Capítulo 1: Carrera.

9K 237 1
                                    

Vamos Emma, siente la adrenalina al correr en carreras ilegales, al ganar dinero, al sentirte libre, eres única.

Has ganado como siempre a todos, eres la favorita en las carreras, todos gritan "Estrella".

Esta es una carrera importante, hoy correré contra un italiano. Vino al país para competir, al parecer él es el mejor corredor en su país, pero saben, que aquí es mi tierra, aquí soy solo yo la que gana siempre.
Quien se imaginaría que yo trabajo de día en la compañía de mi padre como su secretaria y en las noches con una empresa ilegal de corredores callejeros. Además, la paga es más alta que en el puesto que tengo de secretaria. Me encanta sentir la adrenalina en mis venas, correr a toda velocidad en mi moto, dejar a los demás detrás, siempre ser la campeona.

—Listos corredores—. Todos dimos gas a las motos.

—Uno. Dos. Tres—la tipa sonrió—Ya.

Salimos a gran velocidad, le di un poco de ventaja, ¡esto iba a ser gracioso! Al estar por llegar a la meta, acelero al máximo, esquivando a gran velocidad a todos mis contrincantes hasta estar delante de todos, obviamente dejando al italiano atrás.
Al llegar a la meta me encuentro a mi mejor amiga, ella es una de las mejores, pero todavía no logra superarme, yo sigo siendo la mejor.

—Buena carrera Estrellita —me felicitó con una gran sonrisa—. Era obvio que ibas a ganar como siempre.

—Si nadie puede conmigo, aunque todo esto ya me empieza a aburrir.

—Desde cuando no tienes acción en la cama.

—¿En serio? —le dije sería—. No es por eso.

—Para mí, si lo es —negué sonriendo. Si ella no saldría con ese tipo de cosas, simplemente no sería ella.

Llega el jefe, no el que dirige la compañía, él solo se encarga de dirigir a los corredores de este país. La compañía es muy grande, hay varios regados por todo el mundo, también hay otras compañías rivales que pierden dinero al competir contra nosotras, ¡nosotras somos dinamita pura!

—Estrella tienes otra carrera, después te doy la parte que te corresponde de dinero y te puedes ir.

—Está bien.

Arrancó y posiciono. La misma mujer rubia se posiciona al frente.

—Listos competidores—le damos gas a las motos—. Uno. Dos. Tres. Ya.

Todos empezamos a conducir a gran velocidad, quiero que esto acabe pronto, así que rápidamente me posicioné en el primer lugar acelerando al máximo, consigo ganarle a todos.

—Me sorprendes Estrella—dice el jefe.

—Gracias jefe, quiero mi paga ya.

—Hoy fuiste impresionante —dijo mirando su móvil—. Listo, ya está el depósito en tu cuenta —guardo su móvil. Verifiqué mi cuenta y estaba en lo cierto.

—Creo que ya termine aquí, así que me voy yendo, nos vemos luego.

—Dime ¿Qué te pareció el italiano?

—Lo normal, aunque debo aceptar que es buen corredor. ¿Qué hay de ti, Carlos qué piensas de él? —El jefe era mi mejor amigo y compañero de trabajo en el día.

—Lo mismo que tú, él es buen corredor. ¿Qué te parece ir por unas cervezas?

—Claro, no podría rechazar semejante propuesta—le sonrió amistosamente.

—Parece que lo invocamos —apuntando hacia adelante, yo me doy la vuelta y ahí está un hombre, como de treinta años, de ojos verdes, cabello negro y de tez blanca.

Obligada a ser tuya. En Edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora