a todos los de apellido Demon, lo cual, también se refería a Elizabeth. No la iba a abrir hasta que no viera a Elizabeth.

— ¿Podrías llamar a tu hermana? —pregunto Zeldris desde el teléfono fijo.

— ¿Para que?

— Solo hacelo, es importante —dijo serio— Que venga para la finca —después de decir eso colgó la llamada.

Gilthunder no entendía nada, pero obviamente le iba a avisar a Elizabeth que Zeldris tenía algo importante que hablar con ella.

— E-esta bien —dijo confundida.

Gil la llevó en su auto hasta la mansión y decidió esperarla ahí hasta que saliera. Se bajó del auto y se dirigió a la puerta y una empleada le abrió

— Ah, señora, es bueno verla por acá —dijo cediendo el paso— El señorito Zeldris la esta esperando en la sala.

— Gracias.

Ella pasó y camino hasta la sala, Zeldris estaba sentado en el sillón con su celular y ella se sentó llamando su atención. Guardo su celular y la miró de frente.

— ¿Que pasó? —pregunto mirándolo un poco asustada.

— Primero, no quiero que enloquezcas —lo miro extrañada— Mira.

Le mostró el sobre, Elizabeth lo tomó y lo leyó con detenimiento, se desmayó al terminar de leerlo. Zeldris rodo los ojos con fastidio y tomo el sobre doblandolo. Alzó a Elizabeth y la llevó hasta la habitación de huéspedes más cercana y la recostó en la cama. Salió de la mansión hasta el auto de Gil.

— Ya te podés ir —dijo con la vista a su celular— Ella se va a quedar.

— ¿De que estás hablando?

Lo miro con frustración y preguntando con la mirada "¿En serio?", Gil se encogió de hombros y le dió una cara de respuesta que decía "si". Zeldris suspiró y optó por darle una explicación.

— Lo que pasa, es que llegó correspondencia, que solo los Demon podemos saber —le dijo con una sonrisa sarcástica— Ahora podés irte —dijo entrando a la mansión.

— No se quien me cae peor, si él o su hermano —dijo fastidiado arrancando el auto.

Largos minutos pasaron para que Elizabeth se despertara.

— ¿Dónde estoy? —nunca entro en las habitaciones de invitados. Abrió la puerta y se dirigió a la sala donde estaba Zeldris— Por favor decime que no es una broma.

— No lo es.

— Entonces...el está... —dijo con lágrimas en los ojos— Y...tu papá.

— Si —dijo demostrando un poco de tristeza.

— ¿Podemos ir? —le pregunto secándose la semana lágrimas, el asintió.

Fueron a el garage y pidieron las llaves de uno de los autos, para ser precisos, el auto de Zeldris, un Toyota Corolla. El camino fue silencioso y cuando al fin llegaron Elizabeth bajo rápidamente del auto, cuando les dijieron en que habitación debían ir ella fue lo más rápido que pudo.

— No vallas tan rápido —dijo Zeldris por detrás— No se va a ir a ningún lado.

Ella no hizo caso a su comentario. Llegó a la habitación y lo vió ahí, tendido en una camilla con moretones, quemaduras de primer grado y dos heridas en desinfección. Con vías respiratorias en la nariz y suero. Colocó su mano en el ventanal vio una enfermera salir de ahí.

— Usted debe ser la Sra. Demon —ella asintió con rapidez— Todavía no despierta.

— ¿Cuánto tiempo estubo así?

— Desde que llegó, hace unas dos semanas, casi tres —le dijo anotando algo.

— ¿Y como está?

— Mejor que cuando llegó —Elizabeth observó la ventanilla tocándose el vientre con una sonrisa.

— Tu papá está bien —dijo en pensamientos.

— Este es horario de visita, puede pasar si gusta.

Elizabeth no lo pensó dos veces, entró en la habitación y se acercó a la camilla, tomo la mano de Meliodas y la acercó a su cara.

— Mi amor —dijo aliviada dejando caer una lágrima— Ya estás bien.

Con su mano acarició su frente llevándole el pelo hacia atrás. Meliodas estaba conectado a un beeper que mostraba su pulso. No le gustaba verlo así pero por lo menos estaba vivo, ¿Que más podía pedir?

— ¿Y? —Elizabeth vio a Zeldris confundida— ¿Cómo está?

— La enfermera dijo que mucho mejor que cuando llegó —se sentó alado de la camilla, esperando a que por lo menos mueva la cabeza— Me siento tan feliz de que esté bien —puso una mano en la baranda de la camilla. El beeper de repente, no mostraba pulso— ¿Q-que está pasando?

— N-no se —dijo un poco espantado— N-no tiene... Pulso.

— Llama a un doctor —le dijo irritandose— ¡Rápido!

Zeldris salió de la habitación a buscar al primer doctor que se cruzará en su camino.

Ya lo había recuperado, no lo iba a perder otra vez.

Creado por Laura Ninche.
+----------------
Nos estamos viendo la próxima 💝 chau.

TeşekkürlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora