Seguí con los ojos cerrados y no miré en ningún momento el reloj. Lostrenes que entraban y salían de la estación lo hacían con ritmo, como lamúsica o un tambor. Era como contar y decir «Izquierda, derecha, izquierda,derecha, izquierda, derecha...», algo que Siobhan me enseñó a hacer paratranquilizarme. Lo decía en mi cabeza. «Tren que llega. Tren que se para.Tren que se va. Silencio. Tren que llega. Tren que se para. Tren que se va...»como si los trenes estuvieran sólo en mi cabeza. Normalmente no me imaginocosas que no están pasando, porque es una mentira y me hace tener miedo,pero era mejor que ver los trenes entrar y salir de la estación porque eso mehacía tener más miedo aún.Y no abrí los ojos y no miré mi reloj. Era como estar en una habitaciónoscura con las cortinas corridas, de manera que no podía ver nada, comocuando te despiertas por la noche y los únicos sonidos que oyes son los dedentro de tu cabeza. Eso lo mejoraba, porque era como si la estación noestuviera allí, fuera de mi cabeza, y yo estuviera en la cama, a salvo.Y entonces los silencios entre los trenes que venían y se iban sehicieron más y más largos. Oía menos personas en la estación cuando el trenno estaba allí, así que abrí los ojos y miré mi reloj y decía 20.07 y habíaestado sentado en el banco aproximadamente 5 horas, pero no me habíanparecido 5 horas, excepto porque el trasero me dolía y tenía hambre y sed.Y entonces me di cuenta de que Toby había desaparecido, porque noestaba en mi bolsillo, y yo no quería que se perdiera porque no estábamos encasa de Padre o de Madre y no había nadie para darle de comer en la estacióny se moriría y podía atropellarlo un tren.Y entonces levanté la mirada hacia el techo y vi que había una cajalarga y negra que era un letrero y que decía
y entonces la línea de abajo avanzó y desapareció y una línea distintaapareció en su lugar y el letrero decía
Y entonces cambió otra vez y decía
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El curioso incidente del perro a medianoche [Completo]
Novela Juvenil"El curioso incidente del perro a medianoche" es una novela que no se parece a ninguna otra. Elogiada con entusiasmo por autores consagrados como Oliver Sacks e Ian McEwan, ha merecido la aprobación masiva de los lectores en todos los países donde s...