Ésta será una historia muy linda 2/5

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-¿Hasta cuándo? -mi madre nos interrogaba cuando intentábamos convencerla que nos dejara ir, a ambos.

-El lunes por la mañana, por favor ma.- le rogué.

-A ti no te gustan ese tipo de salidas Valentina.-arqueó una ceja sospechosa.

-Irá Marcos.-le sonreí.

-Dejala que se salga a divertir unos días, siempre está encerrada en su habitación. - comentó James.

-¿Dónde será? -siguió preguntando.

-En una cabana que rentó Ruggero iremos más, no sólo nosotros.- contestó Michael

-¿Van a estar bien?- preguntó ella.

Asentimos.

-¿Van a avisarnos de todo?

-Sí, tranquilos.

-Está bien, pero si algo sale mal, se viene acá de inmediato.

-Sí, sí, sí.-me emocioné, y no sé porque. Lo que decía mamá era verdad, no era mucho de salidas.

-¿Tú nos dejas papá? -le preguntó Michael a James.

-Sé que estarán bien, así que sí.- nos sonrió desde el comedor.

Tal parecía que ya había aceptado lo nuestro, quizá no del todo.
Pero ya se hacía a la idea.
No tenía idea de a donde iríamos, ni como preparar la mochila que me llevaría, así que metí un poco de todo.
Llené una mochila de espalda y un bolso que usaba cruzado. Ser mujer no es fácil, y menos cuando sales unos días.
Tomé las llaves de mi habitación y salí cerrándola por fuera, encontré a Michael justo cuando terminaba de cerrar mi puerta.

-Vaya, creí que yo había exagerado.- Dije al mirar su mochila.

-Rugge me pidió algunas cosas, las llevo acá - me sonrió.

Le devolví la sonrisa.

Bajamos y tomé un jugo y un emparedado de la nevera, tenía hambre.

-Nos llamarán cualquier cosa ¿Okey?- preguntó mamá.

-Sí, lo haremos. Estaremos bien.- hablaba Mike tratando de tranquilizarla.

Me despedí de mi madre y James, no entendía porque lo tomaban como si fuera a irme un año a otro país, qué ridículo.

Entré yo al coche dejando mis mochilas en los asientos de atrás.
Michael aún seguía hablando con James.

Entró diez minutos después dejando también su mochila detrás.

-¿Estás lista?- preguntó bajando las ventanillas.

-Si, supongo - hice media sonrisa.

-Llegaremos en tres horas, digo, por si quieres dormir.

-Wow- abrí los ojos- trataré de no hacerlo, quiero ver a dónde me llevas.

-Lo harás- arrancó el coche.

Sabía que mi música no era del agrado de Michael , así que decidí no molestarlo y escucharla desde mi celular.
Cuanda viajaba en coche me gustaba mirar el camino, mirar los demás coches, las personas, los árboles, el cielo y todo aquello.

Reí por minutos al mirar que un perro que venía en un coche de alado, se asomaba por la ventanilla y al sacar la lengua le lanzó baba a Michael en su mejilla.
Él me pedía parar, yo no podía hacerlo.
Era gracioso imaginar la cara que él había echo en ese momento.
Cuando por fin terminé de reír a carcajadas, mis tripas comenzaron a gruñir de nuevo, era necesario comer lo que había sacado de la nevera.

1.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora