Phoebe
—No creerán lo que acabo de ver —Volteamos para encontrarnos con un sorprendido Thanos entrando en la cocina. Pone su mano en el pecho dramáticamente— mi otra mitad me ha traicionado.
Basha lo observa con el ceño fruncido, mientras Apolo enarca una ceja y se cruza de brazos. Paso mi mirada por los hermanos antes de volverla a Thanos quien mantiene su pose dramática, me contengo para no reír.
—Haber cuéntanos qué te sucede —claudica Basta volviendo sus ojos a la zanahoria que picaba antes de la interrupción.
Thanos sin perder más tiempo toma uno de los taburetes altos, sentándose en el espera a que todos le demos nuestra atención para comenzar.
—Saben que Timaeus se ha comportado algo extraño los últimos días —expone y todos asentimos ya que habíamos hablado de ello momentos antes—, pues verán yo iba todo feliz y contento como normalmente soy a comprar una cuerda nueva para mi bajo, cuando paso por nuestra cafetería favorita por algo dulce veo en el fondo un rostro familiar.
»Tan familiar que es igual a este —se señala a sí mismo—, con un Minion... Si señores y adorada cuñada... un Minion.
No puedo contener más la risa porque de alguna manera no entendí nada de lo que iba su historia.
—Un Minion... —repite Apolo conteniendo de manera fatal la sonrisa que se forma en sus apetitosos labios.
—Miren vejestorios y eso no te incluye mi bella cuñada —Me guiña un ojo y sonrió, mientras se gana un bufido por parte de sus hermanos—, un Minion se conoce a una mujer que mida menos de metro 1,55, lo que comprenderán junto a mi otra mitad se ve ridículo ya que compartimos estatura ósea, 1,93 de pura sensualidad.
Baja del taburete y se acerca a mi tomando mi mano y llevándosela a los labios dice:
»Te equivocaste de hermano, cuñada —Observo de reojo a Apolo rodar los ojos con dramatismo permaneciendo aún con los brazos cruzados—, una vez aclarado ese punto imagínense la escena y como se veían cuando el Minion apenas le llega a la altura del pecho aunque...
Deja la frase sin concluir y parece perderse en sus pensamientos, su expresión se transforma a medida que pasa el tiempo y termina con una pícara sonrisa.
—Yo también necesito un Minion —afirma antes de salir de la cocina con la misma rapidez que llegó.
—Alguno entendió lo que sucedió? — pregunta Basta haciendo una mueca.
—Son los gemelos, hace años que nos rendimos en entenderlos — concluye Apolo encogiéndose de hombros y regresando su atención a la lasaña.
***
Aún no me acostumbro al hecho de que de la nada tengo un hermano mayor y que fuera de todo pronóstico desea que nos conozcamos y de alguna manera recuperemos el tiempo perdido.
No quiero portarme como una bruja y decirle que no lo quiero, por que una parte de mi desea justo eso. Poder darnos la oportunidad de llegar a formar ese lazo de hermandad que nunca debieron negarnos, pero está el otro lado donde aún me cuesta asimilar la noticia. Y no es su culpa para nada, se vio en la necesidad de contactarme porque la vida de su hijo pendía en un hilo, pero me pregunto si eso no hubiera pasado el me habría buscado o no. Porque era evidente que sabía de mi existencia y a la de mí hermana.
Sin dejarme pensar mucho en eso mi teléfono suena indicándome que tengo un mensaje de texto de George.
"Hoy han dado de alta a Frankie esperaba tener la oportunidad de verte, pero entiendo si aún no te sientes lista para todo esto. Con Betty deseamos poder agradecerte en persona invitandote a ti y a tu novio a un almuerzo en nuestra casa, además de celebrar la recuperación de Frankie. Sin presiones, cuando te sientas lista podemos coordinarlo. Te debo mi vida, hermana. Un agradecido hermano mayor."
Sin forma de evitarlo una sonrisa se forma en mis labios, he notado en las pocas ocasiones en las que hable con George que tiene una personalidad bastante particular, pero no resulta extraña, más bien es atrapante y encantador.
Betty por el contrario es una mujer tímida y de lejos se ve que es entregada en cuerpo y alma a su familia, los cuida y protege de una manera hermosa y se ganó mi admiración desde el primer momento, ella me agrada mucho.
Sigo mi camino por el centro comercial, aunque mi destino es el supermercado paso el tiempo dando un vistazo por los escaparates de tiendas, no suelo tener mucho tiempo para hacerlo así que aprovecho hoy que es un día de descanso no planificado, por lo que Apolo está en el estudio de grabación y no me acompaña. Por supuesto adoro su compañía, pero extraño algunos momentos para mí sola.
Hablé de ello con Jonás hace un par de días, Apolo y yo nos vemos a diario, aprovechamos ahora que están en la planificación del nuevo disco y se mantienen aquí, porque una vez esté terminado y comiencen con la gira de promoción es posible que no lo vea en unas cuantas semanas o meses.
Es difícil poder conjugar nuestros mundos al ser tan diferentes pero bueno al menos lo estamos intentando.
Al parar frente a una tienda de mascotas mi mirada se pierde en una pequeña bola de pelos negra que duerme plácidamente enrollada, observó la rítmica respiración del gatito antes de debatirme si soy lo suficientemente responsable para hacerme cargo de otra vida fuera de la mía. Mi debate interno se ve frenado al recordar que no tengo tiempo para eso y no condenare a un pequeño ser a pasar en casa encerrado o con hambre cuando mis turnos de alarguen.
Con algo de pesar me dirijo a una cafetería, necesito un café para poder animarme nuevamente. En cuanto he ordenado me siento en una mesa al fondo del lugar y con una sonrisa en mi cara observó cómo el mesero entrega dos cafés a quienes he bautizado como mis paparazis personales. Ellos me miran con una expresión de sorpresa al verse descubiertos por mí. Ha decir verdad los noté desde el primer día que comenzaron a ser parte de mi rutina, por suerte siempre se han mostrado respetuosos y en la mayoría del tiempo podrían pasar desapercibidos, me había dicho que lo mejor era fingir que no estaban ahí, pero hoy he caminado por horas por el centro comercial y todos necesitamos cargar energías.
En cuanto llega mi café, tecleo una rápida respuesta a George prometiendo que pensaré en su propuesta. Vuelvo mi vista a los dos hombres que me siguen y como luego de mi café me siento de buen humor les hago señas para que se acerquen.
Algo temerosos se acercan a mi mesa y por primera vez logro verlos con atención, el uno debe rondar los treinta y tantos, va vestido bastante casual con unos jeans y camisa a cuadros, tiene una expresión serena en su rostro y eso me da algo de tranquilidad. Su compañero fotógrafo, lo deduzco porque es quien lleva la cámara es un jovencito es moreno con unos ojazos verdes de quizás mi edad, tiene unos cuantos piercings en el rostro y una sonrisa ladeada que de seguro causa sensación entre las chicas, va vestido muy relajado con una simple camiseta blanca y unos jeans desgastados, no se me escapa que tiene una graciosa melena que cae en ondas hasta su barbilla.
—Tomen asiento por favor —les pido.
—Le agradecemos su amabilidad señorita —dice el primer hombre con una pequeña sonrisa.
—Llámenme Phoebe, y ¿cómo debo llamarlos a ustedes?
—Mi nombre es Óscar —dice el moreno sonriéndome— y él es Chad.
Extiendo mi mano y la estrechan, observó sus dos personalidades completamente distintas Chad es más tímido y reservado, mientras Óscar es extrovertido y encantador.
—Pues ya que llevamos mucho tiempo viéndonos, he pensado que era tiempo de conocernos.
—Es la primera vez que un famoso nos ha invitado un café —confiesa Chad—, se lo agradecemos.
Le sonrió con la intención de que se sienta más cómodo. Me habían pintado a los paparazis como gente sin escrúpulos que hace lo que sea por una noticia y aunque no es que me sienta feliz de que me persigan debo admitir que estos dos no entran en esa descripción.
—Me alegra ser la primera entonces —admito y miró a Óscar— espero que tengas buenas fotos mías.
Este sonríe con descaro.
—Usted no podría salir mal, así se vistiera con una bolsa de basura —Toma un sorbo de su café y coloca su cámara encima de la mesa—, es la primera vez que alguien nos descubre así, solemos ser muy cuidadosos.
—Es que es la primera vez que se topan conmigo, y no me mal interpreten es su trabajo y no me interpondré a ello siempre que seamos respetuosos los unos con los otros —aclaro.
—Usted no es como las demás celebridades —dice Chad en voz baja y sonrió en respuesta, eso es algo que me gusta escuchar— sé que a todos nos tildan de sinvergüenzas, pero no todos los somos de la misma manera que no todas las celebridades son lo que dicen ser. Usted, a pesar de saber que estábamos ahí no ha hecho nada por llamar la atención y es más nos ha tratado bien, eso dice mucho de usted, con todo el respeto.
Mi teléfono nos interrumpe, me disculpo y lo saco, es la respuesta de George, pero la dejo para leerla después. Caigo en cuenta de que es hora del almuerzo y que tengo hambre.
Levantó mi mano y el mesero se acerca sin perder tiempo, le pido que nos traiga el menú para que podamos ordenar algo más.
—Esto va por cuenta mía —digo y no admito un no por respuesta— deben aburrirse muchísimo conmigo.
—Para nada —responde Oscar—, de hecho, comencé a leer algunos artículos clínicos, son asombrosos, no sabía que era tan interesante. Además, ustedes son una pareja muy dulce de ver y sospecho que nos dejan fotografiarlos por consideración.
Río en respuesta y admito que sí, en ocasiones lo hemos hecho así, a Apolo le molesta un poco el tema de la privacidad, pero, aunque yo no tenga mucha experiencia pienso que es mejor dar algo por nuestra cuenta antes que deban buscarla.
—Pero que eso sea un secreto entre nosotros.
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SAGA LUX I | El secreto de Apolo
RomancePhoebe ha llevado la vida que siempre planeo para ella, una buena casa, un buen empleo u un buen hombre, la vida perfecta, quizá demasiado. La hija, estudiante, empleada y novia modelo, se ha esforzado en todo para ser la mejor, pero se ha olvidado...