capítulo 24

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Terminaron de comer y cada uno se fue a su respectivo hogar, unas dos horas más tarde Zeldris llegó a la finca.

- ¿Seguís despierto? -lo impresionó verlo en la sala.

- Hace nada terminamos de cenar, ademas apenas son la una -respondió Meliodas con ironía.

- Está bien, voy a hacer popó -dijo dirigiéndose a las escaleras.

- Hablando de tareas -dijo llendo hasta el ex despacho de su padre- Veamos -se sentó en y comenzó a ojear los papeles.

Había muchas ofertas, y bastante tentadoras pero tenía que ser astuto y ver cuál era el mejor precio. Meliodas trabajaría desde la finca, era más sencillo y alguna aveces iría a las empresas para poder supervisar.

- Creo que esta es la mejor -era una oferta por $600.000.000, su padre habría hecho lo mismo.

- Meliodas yo...

- ¡Zeldris! -grito enojado- ¡Aprende a tocar antes de entrar! -Zeldris lo miró unos segundos- ¿Que estás esperando? Toca la puerta.

Zeldris tuvo que salir, cerrar la puerta y tocar para poder abrirla y pasar.

- ¿Fue tan difícil?

- Gelda me invitó a un viaje que va a hacer ella hacia Suecia, quería pedirte permiso de poder ir.

- Si te dejo, haceme el favor de no hacer pelotudeces -le dijo serio- No quedaría bien.

- Está bien... -Meliodas estaba extraño pero que más da, el ya podía irse.

Unos minutos más tarde Meliodas decidió irse a dormir ya que estar metido en ese despacho si que hacía volar el tiempo, cuando entro Elizabeth salió del baño y el se hecho en la cama.

- ¿Estás cansado? -se subió a la cama y se recostó contra su pecho.

- Un poco.

- Lo que te voy a decir te va a hacer felíz -el la miro extrañado a los ojos- Vamos a tener un nene.

- Ya lo sabia -dijo con una sonrisa- Tuve ese presentimiento desde antes.

- Y yo que te quería dar una sorpresa -dijo frustrada.

- Vení acá -dijo con lujuria.

La acercó a su cuerpo con delicadeza y la atrapó en un beso, hacía mucho que no la besaba con esa intensidad de pasión, eso la exitaba.

- ¿Que querés hacer? -pregunto Elizabeth con su mano recorriendo el pecho masculino tratando de desabotonar la camisa.

- Que traviesa -su voz era un susurro hipnotizador. Elizabeth tenía las mejillas sonrojadas- ¿Y ese sonrojo?

Se mordió el labio inferior al ver el pecho descubierto y comenzó a besarlo. Las manos masculinas comenzaron a acariciar su espalda hasta llegar a su trasero el cual pellizco con delicadeza.

- Ahh.. -gimio ella.

Con movimientos ágiles le comenzó a quitar la bata de dormir dejándola en ropa interior. Dibujó un húmedo recorrido de besos hasta su vientre, prosiguió quitando las bragas, acercó su húmeda lengua hasta su intimidad y lamió lenta y calinetemente haciendo que el sonrojo se eleve.

- Meli... odas -gimió mordiéndose​ el labio.

- Ahh... Estás tan húmeda -le comenzó a acariciar el torso hasta llegar al brasier, suavemente lo desabrochó y comenzó a estudiar el busto, el cual estaba un poco hinchado, aunque no le sacaba lo sexy a su esposa.

Tomo uno de los pezones entre su boca y comenzó a succionarlo, y mordisquearlo haciendo que la exitacion sea más alta. Después de soltarla Elizabeth le quitó el pantalón dejando ver su erguida erección, prosiguió quitando los bóxers y tomo el miembro con su boca haciendo que Meliodas llegue a su punto máximo de exitacion.

- Ahh... -gruñia mordiendo su labio.

La tomo entre sus brazos y comenzó a besarla con las manos inquietas al igual que ella. Ella se dejó recostar en la cama mientras el masajeaba el busto hinchado y mordía los pezones.

- Ahh... -el gemido era de placer y de dolor. Meliodas no iba a ser tan intenso ya que el embarazo estaba muy avanzado.

Elizabeth se recostó sobre el pecho de Meliodas y el comenzó a acariciar su cabello con suavidad y cariño. Largos minutos después ambos se quedaron dormidos.

Zeldris se había escapado de la casa u se fue con Gelda.

— Estás raro —dijo una chica de cabello claro— ¿Que te pasa?

— No es nada —ella se acostó sobre su pecho y comenzó a acariciarlo con lujuria— Por favor Gelda —dijo apartando su mano.

— ¿Que te pasa? Vos nunca rechazas tener sexo conmigo.

Le dedicó una mirada de fastidio.

— No es eso, hoy no estoy de humor —le dijo haciendo que ella se ponga de mal humor— Voy a dormir, buenas noches.

Se dió vuelta y se durmió dejando a Gelda confundida para dormir de mala gana, ¿Que le estaba pasando a Zeldris? Quizás estaba abrumado por el viaje, quizás cuando lleguen al hotel si estaría de humor para tener sexo con ella.

Una semana después de que Zeldris se fuera a Suecia, se enteró de que se quedaría ahí un tiempo junto a Gelda. Meliodas y Elizabeth estaban caminando por las tiendas, ya con siete meses de embarazo era necesario comprar las cosas del bebé ya que en tan solo dos meses estaría con ellos.

— ¡Mirá que lindo! —exclamo mostrándole un conjunto para dormir— ¿Te gusta?

— Si, es bastante lindo —dijo neutro— Vamos a mirar las cunas.

Elizabeth asintió y siguieron mirando en la tienda.

Estuvieron mirando de todo, aunque Meliodas estaba muy abrumado entre tanta gente, estaba bastante raro, más serio aunque no tanto,aún conservaba su carisma. Decidieron recibir todo lo que compraron por encargo y las cosas llegaron a la finca.

— Es raro —dejo un extremo de la cuna a un lado— Creo que uso su plata para comprar el pasaje en vez de la tarjeta de crédito. Y no llama.

Elizabeth dió una pequeña risa.

— Ya está grandecito ¿No?

— Si, pero está en la loma del orto y seguramente esta garchando en la primera esquina que se encuentre —dijo molesto— Además es mi hermano menor.

Elizabeth se acercó y lo abrazó por la espalda besándole el cuello.

— Él está bien —le susurro al oído.

Zeldris estaba preparando unas maletas, estaba un poco decaído.

— ¿Estás seguro de que no querés que te acompañe? —pregunto Gelda abrazándolo por la espalda.

— Voy a estar bien —dijo con la voz entrecortada— Vos disfruta de estas pequeñas vacaciones, yo te voy a estar esperando en la finca.

Gelda lo abrazó con lágrimas en los ojos, el correspondió el abrazo y aguanto las lágrimas, ¿Como le diría a su hermano lo que estaba pasando? Esto era demaciado delicado como para hablarlo por teléfono.

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