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Arranqué la horca del perro y lo tomé en brazos. Le salía sangre de los agujeros de la horca.

     Me gustan los perros. Uno siempre sabe qué está pensando un perro.Tiene cuatro estados de ánimo. Contento, triste , enfadado y concentrado. Además, los perros son fieles y no dicen mentiras porque no hablan. 

     Llevaba 4 minutos abrazado al perro cuando oí gritos.

Levanté la mirada y vi a la señora Shears correr hacia mí desde el patio. Iba en pijama y bata. Tenía las uñas de los pies pintadas de rosa brillante y no llevaba zapatos. 

     Gritaba:

    -¿Qué coño le has hecho a mi perro?

     No me gusta que la gente me grite. Me da miedo que vengan a pegarme o tocarme y no sé qué va a pasar.

     -Suelta al perro -gritó- Joder, que sueltes al perro, por el amor de Dios.

     Dejé al perro sobre la hierba y retrocedí 2 metros.

     La mujer se agachó. Pensé que iba a recoger al perro, pero no lo hizo. Quizá advirtió cuánta sangre había y no quiso ensuciarse. En lugar de eso empezó a gritar otra vez.

     Me tapé las orejas con las manos y cerré los ojos y rodé hasta quedar encogido y con la frente pegada en la hierba. La hierba estaba mojada y fría. Era agradable.

El curioso incidente del perro a medianoche [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora