capítulo 22

1.3K 123 67
                                    

Zeldris encontró a una doctora saliendo de una habitación y fue rápidamente a solicitar su ayuda. Entraron en la habitación.

— ¿Que paso? —pregunto la doctora.

— Esa máquina está mostrando que no hay pulso —dijo Elizabeth preocupada.

Ella fue a fijarse con rapidez que estaba pasando, y por suerte no era nada grave.

El beeper se había desconectado de Meliodas, lo volvió a conectar.

— Ya está, solo era eso.

— Muchas gracias doctora —le dijo Elizabeth.

Ella salió de la habitación unos minutos después. Zeldris se tenía que ir, no dijo a dónde, pero debía irse y Elizabeth quedó sola en la habitación con Meliodas, le dolía verlo ahí tendido como un vegetal, quien sabe cuándo iba a abrir sus ojos esmeralda que la volvían loca. Solo quedaba esperar.

Pasaron algunos días y los amigos de Meliodas y también familia fueron a visitarlo en el hospital.

— Nunca había visto a Meliodas quieto por más de cinco segundos —dijo Ban y Elaine le dió un codazo— Auch —se quejó jugando.

— Es una fortuna que él y ese niño hayan salido vivos de ese avión —dijo Merlín observando a su amigo— Para haber tenido un gran impacto, Meliodas no fue tan mal herido.

— Es un alivio —dijo Elizabeth.

Después de un rato todos se habían ido, Elizabeth se había quedado en la habitación con Meliodas. Ella quería estar ahí cuando el abriera los ojos, quería ser la primera persona que Meliodas viera.

— Por favor Meliodas —dijo acariciando su melena rubia— Abrí los ojos.

Abrieron la puerta de la habitación, Elizabeth no le prestó mucha atención.

Cerraron la puerta con cautela, eso asustó un poco a Elizabeth, se levantó de su lado y fue cerca del pasillo donde estaba la puerta silenciosamente. Era el, ¿Acaso nunca los iba a dejar en paz?

— Andate de acá —dijo poniéndose en frente de el cruzando los brazos— Déjanos en paz de una vez.

— No te metas —dijo tratando de empujarla pero se corrió con facilidad.

— Andate antes de que que haga algo que lamentes —amenazo haciendo que Estarossa la agarre del brazo con fuerza— ¡Basta! ¡Me lastimas!

— Shh —dijo haciendo que se calle— Vos lo vas a lamentar si haces algo.

— ¡Auxilio! —cuando grito la abofeteo— Maldito bastardo —dijo dándole un rodillaso de lo más fuerte que pudo en la entrepierna.

Estarossa callo con las manos tapando su entrepierna y retorciéndose del dolor. Vómito tendido en el piso y Elizabeth continuó pateandolo en el estómago.

— Esto es por violarme —le dió una fuerte patada en las costillas— Esto por mi bebé —prosiguió pateandolo en el mismo lugar con más fuerza— Y esto —le dió un fuerte taconazo en el estómago— por todo lo demás.

Estarossa seguía en el suelo retorciéndose del dolor, ella llamo rápidamente a la policía. Colgó la comunicación al sentirse mareada.

— Zorra... —dijo en tono bajo— ...Te vas.. a arrepentir.

Se irguió y acorraló a Elizabeth en un rincón, estaba a punto de golpearla hasta que el beeper de Meliodas hizo un ruido agudo. Elizabeth no podía verlo, Estarossa tapaba su vista.

— Awww, creo que tu novio se murió —Elizabeth puso una cara de horror y trató de contener las lágrimas—Ya no sos tan ruda ¿Ver...?

Había caído arriba de Elizabeth de repente, aplastándola contra la pared hasta que lentamente callo al piso dejando ver en su espalda tres manchas de sangre. Elizabeth levantó la mirada y lo vio con unas tijeras de tela en la mano. Se apartó del cuerpo y fue rápidamente a abrazarlo.

— ¿Estás bien? —le preguntó mirándola de pies a cabeza.

— Mucho mejor ahora.

— Vámonos rápido, por atrás —coloco las tijeras en su bolsillo y salieron de la habitación para salir del hospital.

Por suerte nadie los vio, Elizabeth acababa de procesar que Meliodas había apuñalado a su primo. Se subieron al primer colectivo que vieron.

— ¿No te duele nada? —le pregunto Elizabeth a Meliodas tocándole en donde tenía cicatrices.

— Estoy bien, ¿Vos estás bien? —Elizabeth asintió feliz— ¿Cuánto tiempo estube inconsciente?

— Como un mes y casi una semana.

— Creo que no puedo decir que estoy cansado —dijo risueño.

Cuando llegaron a la finca, se encontraron con la sorpresa de que Zeldris estaba dando una joda, en plena tarde, osea ¿Quien hace eso?, pero lo raro era que no se lo veía por ningún lado. No interrumpieron la fiesta, aunque a Meliodas no le faltaban ganas, Elizabeth subió a la habitación y Meliodas prosiguió a buscarlo por todos lados. Entro a una de las habitaciones de huéspedes y vió algo que hizo que su enojo llegará al límite.

— ¡¿Que estás haciendo?! —Zeldris se alarmó al escuchar la voz de su hermano.

Estaba teniendo relaciones sexuales con la chica de ella finca vecina, Gelda Vampire. Zeldris se levantó de la cama tapándose con lo que pudo.

— Ahh... Hola Meliodas —dijo limpiándose la boca— ¿C-como estás?

Meliodas lo miro asqueado.

— ¿Acaso eso era un beso arcoiris? —soltó repugnado.

— Gelda....mañana... —ella salió de la habitación sonrojada con su ropa en la mano— ¿Te sentís mejor hermano? —se refería a sus heridas por el avión.

— Quiero que vallas, heches a toda esa gente ¡Y limpies todo!

Zeldris no dijo nada, solamente hizo caso.

Horas después, la casa quedó reluciente. Los empleados no ayudaron a Zeldris ya que Meliodas les prohibió hacerlo. Zeldris y Meliodas estaban en el antiguo despacho de su padre.

— ¿En qué estaban pensando? —le preguntó mirándolo— ¿Porqué...?

— ¿Y vos sos un santo? —se cruzó de brazos con desinterés— No va a volver a pasar.

— Eso espero —le dijo serio— ¿Pero porque el beso arcoiris?

— Por favor —se quejó cansado— ¿Te pensas que era mi primera vez?

Meliodas lo miro con los ojos bien abiertos.

— ¿A qué edad perdiste tu virginidad? —Zeldris lo miró por un rato.

— Hace tres años —dijo para luego dirigirse a la puerta— No te preocupes, nos estamos cuidando —cerro la puerta.

Meliodas quedó rendido en el escritorio. Encontró unos papeles y como no tenía nada que hacer decidió ojearlos un poco.

— Veamos —abrió la carpeta y comenzó a leerla detalladamente. Terminó de leerlo y por fin pudo comprender todo.

Dió un sonoro suspiro.

Era sobre lo que había pasado cuando Liz, su padre les mandaba un poco de plata cada mes, para que cuando levantase la demanda, no se aparecieran por Britannia, pero al parecer no sirvió de nada. Ahora que lo pensaba, su padre tomó la mejor decisión, quien sabe que hubiera pasado si esa relación seguía adelante.

Tenía que hablar con Liz sobre eso, ella debía de entender que lo que pasó pasó, el ya hizo su vida y era hora de que ella prosiguiera e hiciera la suya.

Creado por Laura Ninche.
-----------------
Nos estamos viendo la próxima 💝 chau.

Un saludo para @Destiny196

TeşekkürlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora