Capitulo tres(segunda parte)

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Allie aparcó la furgoneta delante del garaje, dio una bolsa a cada uno de sus hijos, tomó la otra debajo del brazo y cerró la puerta con la cadera. A mitad de camino se dio cuenta de que había algo distinto. Se paró, miró alrededor y se quedó pasmada al ver el huerto. Dejó caer la bolsa, sin importarle lo que había dentro, y salió corriendo. Los hierbajos habían desaparecido y la tierra estaba arada con seis surcos. Se puso la mano en el corazón para sosegar las palpitaciones. Sólo había podido ser Zayn. Retrocedió varios pasos sin dar crédito a que hubiera sido tan amable; sobre todo, después de lo que se habían dicho la noche anterior.

 Allie secó el último plato, se apoyó en la encimera y miró por la ventana. Había renunciado a ciertos lujos que tenía en Houston. Por ejemplo, al lavaplatos y al aire acondicionado. Sin embargo, mirar por la ventana, ver un espacio abierto y oír el canto de los pájaros le compensaba sobradamente. Los cambios eran muy notables. Los niños y ella habían limpiado el patio de todos los despojos que había dejado J.C. Vickers. En ese momento, un aspersor giraba lentamente y empapaba el abono que había echado esa mañana. El césped volvería a ser verde y las malas hierbas empezarían a morirse. Al final del verano, si todo iba bien, sería como el que tenían sus tíos.

Suspiró y miró hacia el fondo de sus tierras. La limpieza que había hecho Zayn permitía la visión de los pastos y de las tierras que se extendían hasta donde llegaba la vista. Ensimismada, dio un respingo cuando el morro de un tractor apareció por la elevación. Era una maquina enorme y arrastraba una especie de cortacésped que eliminaba todo lo que se encontraba por el camino. Entrecerró los ojos hasta que pudo reconocer la figura que iba dentro de la cabina. Esos hombros anchos y ese sombrero eran inconfundibles. Suspiró. Era Zayn. Detestaba tener que hablar con él otra vez, pero tenía que agradecerle lo que había hecho en el huerto.

Se puso la gorra y salió de la cocina. Con aire de decisión, fue hacia la cerca.

Zayn la vio cruzar el patio y soltó una maldición al comprobar que se dirigía hacia él. Al llegar a la cerca, Allie se paró, le hizo un gesto con la mano para que se acercara, cruzó los brazos y esperó. Él adivinó, por la expresión de su cara, que no se alegraba de verlo, pero él tampoco se alegraba de verla. Le costaba vivir con el remordimiento, pero más le costaba verse cara a cara con el motivo del remordimiento.

Siguió su camino. La cabina cerrada del tractor amortiguaba el rugido del motor y el ruido del rodillo dentado que arrastraba. Estaba convencido de que iba a decirle que ya no le alquilaba las tierras. Después de cómo la había tratado la noche anterior, casi podría entender esa decisión. ¡Pero tampoco podía evitar que ella alterara su cordura! Le había pedido perdón y pensaba mantener la palabra de que no volvería a pasar.

Paró al llegar a la cerca. Sus oídos agradecieron el silencio, abrió la puerta de la cabina y se bajó. Se levantó el ala del sombrero y fue hacia ella.

—Buenas tardes, Allie —la saludó con la esperanza de que el tono fuera normal.

—Buenas tardes, Zayn —ella esperó hasta que hubiera llegado a la cerca y señaló con la cabeza la zona que había limpiado—. Veo que ya estás limpiando la tierra.

Zayn se metió las manos en los bolsillos dispuesto a discutir sobre el contrato.

—Efectivamente, te dije que lo haría.

—Es verdad —Allie miró al suelo durante un rato—. Yo… no pretendía que araras mi huerto, pero…te lo agradezco… —balbuceó.

En el mejor de los casos, fue un agradecimiento ambiguo, pero él no lo había hecho para que se lo agradeciera, sino para aliviar su remordimiento por lo que había hecho la noche anterior. Esperó a que ella siguiera y le dijera que ya no quería alquilarle las tierras. Ella, sin embargo, siguió mirando al suelo y enterrando la punta del zapato en la hierba recién cortada.

Cásate Conmigo(Zayn Malik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora