La historia de mis madres (Barbica)

Capítulo 23

Todos en el salón se aglomeraban alrededor de mamá y Daiana, yo me moví entre las personas para llegar al lado de mamá.

-Pensé que te lo había advertido- dijo Daiana.

-¿A poco tu piensas?- dijo mamá y todos rieron, incluyéndome.

-Ah que con la nerd se quiere hacer la valiente...¿Acaso quieres ser como yo, nena?- mamá se hecho a reír.

-¿Cómo tu? ¿Te refieres a una Perra sin sentimientos que degrada a los demás para alimentar su pequeña autoestima, aunque en el fondo siempre sabrá que no será capaz de lograr nada que no sea una enfermedad venera? No gracias, paso- todos soltaron un 'uhhh' y yo me sentí orgullosa de ella, mamá jamás en su vida le había hablado de ese modo a Daiana, siempre le había tenido miedo, ella siempre había sido la alfombra debajo de los pies de Daiana, tal vez esto cambie algo.

-¿Que es lo que te pasa Micaela? ¿Acaso no has visto las fotos? Te descubrimos cariño, eres exactamente como yo- mis piernas su comenzaron a fallar, me estaba destruyendo.

-¡Eso no es verdad! ¡Esa no soy yo!- grito mamá y su voz quebró.

-¡Claro que lo es! ¡Todos lo vimos! Y todos los chicos con los que te acostarte lo confirmaron- todo empezaron a reír, mamá estaba llorando. Yo estaba de rodillas frente a mamá, empecé a toser me sentía enferma denuevo.

-Mica...No dejes...que te...gane- me dio un ataque de tos pero nadie parecía notarme -Hazlo por mi- mamá me miro, se agachó y se aseguro que no podía aguantar un minuto más. Se levantó y apretó sus puños. Daiana seguía riéndose con sus amigas, ya había dado por sentado que había ganado, pero mamá no estaba de acuerdo. Se acercó y se paró frente a ella.

-¿Vienes a despedirte...Perra?- deletreo la ultima palabra. Mamá abrió su puño derecho y sin aviso estampó la palma de su mano contra la cara de Daiana, tan fuerte que término en el piso.

-Yo no soy una Perra, y los demás pueden pensar lo que quieres pero tu, tu no te saldrás con la tuya, no está vez, no dejaré que me pisotees. Tu eres la Perra y lo peor es que lo sabes y no te importa.- se giro hacia los demás quienes miraban estupefactos -No soy una Perra- dijo. Todos la miraron, se quedaron sin palabras, ella camino hacia mi y me ayudó a llegar hasta una silla cerca de la mesa de bocadillo. Empecé a devorar todo lo que veía.

-¿Seguro que estas bien?- pregunto.

-Ve por mi madre- susurre.

-¿Que?

-¡Barbara, busca a Barbara!- grite.

-¿Alguien me llamaba?- mi madre apareció detrás de mamá, con una sonrisa.

-¿Barbara?- pronunció mamá mirandola de arriba a abajo -¿Que haces vestida así? Tendrías que estar acompañando a Daiana- Ella soltó una risita y se acercó a mamá.

-La única persona con la que quiero estar, esta al frente mio- empezaba a sentirme mejor, mucho mejor.

-Barbara...- Ella estaba por terminar la frase cuando Julian se acerco, estaba algo borracho.

-Vamos Micaela, bailemos- mi madre intento enfrentarlo pero Julian lo empujó -Es mía ahora- empecé a desvanecerme, tome algo de la mesa, no sabia exactamente que era pero lo comi, ya no ayudaba, me estaba desapareciendo, la única imagen que me quedaba era cuando pedí el deseo, en mi habitación.

El reloj tocó las 12:10 y ellas no se besaron. Y ahí me desmaye, todo era blanco.

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