Capítulo 26

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Estoy acostada en la cama donde hacía unas horas James también estaba. Se lo llevaron, está preso. De verdad lo está. El me dijo, me prometió que no iba a pasar nada, que estaba todo bien. ¿Que pudo haber pasado?, Necesito saber. Todos queremos. Los chicos están en la sala, bebiendo, como siempre, así es como intentan superar sus problemas. Yo estoy tirada en la habitación, no estoy llorando, lo hice por una hora, ahora sólo estoy pensando. Decidí que seguir tirada en mi cama, no era una opción.
Me levanté sin dudarlo más, y tome mi campera de cuero. Salí de la habitación, los chicos bebían cerveza acostados en el sillón, en silencio.
No les dije nada, y fui caminando hasta la puerta de salida.

Cliff: Ey, An. ¿A dónde vas?

Yo: Voy a comprar cigarros. - Cliff asintió con la cabeza y los demás no hicieron caso. Abrí la puerta y salí del departamento.

Se la creyeron. Mis cigarros estaban escondidos en el bolsillo de mi campera de cuero, y yo iba caminando por las lluviosas calles de San Francisco en busca de una respuesta.
Caminé hasta la comisaría, los policías escuchaban radio y miraban televisión mientras comían pizza, odio a la puta policía, es una mierda creada por el sistema, pero en ese momento, si quería conseguir lo que quiero, debía ser amable.
Me acerque a un policía que tenía sus piernas sobre el escritorio mientras miraba la televisión. Hijo de puta, pensé. No hace un carajo.

Yo: Disculpe. - el hombre giro su cabeza en dirección a mi, despacio y soberbiamente. Las ganas de escupirle en medio de la cara me desbordaban.

Policía: ¿Sí? - dijo sin demasiada importancia.

Yo: Quisiera tener una visita con un prisionero.

Policía: Eso no es posible. - giro la cabeza en dirección al televisor, nuevamente.

Yo: Y... ¿Por qué?

Policía: Porque no. - dijo sin despegar la vista del televisor. Viejo idiota.

Suspiré y lo pensé por solo un segundo. Observe al policía; unos 40 años, bigote, cara de baboso, con un poco de panza. Que más da, hice cosas peores.

Me puse un billete de $100 entre las tetas, en el escote, para que se notara. Había un par de personas, pero un poco lejos, por lo cual no se iban a dar cuenta. Tire una lapicera que había en su escritorio cerca de su pierna.

Yo: Oh, perdón, oficial. Ya lo agarro. - me agaché frente a él, provocativa y lentamente, haciendo notar mis tetas. El hombre las veía atentamente y con la boca abierta. Agarré la lapicera y pase mis manos por sus piernas, el hombre suspiró. Yo no le quitaba la vista de encima, mirándolo provocativamente.

Yo: Tengo algo por acá, ¿lo ve? - dije señalando el billete entre mis tetas. El hombre se mordió los labios. Que asco, por favor. Todo por vos, James.

El policía se paró y cerró la puerta, me levanté y me puse frente a él. Me daba muchísimo asco, pero no me cuesta nada disimular.

Yo: ¿Quiere tomar el billete, oficial? - dije con una voz distinta a la que siempre tengo. El sonrió de lado, y bajo la boca hasta mis tetas. Comenzó a darles besos asquerosos donde podía sentir su barba, ni siquiera podía tratar de fingir que era James, porque él no tiene bigote.
El hombre mordió el billete y me lo sacó de entre las tetas. Me miró deseoso, yo lo único que quería era ir a ver a James.
Tome al policía de la corbata y lo senté en el escritorio.

Yo: ¿Cuánto me costará ver a un encarcelado, oficial? - el hombre sonrió, llevo su mano hasta su pantalón. Se tocó un poco la entrepierna, y luego desabrochó su pantalón, sacando su pene al aire. Era tan pequeño, quiero el de James. Que asco.

Sonreí, simulando un poco el asco, y me agaché frente a él, cerré los ojos y comencé a chuparlo. El hombre giró la cabeza hacia atrás gozando, yo quería irme a la mierda y gritar del asco. Lo estuve haciendo un rato, y luego le dije que me ayudara. Se nota que ese hombre no tiene sexo nunca, porque solo se la estuve chupando por 5 minutos y accedió.
Le di el nombre de James y me dijo que lo llamaría para que vaya hasta la sala en donde podemos hablar, que se separa por un vidrio.

Me senté en una silla, que tenía en frente un vidrio y al costado un teléfono, por el cual debíamos hablar porque no se escucharía nada. A unos cuantos metros había un policía por control, pero si hablaba bajito, supongo que no escucharía.
De lejos, ví como James se acercaba. Tenía puesta la típica ropa de encarcelado, de un color gris apagado. El tenía el pelo atado, y las manos sujetadas por las esposas. Se veía terrible, tenía la cabeza gacha y ojeras grandes. Se sentó en la silla que estaba frente a mi, pero separados por ese maldito vidrio. Me miró y sonrió de costado, obviamente no estaba feliz, pero parecía más relajado al verme ahí. Yo sonreí al igual que el.
Ambos levantamos el teléfono, nos quedamos unos segundos mirándonos. Ya sentía que estaba a punto de llorar. James me tiró su mirada de "tranquila, estoy bien" y volví a sonreír. A veces, no necesitamos palabras para expresarnos.

Yo: Te extraño.

James: Yo también. - una lágrima se me cayó.

Yo: ¿Vas a salir de acá? - hice esa pregunta que tanto miedo me da, pero igual necesitaba saber.

James: ... No lo sé. - James bajó la mirada. La lágrima que estaba aguantando al fin cayó.

Yo: No me importa, voy a hacer que salgas de acá.

James: No se puede, todavía no se de cuánto será la sentencia que me darán. Ni siquiera hubo un juicio todavía.

Yo: ¿Y de cuánto es la fianza? - James me miró serio.

James: Ni siquiera lo pienses, An. Es mucho.

Yo: Quiero saber. - tardó un rato en contestar, hasta que lo hizo.

James: $20.000

Yo: Vas a salir de acá, te lo prometo, James. Con los chicos vamos a hacer lo posible.

James: No quiero ayuda, An.

Yo: James, no tenes idea de cuánto tiempo te van a dar. - hubo un silencio - Ayer me dijiste que todo estaba bien, que no iba a pasar nada. Que te ibas a quedar conmigo, me lo prometiste. Sabías que te iban a venir a buscar, ¿no?.

James: Sí - la voz se le estaba quebrando.

Yo: ¿Y por qué me prometiste eso? - dije soltando más lágrimas.

James: Quería que estuvieras tranquila aunque sea una noche, y quería estar con vos una última noche porque sabía que me iban a llevar. - a James se le cayó una lágrima que sabía que intentaba contener.

Policía: Señorita, el tiempo ya pasó. - miré al policía y le hice un gesto de que ya iba.

Yo: Me tengo que ir, James. Te prometo que no vas a estar mucho tiempo acá.

James: An, espera. Prométeme que no te vas a meter el líos por tratar de sacarme de acá. Por favor, no te arriesgues, en serio. Prometelo. - odio prometer cosas y no cumplirlas, más si es con James. Pero es algo necesario, quiero que salga, es injusto para el. Voy a hacer lo posible, me lo prometí a mi misma la noche que se fue.

An: Lo prometo. - sonreí de lado, James me miró desconfiado.

James: Te amo, An.

Yo: Te amo, James. Vas a salir de aca. - colgué el teléfono y me fui de ese lugar.

Estoy cansada, pero no hay tiempo para dormir, voy a empezar a ayudar a James.

Seek And Destroy [James Hetfield y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora