Capítulo 31

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Phoebe

—Nos vemos mañana... si —Escucho a Apolo hablar con Basha por el celular.

Cuando me pidió que me quedara con él, había pensado que iríamos a su casa en Malibú donde vive con sus hermanos, no me esperé que les comunicará a los miembros de seguridad que dieran media vuelva y dirigirse para Bel Air.

—Deseo que lo que resta de día, seamos solos tú y yo — nos encontramos abrazados en el asiento de atrás del auto, mi cabeza descansa en su hombro—. Ya te he compartido mucho con mis hermanos.

—Apolo te recuerdo que no soy una cosa.

En ocasiones Apolo me trata como si fuera algo suyo. Aquello me molesta por que no soy un objeto, además que me recuerda a cierto imbécil previo a Apolo quien me utilizó como tal sin que yo tuviera ni la mínima conciencia de lo que pasaba.

—Por supuesto que no lo eres —toma mi barbilla y levanta mi rostro y me besa con suavidad—. A lo que me refiero es que en Santorini parecía que mis hermanos se habían puesto de acuerdo para evitar que estemos a solas. No me malinterpretes amo a esa bola de trogloditas y a Nix con locura, pero desee desaparecerlos en más de una ocasión durante el viaje.

No puedo evitar reír y me sorprendo también por que es la primera vez que escucho a Apolo hablar abiertamente de sus sentimientos hacia sus hermanos.

—Si me lo hubieras dicho, podríamos haberlo hecho juntos —una carcajada ronca sale de él y me aprieta en un fuerte abrazo.

—Phoebe... no sé cómo pude llamarle vivir a lo que hacía antes de conocerte.

Levanto y rostro para verlo, sus ojos oscuros enmarcados por sus abundantes pestañas, su cabello que creció un poco en nuestro viaje ahora cae en graciosos rulos que no sabía que existían hasta hace unos días, una sombra de barba que solo logra aumentar más su atractivo, pero lo más hermoso es ver esa sonrisa que provoca que sus ojos brillen.

Me estiro un poco para capturar sus labios y lo beso, lo beso con locura. Siento como si todo desapareciera y solo fuésemos nosotros dos en todo el mundo. Apolo me provocaba eso.

—Creo que yo me hago la misma pregunta.

***

En cuanto llegamos a Bel Air aparcamos fuera de un edificio que ladrillo visto.

Entramos tomados de la mano entramos a la recepción y me sorprendo al ver el lujo y la opulencia que nos rodea. Nos dirigimos a los ascensores donde Apolo digita un código antes de que el panel muestre nuestro piso de destino, el piso 24, el penthouse.

—Compré este lugar hace varios años, pero nunca fui capaz de dejar a mis hermanos solos — lleva mi mano hasta sus labios—. Jamás he pasado la noche aquí, solo una persona se encarga de mantenerlo limpio.

Asiento y al momento un sonido nos indica que hemos llegado.

Al abrirse las puertas me sorprendo al ver el espacioso salón de enormes ventanales, los muebles son de piel, negros. La decoración es monocromática parece salido de un anuncio de revista de inmuebles.

—Wow, es increíble.

Me abraza por la espalda y descansa su cabeza en mi hombro.

—Contigo aquí, si es increíble.

Mi celular comienza a sonar dentro de mi bolso, Apolo me sonríe y comienza a llevar nuestras cosas por un pasillo que supongo da a la habitación. Camino hasta uno de los sofás y saco mi teléfono.

SAGA LUX I | El secreto de ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora