Capitulo cuatro(primera parte)

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Zayn se quedó delante de la puerta del cuarto de Jenny con los pies separados y los brazos cruzados sobre el corazón desgarrado. Unas lágrimas densas por llevar tantos años reprimidas cayeron lentamente por las mejillas mientras miraba el cuarto vacío e intentaba recordar lo que había dentro cuando su hija vivía allí.

Había una cama doble con unas almohadas blancas como la que tenía Stephie para colocar a sus muñecas. También había carteles de animales en la pared. A Jenny le encantaban los animales. Al lado de la ventana, en el rincón, había una mesita baja donde se sentaba ella para colorear dibujos que le regalaba a su padre.

Cuando cerró los ojos, casi pudo oír su voz infantil que se quejaba cuando la arropaba en la cama. Él le hacía cosquillas hasta que ella le suplicaba que parara. Era una rutina diaria hasta que los dos se sentaban a leer un libro. Una rutina que casi había olvidado.

Supuso que estaba allí por el cuento que le había leído a Stephie, por ese inmenso placer que Allie le había concedido. Bajo la mirada de Allie, se había sentado en la cama de Stephie con la cabeza de ella apoyada en el brazo. Ella tenía una muñeca abrazada y miraba los dibujos mientras escuchaba la historia que él leía en voz alta. De vez en cuando, lo miraba y sonreía.

Cuando llegó a su casa, fue directamente al dormitorio de Jenny, algo que nunca tenía el valor de hacer. Después de que Perrie se marchara y se llevara a los niños, él ni siquiera fue capaz de pasar por delante de las puertas de los dormitorios para acostarse. Durante meses, se quedó a dormir en el sofá para evitar el dolor de los recuerdos.

Se secó las lágrimas y se dio la vuelta. Abrió la puerta del cuarto de su hijo y miró dentro. Ese cuarto, como el de Jenny, sólo tenía algunos muebles extraños que había reunido cuando todos se fueron a San Antonio. En su momento, las paredes estuvieron repletas de carteles con deportistas, y el bate de béisbol y el guante colgaron de una balda con ganchos que él mismo había hecho y había puesto en la pared. Perrie se llevó eso, como todo lo demás, y sólo quedaba la sombra de lo que una vez colgó allí.

Zayn cerró la puerta con un suspiro. Bajó a su dormitorio y empezó a quitarse la ropa. Ese cuarto, al revés que el de sus hijos, no lo abrumaba. Susan también vació el cuarto que habían compartido, como toda la casa, y no había dejado absolutamente nada. Él permitió que se llevara todo sin discutir porque quiso que los niños estuvieran rodeados de objetos conocidos en San Antonio. Él no añoraba sus pertenencias ni a su ex mujer, pero añoraba a sus hijos con toda su alma.

Desnudo, se metió en la cama y se puso los brazos detrás de la cabeza. Se quedó mirando al techo y sintió que la soledad le oprimía el pecho.

Sabía que en el pueblo había mucha gente que pensaba que su soledad se debía a que no había superado el abandono de su mujer. Estaban equivocados. Aunque había querido a Perrie con todo su corazón desde que se hicieron novios en el instituto hasta que ella le dijo que iba a marcharse, había soportado el dolor. Cuando se marchó, la rabia y el desencanto habían conseguido borrar cualquier rastro de sentimiento que hubiera podido quedar. Era el mismo desencanto que le había disuadido de buscar a otra mujer que sustituyera a Perrie en su cama o en su corazón.

Se dio la vuelta y cerró los ojos. Durante doce años había dormido acurrucado contra la espalda de su mujer y agarrándola de la cintura. Ella se quejó siempre porque el brazo pesaba demasiado o hacia calor. A él, sin embargo, le parecía reconfortante, y aunque no echaba de menos a su mujer, sí echaba de menos el calor en la cama.

En la nebulosa de estar medio despierto y medio dormido, estrechó la almohada contra el pecho y se preguntó si a Allie le gustaría que la abrazaran cuando dormía. A juzgar por el beso que se habían dado, diría que era una mujer apasionada y que disfrutaría con la intimidad. La almohada empezó a tomar forma y a calentarse contra su cuerpo. Casi podía notar la estrecha cintura de Allie entre sus brazos y la redondez de su trasero contra el vientre. La imagen; fue haciéndose mas real y sus pechos abundantes subieron y bajaron cada vez que respiró. El olor a flores que había percibido en su dormitorio le embriagó, la sangre le hirvió y notó que su virilidad cobraba vida contra el muslo. Se quitó la almohada de encima y se levantó de un salto. Fue a la ducha, abrió el grifo de agua fría y se metió.

Cásate Conmigo(Zayn Malik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora