-No tengo idea- le contesté.
-¿Como te gustaría a ti que te lo pidieran?- acariciaba mi cabello.
-No me gustaría que me lo pidieran- me encogí levemente de hombros.
-¿No?- frunció el ceño.
-Depende, depende de quién me lo pida, claro.
-Okey, supongamos el chico ideal te lo pide.- arqueó una ceja- ¿Cómo te gustaría?
-¿Sabes?- acaricié su nariz- no me gusta lo romántico; las velas, las cenas, los pétalos en las camas, las habitaciones llenas de globos, el vino, fresas, chocolate, y eso. Demasiado cursi para mi.
-¿Qué te gusta entonces?
-Me gusta lo sencillo, cartas, flores, las caminatas, mirar películas, comer juntos, pequeños grandes detalles que hacen la diferencia. ¿Me entiendes, no?
-Asintió y me dio un pico.- Por eso me gustas, me sales barata.
-Reí- aunque para ser sincera- hice una pausa- me encanta la playa es mi lugar favorito, en la vida.
-Sonrió- creeme que lo tengo claro, siempre cuando íbamos a algunas, nunca querías regresar, tú madre tenía que convencerte con alguna cosa, nunca funcionaba, pero sólo así te distraía para que te pudieran agarrar y lanzarte al avión.
-Sonreí al recordarlo- Tiene muchísimo que no vamos a una.
-Lo haremos pronto- me besó.- Emh, iré a hablar con papá, necesito ir a decirle algo de la escuela.
Asentí, él salió.
Estaba feliz, sin ningun motivo, y qué más sí ponía la canción que siempre me pone feliz, aún más feliz. A todo volumen y con la molestia de mi madre era mejor.Quité mis zapatos y quedé en tines, abrí ambas ventanas, quería que el aire entrara.
Cantaba la canción usando el control remoto como micrófono, haciendo alguna danza inexistente, la canción tomaba ritmo, y yo igual.
Dando algunos giros caí al sillón de la ventana, saqué mi cabeza tratando de mirar la parte del porche, no funcionaba.
Note un coche estacionado donde James acostumbraba estacionar el suyo cuando el garaje no abría tal vez. Pero está vez no era el coche de James, ni el de mamá, mucho menos el de Michael. Aquel espacio era propiedad de la casa, dudo que algún vecino lo allá dejado.
Bajé el volumen de la música, abrí la puerta de mi habitación para preguntarle a mi madre sí el coche se le hacia familiar, la verdad era que a mi eso no me hacia nada de confianza.
Cuando yo tenga una casa pondré cámaras por cada rincón, alambre de púas, rejas con electricidad, y perros guardianes cada cinco centímetros.
No, en realidad nunca lo había pensado así, pero mujer precavida vale por dos.Escuché a mi madre discutir en la parte de abajo, no entendía lo que decía. Tal vez con Michael. Me asomé desde el pasillo, no podía mirar bien, bajé algunas escaleras tomando los barrotes, la mire hablando con un hombre, no lo conocía, pero ella sí. Él me daba la espalda, no sabía que me encontraba ahí.
Mi madre se percató de que estaba presente, me miró indiscreta ocasionando que el hombre girara a verme.
Lo miré con el ceño ligeramente fruncido.-¿Y él es?- pregunté aún en las escaleras.
-Sube -ordenó mi madre.
-¿Quién es él? -repetí- ¿tú coche es amarillo? -me dirigí a él.
Asintió sin ningún gesto.
-¿Es ella? -le susurró a mamá.
-No tienes derecho, ahora vete.- le dijo ella.
-No entiendo -les dije - ¿Quién es?
-Nadie Valentina, sube, ahora.- insistía mi madre.
-Valentinala- me sonrió - ¿Ya no me recuerdas?
-¿Qué?
-Jorge- respondió.
Un inmenso escalofrío recorrió mi cuerpo haciéndome apretar mis puños. Lo miraba a él y a ella sin ningúna expresión en mi rostro.
Él comenzaba a venir hacia mi, subí un escalón más retrocediendo.-No sé quién eres, vete.- suspiraba hondo.
-Pero, soy...
-¡Ya la esuchaste! Vete o llamo a la policía- lo interrumpió mi madre señalando hacia la puerta.
La miró enojada y decidió irse, retrocedió sin quitar la mirada de mi y abrió la puerta, después azotandola.
Le lancé una pequeña sonrisa a mi madre, ella suspiró y caminó hacia mi.
-Todo está bien- se detuvo a un lado mio para acariciar mi hombro.
Asentí sonriendo.
Esperé a que subiera a su habitación para correr, abrí la puerta lo más rápido posible, y salí al porche mirando a Michaek con el celular en el oído, me miró y frunció el ceño. Bajé las escaleras corriendo y doble hacia donde se encontraba el carro de aquél hombre, debajo de mi ventana.Estaba por arrancar, lo impedí parandome delante del coche, él hombre me miró con una ceja arqueada y con ambas manos en el volante. Apagó el coche, me recargué sobré el cofre y él salió de su auto dejando la puerta abierta, me dedicó media sonrisa, la borró de su rastro.
-Hey.- murmuró.
-¿Eres mi padre?
Narra Michael
-Por favor papá, te lo ruego.
Hablaba con él por celular.
-No me gusta que me hables en horas de trabajo, y mucho menos que me rueges.
-Iré hasta tu oficina si no aceptas.
-Me gustaría decirte que no, es una pésima idea.
-Es la mejor, por favor papi.
-Sólo cuando te conviene Michael, no.
Miré a un hombre salir de la casa rápido, en ningún momento lo miré adentro. Tal vez sea un amigo de la madre de Valentina
-¿Estarás así papá? Por favor.
-No apoyaré algo que no me gusta.
-Te tengo un trato papá, yo investigo todo acerca del hombre que acaba de salir de la casa y tú aceptas.
-¿Qué? Cuál hombre.
-Es momento de pensar en una respuesta.
Ahora salió Valentina, en calcetines, muy típico de ella. Parecía seguir al hombre.
-Está bien, acepto.
-Mañana.
-Y cómo harán para...
-Estás hablando con Derek, por favor, que preguntas.
-Rió bajo- El hombre, ¿estaba con ella?
-No sé, estoy afuera, lo miré salir. Lo más probable es que estuviera con la mamá de Valentina
-¿Cómo es?
-Alto, castaño, ojos cafés, un poco de barba, se ve bien el tipo, treinta años o un poco más quizá.
-¿Dónde está?
-Valentina salió detrás de él, si no te importa papá, iré a ver que este bien.
-Sí hijo, ve, en una hora salgo.
-Si papá, te quiero, y gracias.
Colgué.
Guardé mi celular en el bolsillo, y fui hacia donde Valentina y aquel señor corrieron.
Había un coche amarillo, el hombre estaba en frente de ella.
-¡Respondeme!- le gritó ella- mi madre no está aquí ¡Hazlo!
Yo me encontraba detrás del hombre.
Él asintió levemente la cabeza a la pregunta que ella le había echo.
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1.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)
FanfictionEs extraño, es imposible, es enfurecedor, es anormal para algunos, y pecado para otros. Pero a ellos no les importa lo que piensen, ellos se arriesgan a que su historia sea una de las mejores que las personas puedan contar. Pase lo que pase, e...